Yo, Santiago, estoy
al servicio de Dios y del Señor Jesucristo, y les envío un saludo a los
cristianos que viven en todo el mundo.
Hermanos en Cristo,
ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de
dificultades. Así, cuando su confianza
en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las
dificultades. Por lo tanto, deben resistir la prueba hasta el final, para que
sean mejores y puedan obedecer lo que se les ordene.
Si alguno de ustedes
no tiene sabiduría, pídasela a Dios. El se la da a todos en abundancia, sin
echarles nada en cara. Eso sí, debe pedirla con la seguridad de que Dios se la
dará. Porque los que dudan son como las
olas del mar, que el viento lleva de un lado a otro. La gente que no es
confiable ni capaz de tomar buenas decisiones no recibirá nada del Señor.
Si alguno de ustedes
es pobre, debe sentirse orgulloso de lo mucho que vale ante Dios. Si alguno es
rico, debe sentirse feliz cuando Dios lo humille, pues las riquezas duran muy
poco; son como las flores del campo. Cuando hace mucho calor, las plantas se
secan; entonces las flores se marchitan y pierden su belleza. Lo mismo pasa con
el rico, ni él ni sus riquezas durarán.
Al que soporta las
dificultades, Dios lo bendice y, cuando las supera, le da el premio y el honor
más grande que puede recibir: la vida eterna, que ha prometido a quienes lo
aman.
Cuando ustedes sean
tentados a hacer lo malo, no le echen la culpa a Dios, porque él no puede ser
tentado, ni tienta a nadie a hacer lo malo. Al contrario, cuando somos
tentados, son nuestros propios deseos los que nos arrastran y dominan. Los
malos deseos nos llevan a pecar, y cuando vivimos sólo para hacer lo malo, lo
único que nos espera es la muerte eterna.
Mis queridos,
hermanos, no sean tontos ni se engañen a ustedes mismos. Dios nunca cambia. Fue
Dios quien creó todas las estrellas del cielo, y es quien nos da todo lo bueno
y todo lo perfecto. Además, quiso que fuéramos sus hijos. Por eso, por medio de
la buena noticia de salvación nos dio una vida nueva.
Mis queridos
hermanos, pongan atención a esto que les voy a decir: todos deben estar siempre
dispuestos a enojarse y hablar mucho. Porque la gente violenta no puede hacer lo
que Dios quiere. Por eso, dejen de hacer lo malo, pues ya hay mucha maldad en
el mundo. Hacer lo malo es como andar vestido con ropa sucia. Más bien, reciban
con humildad el mensaje que Dios les ha dado. Ese mensaje tiene poder para
salvarlos.
¡Obedezcan el mensaje
de Dios! Si lo escuchan, pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les
pasará lo mismo que a quienes mira en un espejo: tan pronto como se va, se
olvida de cómo era. Por el contrario, si ustedes ponen toda su atención en la
Palabra de Dios, y la obedecen siempre, serán felices en todo lo que hagan.
Porque la Palabra de Dios es perfecta y los libera del pecado.
Si alguien se cree
muy santo y no cuida sus palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve
tanta religiosidad. Creer en Dios el Padre es agradarlo y hacer el bien, ayudar
a las viudas y a los huérfanos cuando sufren, y no dejarse vencer por la maldad
del mundo.
Aquí puedes darte
cuenta que el hombre debe confiar en Dios, vivir apegado a su Palabra y pueda
superar las dificultades pues la sabiduría viene de Dios y con esta seguridad,
entonces Dios le da al hombre la fuerza
para resistir y vencer y entonces el hombre puede obedecer todo lo que Dios le
ordene y Dios le bendecirá.
No obstante, el hombre
debe ser confiable, tomar buenas decisiones pues el hombre debe evitar ser
tentado y no dejarse llevar por los malos deseos que le dominan.
Así que, lo
importante es que el hombre sea consciente de que Dios nunca cambia pues Dios
no puede ser tentado pues El nos da todo lo bueno y todo lo perfecto y nos
acepta como sus hijos.
Así pues, es
apremiante que el hombre cambie, que reciba con humildad el mensaje de Dios y
que deje de hacer lo malo, que deje de andar vestido con harapos, cuide sus
palabras sobre todo si se cree que es santo porque si no se engaña a sí mismo
pues cae en religiosidad. Por el contrario, el hombre debe estar atento y
agradar a Dios, obedecerlo en todo para que le vaya bien.
Con Alta Estima,
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