lunes, 3 de marzo de 2014

¡Mira que somos tu pueblo!...


El pueblo de Israel continuó su oración: ¡Dios nuestro, cómo quisiéramos que abrieras el cielo y bajaras, haciendo temblar las montañas con tu presencia! Así tus enemigos te reconocerán como el único Dios. ¡Cómo quisiéramos que bajaras como el fuego que hace hervir el agua y quema la paja! Así las naciones temblarían ante ti. Tus terribles hechos nos dejaron sorprendido; por eso hasta las montañas temblaron ante ti.

Jamás se ha escuchado ni se ha visto que otro dios haya hecho grandes milagros a favor de los que en él confían. A ti te agradan los que hacen el bien con alegría y se acuerdan de obedecerte. Tú estás enojado porque desde hace tiempo hemos pecado y te hemos ofendido.

Aun nuestras mejores obras son como un trapo sucio; hemos caído como hojas secas, y nuestros pecados nos arrastran como el viento. No hay nadie que te adore ni haga nada para apoyarse en ti. Somos unos malvados; por eso te has escondido y nos has abandonado.

Dios, tú eres nuestro padre; nosotros somos el barro y tú eres el alfarero: ¡tú eres nuestro creador! Dios, no te enojes demasiado ni te acuerdes todo el tiempo de nuestros pecados: ¡mira que somos tu pueblo! Las ciudades de tu pueblo elegido son ahora un desierto; Jerusalén está en ruinas, completamente destruida.

Nuestro grandioso santuario, donde nuestros padres te alababan, ha sido destruido por el fuego. ¡Todo lo que tanto queríamos ha quedado en ruinas! Y ahora, Dios nuestro, no te quedes sin hacer nada; no te quedes callado ni nos humilles más.

Así pues, lo importante es que el hombre esté preparado para la venida del Señor, por lo que es vital que el ser humano aprenda a tener comunicación con Dios a través de la oración, que sea un tiempo constante, diariamente dedicado a pedir al Padre Celestial sabiduría pues el hombre que pone su confianza en Dios endereza sus caminos, aprende a obedecer su ley. No obstante, Dios es el alfarero , el Creador y el ser humano es el barro, y sólo asidos de la mano de Dios, el hombre puede ser moldeado, sólo Dios puede limpiar su corazón y sólo El ilumina su mente para que se aleje de la maldad.


Con Alta Estima,

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