jueves, 9 de julio de 2015

Nosotros somos seres de carne y hueso, por eso Jesús se hizo igual a nosotros.


Por eso debemos poner más interés en el mensaje de salvación que hemos oído, para no apartarnos del camino que Dios nos señala.  Si el mensaje que anunciaron los ángeles resultó ser verdad, y quienes  no lo obedecieron recibieron el castigo que merecían, con más razón seremos castigados nosotros si no reconocemos el gran valor de la salvación que él nos ofrece. Porque el Señor Jesús mismo fue el primero en comunicar el mensaje de salvación, y después los que oyeron ese mensaje nos demostraron que era verdad. Dios también nos lo demostró por medio de muchas señales y de acciones maravillosas, y también con milagros. Además, cuando lo hizo, les dio el Espíritu Santo a quienes él se lo quiso dar.

Dios no ha puesto a los ángeles como jefes del mundo en que vamos a vivir en el futuro. En ese mundo el jefe será otro. Pues la Biblia dice:
Dios, ¿qué somos los mortales para que pienses en nosotros y nos tomes en cuenta? ¡Nos creaste casi iguales a los ángeles! Nos trataste como a reyes; nos diste plena autoridad sobre todo lo que hiciste; nos diste dominio sobre toda tu creación.

Y si Dios le dio dominio sobre toda la creación, eso quiere decir que nada de lo creado quería fuera de su gobierno. Claro, todavía no vemos que él gobierne sobre todas las cosas. Pero Dios nos ama y envió a Jesús a morir para salvarnos. Por eso, aunque Dios permitió que, por algún tiempo, Jesús fuera menos importante que los ángeles, ahora Jesús ha recibido gloria y honor.
Dios hizo todas las cosas para él mismo, y quiere que su gloria la compartan todos los que lo aman y obedecen. Para eso, Dios tenía que hacer perfecto a Jesucristo y dejarlo morir, pues Jesucristo es el Salvador de ellos. Todos los que aman y obedecen a Dios son sus hijos, y Dios es padre de todos ellos. Y como Jesús también es Hijo de Dios, no se avergüenza de tratarlos como hermanos, pues él le dijo a Dios:

Cuando mi pueblo se junte para adorarte en el templo, yo les hablaré de ti, y te cantaré alabanzas.
También dice: Confiaré en Dios.
Y añade: Aquí estoy, con los hijos que Dios me ha dado.

Nosotros somos seres de carne y hueso. Por eso Jesús se hizo igual a nosotros. Sólo así podía morir para vencer al diablo, que tenía poder para matar a hombres y mujeres. Con su muerte, Jesús dio libertad a los que se pasaban la vida con miedo a la muerte. Queda claro que Jesús no vino para ayudar a los ángeles, sino a todos los descendientes de Abraham. Para poder ayudarlos, tenía que hacerse igual a ellos. Por eso Jesús es un jefe de sacerdotes en quien se puede confiar, pues está lleno de amor para servir a Dios. Además, por medio de su muerte, Jesús logró que Dios nos perdonara nuestros pecados. Y como Jesús mismo sufrió, y el diablo le puso trampas para hacerlo pecar, ahora, cuando el diablo nos pone trampas, Jesús puede ayudarnos a todos.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe estar atento al mensaje de Dios, y no apartarse del camino que Dios señala sino más bien que el hombre lo obedezca, pues es la verdad y Dios ha demostrado con señales y con acciones maravillosas y  dio el Espíritu Santo a quienes El lo quiso dar.

No obstante, Dios le dio al hombre dominio sobre todo lo creado y su amor tan grande. que envió a su Hijo Jesús a morir para redimirnos y con esto lo hizo perfecto y por tanto, Jesús es superior a los ángeles, y  ahora El recibe la gloria y honor.

Ahora bien, lo más importante es que el hombre confíe en Jesús, quien se hizo hombre para ser como nosotros y como  jefe de sacerdotes, nos ama y nos dio libertad pues El vence las trampas del enemigo y al hombre que cree en El, puede ayudarlo a vencerlas.


Con Alta Estima,

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