Dios me dijo Jeremías, ve y diles de mi parte a todos los
habitantes de Jerusalén: Yo recuerdo, pueblo de Israel, que en tus primeros
años me amabas sólo a mí. Parecías una novia enamorada y me seguiste por el
desierto, por tierras donde nada crece. Tú eras sólo mía; ¡fuiste mi primer
amor! Si alguien te hacía algún daño, sufría las consecuencias. Te juro que así
fue.
Escúchenme, israelitas: Yo no
traté mal a sus antepasados, sin embargo, ellos se alejaron de mí. Adoraron a
ídolos inútiles, y ellos mismos se volvieron inútiles. Jamás preguntaron por
mí, a pesar de que fui yo quien los liberó de Egipto, quien los llevó por el
desierto, por un terreno seco y peligroso, donde nadie pasa y donde nadie vive.
Fui yo quien los trajo a esta buena tierra, donde hay comida en abundancia.
Pero llegaron ustedes y todo lo ensuciaron; ¡convirtieron mi tierra en un lugar
asqueroso!
Los sacerdotes nunca preguntaron por mí, los maestros de
Biblia jamás me conocieron, los dirigentes pecaron contra mí, y los profetas no
hablaron en mi nombre. Todos ellos siguieron a otros dioses que no sirven para
nada, y en nombre de ellos hablaron.
Por eso, a ustedes, a sus hijos y a sus nietos, los voy a
llevar antes los jueces. Les juro que así lo haré. Envíen mensajeros al
desierto de Arabia, o a las islas del Mediterráneo, para que se fijen y
averigüen si alguna vez pasó algo parecido. Jamás he conocido a una nación que
haya abandonado a sus dioses, aun cuando sus dioses sean falsos. Pero ustedes
me cambiaron a mí, que soy el dios verdadero y glorioso, por dioses que no
sirven para nada. El universo entero se sorprende y tiembla de espanto. Les
juro que esto es así.
Ustedes, pueblo mío cometieron dos pecados: me abandonaron a
mí, que soy para ustedes una fuente de agua que les da vida, y se hicieron sus
propios estanques, que no retienen el agua. Yo era su guía, pero ustedes me
rechazaron.
Israelitas, ¿qué ganan ahora con confiar en el poder de
Egipto y en el poder de Asiria? Ustedes son libres; ¡no nacieron siendo
esclavos! ¿Por qué ahora los tratan así? ¡Los soldados de Menfis u Tafnes han
acabado con sus gobernantes! ¡Lanzan rugidos, como leones, y destruyen el país!
¡Han quemado las ciudades, y ya nadie vive en ellas!
Sus propias rebeliones y maldades demuestran que ustedes son
culpables. Pónganse a pensar, y reconozcan lo malo y triste que es abandonarme
y no obedecerme. Les juro que esto es así.
Hace ya mucho tiempo que ustedes me abandonaron; rompieron
los lazos que nos unían, y se negaron a adorarme. Me traicionaron, pues en lo
alto de las colinas y bajo todo árbol frondoso, se entregaron a otros dioses.
Tan grande es la mancha de su pecado que ni el mejor jabón del mundo podrá
quitarles esa mancha.
Yo los he cuidado como se cuida al mejor viñedo. Sus
antepasados me obedecieron, pero ustedes son tan rebeldes, que son como un
viñedo que sólo produce uvas podridas. Les aseguro que esto es así. ¿Cómo se
atreven a decir que no han pecado ni han adorado a dioses falsos? ¡Miren cómo
se portaron en el valle de Ben.hinom! ¡Admitan todo lo que han hecho! Son como
una burra en celo cuando anda en busca del macho: se pone a olfatear el viento,
y en cuanto corre el monte nadie la puede frenar. Si el macho la busca,
fácilmente la encuentra.
Ustedes están empeñados en seguir adorando a dioses
extraños, pero su terquedad los hará sufrir. Por eso andan descalzos y
muriéndose de sed. Ustedes y sus autoridades quedarán avergonzados, como el
ladrón cuando es sorprendido.
Ustedes, israelitas, llaman “padre” a un pedazo de madera;
¡llaman “madre” a una piedra! Me dan la espalda y no me miran a la cara, pero
en cuanto están en peligro gritan pidiéndome ayuda. ¿Y dónde están esos dioses
que ustedes mismos se fabricaron? ¡Que vengan ellos a salvarlos cuando se
encuentren en peligro! ¡Al fin y al cabo, ustedes tienen más dioses que
ciudades! ¡Por qué me acusan, si todos ustedes me rechazan! Les juro que es
así.
No tiene caso castigar a sus hijos, pues no aceptan mis
correcciones. ¡Todos ustedes, como leones feroces, mataron a mis profetas! Pero
escúchenme bien todos los que están presentes: ¡yo no he sido cruel con ustedes
como el ardiente desierto, ni como la terrible oscuridad de una cueva!
¿Entonces, por qué me dicen que van a hacer lo que quieran, y que no volverán a
adorarme? No hay novia que se olvide de su vestido ni de sus joyas, ¡Pero
ustedes, que son mi pueblo, hace mucho que se olvidaron de mí!
Y tú, Judá, eres muy hábil para conseguirte amantes. ¡De ti
aprenden hasta las prostitutas! Tus vestidos están manchados con la sangre de
pobres e inocentes. Y a pesar de que nunca los viste cometer ningún delito,
todavía se atreven a decir que no has pecado, y que yo no estoy enojado
contigo. ¡Pues voy a llevarte ante los jueces por insistir en que eres inocente!
Tú cambias de opinión con mucha facilidad; pero Egipto te abandonará como antes
te abandonó Asiria. Yo mismo he rechazado
a esos que llamas tus amigos. Así que volverás de Egipto derrotada y llena de
vergüenza, ¡y de nada te servirá su ayuda!
Sabes es, importante
que el ser humano busque a Dios, que se apegue a su Palabra, que sea su alimento diario, para que nunca tenga
hambre ni sed, pues sólo Dios puede dar al hombre libertad, sólo El quita las
ataduras, sólo El puede liberar al ser humano de la esclavitud del pecado, pero es esencial
el arrepentimiento verdadero.
Por lo tanto, es necesario que el hombre reflexione, que
piense y corrija su conducta, que reconozca y acepte A Dios como su Señor pues Dios
es misericordioso y espera que el hombre se vuelva a El.
Con Alta Estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario