¿Saben por qué hay guerras y pleitos entre ustedes? ¡Pues
porque no saben dominar su egoísmo y su maldad! Son tan envidiosos que
quisieran tenerlo todo, y cuando no lo pueden conseguir, son capaces hasta de pelear,
matar y promover la guerra. ¡Pero ni así puedes conseguir lo que quieren!
Ustedes no tienen, porque no se lo piden a Dios. Y cuando
piden, lo hacen mal, porque lo único que quieren es satisfacer sus malos
deseos. Ustedes no aman a Dios, ni lo obedecen. ¿Pero acaso no saben qué
hacerse amigo del mundo es volverse enemigo de Dios? ¡Pues así es! Si ustedes
aman lo malo del mundo, se vuelven enemigos de Dios, ¿Acaso no creen que, como
dice la Biblia, Dios nos ama mucho? En realidad, Dios nos trata con mucho más
amor, como dice la Biblia: Dios se opone a los orgullosos, pero brinda su ayuda
a los humildes.
Por eso, obedezcan a Dios. Háganle frente al diablo, y él
huirá de ustedes. Háganse amigos de Dios, y él se hará amigo de ustedes.
¡Pecadores, dejen de hacer el mal! Los que quieren amar a
Dios, pero también quieren pecar, deben tomar
una decisión: o Dios, o el mundo de pecado. Pónganse tristes y lloren de dolor.
Dejen de reír y pónganse a llorar, para que Dios vea su arrepentimiento. Sean
humildes delante del Señor, y él los premiará.
Hermanos, no hablen mal de los demás. El que habla mal del
otro, o lo critica, es como si estuvieran criticando a la ley de Dios, o
hablando mal de ella. Lo que ustedes deben hacer es obedecer la ley de Dios, no
criticarla. Dios es el único juez. El nos dio la ley, y es el único que puede
decir si somos inocentes o culpables. Por eso no tenemos derechos de criticar a
los demás.
Escúchenme, ustedes los que dicen: Hoy o mañana iremos a la
ciudad; allí nos quedaremos todo un año, y haremos esto o aquello. Sin embargo,
a ustedes les gusta hablar con orgullo, como si fueran dueños del futuro, y eso
es muy malo. Si ustedes saben hacer lo bueno y no lo hacen, ya están pecando.
Aquí puedes darte cuenta que el hombre que no conoce a Dios
siente vacío, siente carencias y piensa que necesita tener todo para sentirse
satisfecho, pero sabes, lo que el hombre no ha entendido que sólo aceptando al
Señor Jesús en su corazón, y arrepintiéndose de sus pecados el hombre recibe al
Espíritu Santo en su ser interior y entonces fortalecido puede seguir en el
camino correcto.
Por tanto, lo esencial es que el hombre tome la decisión
voluntaria de aceptar a Jesús en su vida, dejar que El llene ese vacío
existencial, y por ende, todas las demás cosas le serán añadidas.
No obstante, lo necesario es que el hombre muera a su “yo”,
a su egoísmo, envidia, celos, críticas a los demás, es conveniente que el
hombre obedezca sus mandatos y con Jesús en su vida el hombre lo tiene todo
pues El brinda ayuda a los humildes de corazón.
Por tanto, el tiempo apremia, y el hombre debe decidirse
ahora y escoger a Dios y seguir en el camino del bien y entonces Dios lo considera
al hombre su amigo pues ha sido firme en sus convicciones y debe desechar los afanes del mundo que sólo lo llevan a la autodestrucción.
Así pues, el hombre que vive apegado a la Palabra de Dios,
está nutrido espiritualmente, no critica a los demás pues entiende que sólo
Dios es el único juez, por eso el hombre obediente solo hace lo bueno.
Con Alta Estima,
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