El día que vuelvan, los hombres serán llamados “Pueblo de
Dios” y las mujeres serán llamadas “Compadecidas”. Dios también dijo: Para mí,
Israel fue como una esposa, pero me fue infiel y ya no tengo nada que ver con
ella. ¡Así que ustedes, israelitas, preséntenla ante los jueces! ¡Que deje de
portarse como una cualquiera! ¡Que deje de complacer a sus amantes!
Si no lo hace, la desnudaré; ¡la mostraré tal como vino
al mundo! ¡La rechazaré, y no volveré a tener hijos con ella! No tendré
compasión de sus hijos, porque esos hijos no son míos. ¡Israel se comporta como
una desvergonzada! Todo el tiempo anda diciendo: Voy a buscar a mis amantes,
pues ellos son los que me dan todo lo que me hace falta: me alimentan, me
visten, me perfuman y me divierten.
Irá en busca de sus amantes, pero no podrá alcanzarlos ni
tampoco los encontrará. Yo voy a encerrarla en una cerca de espinos, para que
no pueda salir. Allí se pondrá a pensar: Me iba mejor con mi primer mundo, así
que voy a volver con él.
¡Ella no quiere reconocer que soy yo quien la alimenta y
le da todo lo que le falta; ¡hasta oro y plata le he dado y con ellos se hizo ídolos! Por eso voy a
quitarle todo eso que le he dado, y ante sus amantes la desnudaré y la
avergonzaré. ¡De esta no se va a salvar!
Voy a ponerles fin a sus fiestas de cada semana, de cada
mes y de cada año; ¡ya no volverá a alegrarse! Ella siempre presume de las
muchas higueras y viñas que le han regalado sus amantes; pero yo las voy a
destruir y las convertiré en matorrales; ¡los animales salvajes las devorarán!
Cuando visita a sus amantes se pone joyas y les lleva
regalos, pero a mí me tiene olvidado. Por eso la voy a castigar, pues ha
adorado a dioses falsos. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.
A pesar de todo eso, llevaré a Israel al desierto, y
allí, con mucho cariño, haré que se vuelva a enamorar de mí. Le devolveré sus
viñas, y convertiré su desgracia en gran bendición. Volverá a responderme como
cuando era joven, como cuando salió de Egipto. Ya no volverá a serme infiel
adorando a otros dioses, sino que me reconocerá como su único Dios.
Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será. Cuando
llegue ese día, me comprometo a que los israelitas vivirán tranquilos y en paz.
No habrá animal que les haga daño ni pueblo que les declare la guerra.
Israel, Israel, yo volveré a casarme contigo y serás mi esposa para siempre.
Cuando tú seas mi esposa, realmente llegarás a conocerme; seré para ti un
esposo fiel, sincero y lleno de amor. ¡Yo soy el Dios de Israel, y te juro que
así será.
Israel, cuando llegue ese día, yo haré que el cielo
derrame su lluvia sobre la tierra, y que la tierra produzca trigo, vino y
aceite en abundancia, y así el valle de Jezreel prosperará. Te daré la tierra,
y será solamente para mí. Y te diré: No eres mi pueblo, pero ahora ya lo eres;
Tú, por tu parte, me dirás: ¡Y tú eres mi Dios!.
Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre
busque a Dios, lo conozca cada día más a través de su Palabra para que se
enamore y muestre su fidelidad a Dios y
lo reconozca como su Dios. Y, sabes, cuando el hombre toma la decisión
voluntaria de aceptar a Jesucristo en su vida, le sucederán tantas bendiciones,
tendrá prosperidad, habrá abundancia en su vida, que a pesar de transitar temporalmente
desiertos, a pesar de pasar pruebas difíciles lo ayudará para bien, y seguir
avanzado en su crecimiento espiritual. ¡Anímo! Dios hará que el hombre se vuelva
a El y cuando esto suceda, Dios le dará paz y vivirá tranquilo y entonces, el
hombre llegará a conocer a Dios.
Con Alta Estima,
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