domingo, 2 de marzo de 2014

Genealogía V



Aunque Rubén fue el hijo mayor de Jacob, no es el primero que se menciona en estas listas, pues perdió sus derechos como primer hijo por haber tenido relaciones sexuales con una de las esposas de su padre. Los derechos de Rubén le fueron  dados a su hermano José, y los descendientes de José mantuvieron esos derechos, aun cuando la tribu de su hermano Judá llegó a ser la más poderosa de todas, y de ella surgió un gran gobernante. Rubén tuvo cuatro hijos: Hanoc, Falú, Serón, Carmí.

Estos fueron los descendientes de Joel: Semaías, Gog, Simí, Miacaías, Reaías, Baal, Beerá. Beerá fue jefe de los descendientes de Rubén, pero Tiglat-piléser, rey de Asiria, se lo llevó prisionero. En la lista de los descendientes de Beerá están registrados los siguientes grupos familiares: Grupo de Jeiel, Grupo de Zacarías, Grupo de Bela.

El grupo de Jeiel fue el principal, y Bela fue hijo de Azaz, nieto de Sema y bisnieto de Joel. Bela vivía en Aroer, pero como sus ganados se multiplicaban mucho y ya no cabían en la tierra de Galaad, extendió su territorio hasta Nebo y Baal-megón. También se estableció hacia el oriente, desde el río Eufrates hasta donde empieza el desierto.

Cuando Saúl era rey, los descendientes de Rubén lucharon contra los agarenos y los derrotaron. Luego se quedaron a vivir en las casas que los agarenos tenían en toda la parte oriental de la región de Galaad.

En los días en que Jotam era rey de Judá y Jeroboam era rey de Israel, se hizo la siguiente lista de los descendientes de Gad, de acuerdo a su orden de importancia: Joel, Safán, Jaanal, Safat. Sus parientes más cercanos fueron las familias de los siete hijos de Abihail hijo de Hurí: Micael, Mesulam, Sebá, Joral, Jacán, Zía, Eber. Esta es la lista de los antepasados de esas familias: Abijail, Hurí, Jaróah, Galaad, Micael, Jesisai, Jahdó, Buz, Aguí, Abdiel, Guní.

Aguí fue el jefe de todos estos, quienes vivieron en los siguientes lugares, frente al territorio de los descendientes de Rubén: la región de Galaad y los pueblos de Basán, hasta Salcá y hasta donde terminan los campos de pastoreo de Saón. Las tribus de Rubén y Gad, y la media tribu de Manasés, tenían un total de cuarenta y cuatro mil setecientos sesenta hombres capaces de ir a la guerra. Eran valientes y estaban bien entrenados para usar el escudo, la espada y el arco. También eran hombres que confiaban en la ayuda de Dios. Por ejemplo, cuando pelearon contra los agarenos y contra Jetur, Nafías y Nodab, le pidieron ayuda a Dios, y él les dio la victoria. Así fue como mataron a muchos de los agarenos y de sus aliados; se llevaron cien mil prisioneros; se apropiaron de cincuenta mil camellos, doscientas cincuenta mil ovejas y dos mil burros, además, se quedaron a vivir en la tierra de sus enemigos hasta que ellos mismos fueron llevados prisioneros a otras tierras.

Los descendientes de la media tribu de Manasés fueron: Efer, Isí, Eliel, Azriel, Jeremías, Hodavías, Jahdiel. Todos estos fueron jefes de sus grupos familiares; eran soldados valiente y muy famosos. Sus familias eran tan numerosas que vivían en la región que se extiende desde Basán hasta Baal-hermón, Senir y el monte Hermón. Sin embargo,  abandonaron al Dios de Israel  por adorar a los dioses de los pueblos que Dios había destruido. Por eso el Dios de Israel envió a Tiglat-piléser, rey de Asiria, para que se llevara prisioneros a los de la tribu de Rubén y Gad, y a la media tribu de Manasés. Esa es la razón por la que ellos continuaron viviendo en Halah, Habor, Hara y el río Gozán hasta el momento en que esto se escribió.

Sabes, cuando el hombre transgrede la ley de Dios se aleja de El y pierde la cobertura de Dios, en este caso, sus bendiciones, según la genealogía pasan a otros de sus familiares, como en el caso de José, sus hijos heredan los derechos de primogenitura que le correspondían a Rubén, quien cometió pecado. Así  el ser humano puede darse cuenta que es prioridad obedecer los mandamientos de Dios para que le vaya bien.


Con Alta Estima,

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