Hermanos míos, ustedes han confiado en nuestro poderoso
Señor Jesucristo, así que no deben tratar a unas personas mejor que a otras.
Imagínense que un rico, vestido con ropa muy fina y con un anillo de oro, entra
en donde ustedes de reúnen, y que al mismo tiempo entra un pobre, vestido con
ropa muy gastada. Si ustedes atienden mejor al rico y le dicen: Ven, siéntate
en el mejor lugar, pero al pobre le dicen: Quédate allí de pie, o Siéntate en
el suelo, serán como los malos jueces, que favorecen a unos más que a otros.
Escúchenme bien, hermanos queridos: Dios eligió a la gente
pobre de este mundo para que la confianza en Dios sea su verdadera riqueza, y
para que reciban el reino que él ha prometido a los que lo aman. ¿Cómo se
atreven ustedes a maltratar y despreciar a los pobres? ¿Acaso no son los ricos
quienes los maltratan a ustedes y los meten en la cárcel? ¿Acaso no son los
ricos los que insultan a nuestro Señor?
Si ustedes obedecen el mandamiento más importante que Dios
nos ha dado, harán muy bien. Ese mandamiento dice: Recuerden que cada uno debe
amar a su prójimo como se ama a sí mismo. Pero si ustedes les dan más
importancia a unas personas, y las tratan mejor que a otras, están pecando y
desobedeciendo la ley de Dios.
Si ustedes obedecen todas las leyes, menos una de ellas, es
lo mismo que si desobedecieran todas. Porque el mismo Dios que dijo: No sean
infieles en su matrimonio, también dijo: No maten. Por eso, si tú eres fiel en
el matrimonio, pero matas, eres culpable de haber desobedecido la ley de Dios.
En el día del juicio, Dios nos juzgará de acuerdo con la ley
que nos libera del pecado. Por eso, debemos tener mucho cuidado en todo lo que
hacemos y decimos. Porque Dios no tendrá compasión de quienes no se
compadecieron de otros. Pero los que tuvieron compasión de otros, saldrán bien
del juicio.
Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes
digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no
se van a salvar¡
Si alguien no tiene ropa ni comida, y tú no le das lo que
necesita para abrigarse y comer bien, de nada le sirve que tú le digas “Que te
vaya bien, abrígate y come hasta que te llenes”. Lo mismo pasa con la fidelidad
de Dios: de nada me sirve decir que le somos fieles, si no hacemos nada que lo demuestre.
Esa clase de fidelidad está muerta.
A los que dicen que son fieles a Dios, pero no hacen lo
bueno, yo les podría decir: Tú dice que eres fiel a Dios, y yo hago lo que es
bueno. Demuéstrame que es posible ser fiel a Dios sin tener que hacer lo bueno,
y yo te demostraré que soy fiel a Dios por medio del bien que hago. Tú crees
que existe un solo Dios. ¡Muy bien! Pero hasta los demonios creen en él y
tiemblan de miedo. No seas tonto. Debes aceptar que de nada te sirve decir que
eres fiel a Dios y confiar en él, si no haces lo bueno. Nuestro antepasado
Abraham agradó a Dios cuando puso a su Isaac sobre el altar, para sacrificarlo.
Y Dios lo aceptó por eso. La confianza que Abraham tuvo en Dios se demostró con
todo lo que hizo, y por medio de todo lo que hizo su confianza llegó a ser
perfecta.
Así se cumplió lo que dice en la Biblia: Abraham confió en
la promesa de Dios, y por eso Dios lo aceptó. Fue así como Abraham se hizo
amigo de Dios.
Como puedes ver, Dios nos acepta por lo que hacemos, y no
sólo por lo que creemos.
Así le sucedió a Rahab, la prostituta, Dios la aceptó por
haber recibido y escondido a los espías en su casa, y por ayudarlos también a
escapar por otro camino.
Así como un cuerpo sin alma está muerto, también la
confianza en Dios está muerta si no va acompañada de buenas acciones.
Aquí puedes darte cuenta que lo fundamental es que el hombre
confíe en Dios y que demuestre que es fiel a Dios, haciendo buenas acciones,
entre otras, tratando por igual a ricos y pobres, obedeciendo los mandatos de
Dios, que ayude a los de menos recursos.
Por lo que es imprescindible que el hombre entienda que debe
obedecer todas las enseñanzas pues si desobedece una de ellas, es como si
desobedeciera todas.
Así pues, lo esencial para que el hombre sea útil a Dios, es
que el hombre haga lo bueno, es decir, que tenga cuidado en lo que haga y lo
que diga, que sienta compasión por otros, en esto el hombre muestra su
fidelidad a Dios.
Con Alta Estima,
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