Entonces los israelitas dijeron: ¡Volvamos a Dios! Aunque
él nos ha castigado mucho, también nos dará su perdón. Dos o tres días le serán
suficientes para restaurarnos por completo. ¡Volvamos a Dios! Si lo hacemos
así, él vendrá a buscarnos; vendrá como el sol de cada día, ¡como las primeras
lluvias que caen en primavera!
Pero Dios respondió: Habitantes de Israel y de Judá: ¿qué
voy a hacer con ustedes? ¿cómo debo tratarlos? Ustedes dicen que me aman, pero
su amor es como la niebla y como el rocío de la mañana: ¡muy pronto desaparece!
Por eso el mensaje que les di por medio de mis profetas, fue como un rayo
destructor que les trajo la muerte.
Ustedes me traen ofrendas, pero eso no es lo que quiero.
Lo que quiero es que me amen y que me reconozcan como su Dios. Pero ustedes se
portan como Adán: son traidores y desobedientes, pues no han cumplido con mi
pacto.
En la ciudad de Galaad sólo hay gente malvada y asesina.
En el camino que lleva al santuario de Siquem, los sacerdotes parecen ladrones:
se esconden para asaltar y matar a todos lo que pasan por allí. Por lo que he
visto, ustedes los de Israel son de lo peor: son gente infiel y desobediente.
¡Pero ustedes, los de Judá, no son muy buenos que digamos, y por eso recibirán
su castigo!
Tiempo después, haré que todo mi pueblo regrese a su
tierra.
Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el hombre
tome la decisión voluntaria de buscar a Dios, de volverse a El, que
verdaderamente se arrepienta y aleje del pecado pues sabes, lo importante es
que el hombre sea obediente y cumpla los mandatos de Dios.
Con Alta Estima,
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