Hermanos en Cristo, no debemos de ser todos maestros, pues
bien sabemos que Dios juzgará a los maestros más estrictamente que a los demás.
Todos cometemos muchas faltas, ¿Quién, entonces es una persona madura? Sólo
quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo.
Al caballo podemos dominarlo, y hacer que nos obedezca, si
le ponemos un freno en la boca. Algo parecido pasa con los barcos., Por grande
que sea un barco, y por fuertes que sean los vientos que lo empujan, el
navegante puede controlarlo con un timón muy pequeño. Y lo mismo pasa con
nuestra lengua. Es una de las partes más pequeñas nuestro cuerpo, pero es capaz
de hacer grandes cosas. ¡Es una llama pequeña que puede incendiar todo un
bosque!
Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el
fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder
toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.
Podemos dominar toda clase de animales salvajes, de aves,
serpientes y animales del mar, pero no hemos podido controlar nuestra lengua ni
evitar decir palabras que dañen. La lengua parece una animal salvaje, que nadie
puede dominar y que está lleno de veneno mortal.
Con nuestra lengua podemos bendecir o maldecir. Con ella
alabamos a nuestro Dios y Padre, y también insultamos a nuestros semejantes,
que Dios hizo parecidos a él mismo. Hermanos, ¡Esto no debe ser así!
De un mismo pozo no puede salir agua dulce y agua amarga o
salada. Tampoco de higos un árbol de aceitunas, ni de uvas un árbol de higos.
Si algún de ustedes es sabio y entendido, demuéstrelo
haciendo el bien y portándose con humildad. Pero si ustedes lo hacen todo por
envidia o por celos, vivirán tristes y amargados; no tendrán nada de qué
sentirse orgulloso, y faltarán a la verdad. Porque esa sabiduría no viene de
Dios, sino que es de este mundo y del demonio, y produce celos, peleas,
problemas y todo tipo de maldad.
En cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no
hacen lo malo; al contrario, buscan la paz, son obedientes y amables con los
demás, se compadecen de los que sufren, y siempre hacen lo bueno, tratan a
todos de la misma manera, y son verdaderos cristianos.
A los que buscan la paz entre las personas, Dios les
premiará dándoles paz y justicia.
Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el hombre
madure, que demuestre que gobierna sus emociones y sobre todo que sea capaz de
dominarse a sí mismo, que domine su lengua pues puede echar a perder su vida ya que tiene mucho poder para hacer lo malo pero el hombre que tiene la
sabiduría de Dios, evita decir palabras que dañe e insulte a otros.
Por tanto, el hombre debe dominar su lengua, cuidar lo que
dice y bendecir a otros pues lo esencial es que el hombre que cree en Dios, lo
alaba y demuestra con su conducta humildad.
Así pues, es necesario que el hombre obedezca a Dios y
busque la paz y siempre haga lo bueno.
Con Alta Estima
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