Sabes, el hombre planea pues Dios le dio el entendimiento,
la inteligencia para tomar decisiones
necesarias pensando son las correctas
para gobernar su vida pero realmente la
última decisión la determina Dios quien todo lo sabe, conoce tus pensamientos y
lo que guardas en tu corazón y determina lo que el ser humano necesita, sólo él
dice si a los planes que serán de crecimiento y avance en tu vida.
Asimismo, el hombre debe dejar a un lado el orgullo, ser
humilde, amar de corazón al Creador de todas las maravillas y no estar
preocupado por satisfacer sólo las necesidades materiales, ser humilde y
respetuoso con los demás para demostrarle a Dios que aplicas sus principios en
tu vida, porque sobre toda decisión será según la voluntad de Dios.
El hombre propone y
Dios dispone. Todo el mundo cree hacer lo mejor, pero Dios juzga las
intenciones. Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán
realidad. Todo lo que Dios hace tiene un propósito; ¡hasta creó al malvado para
el día del castigo! Dios no soporta a los orgullosos, y una cosa es segura; no
los dejará sin castigo. El pecado se perdona cuando se ama de verdad; uno se
aleja del mal cuando obedece a Dios. Cuando Dios está contento con nuestro
comportamiento, hasta con nuestro comportamiento hasta con nuestros enemigos
nos hace vivir en paz. Más vale ser pobre pero honrado, que ser rico pero
tramposo. El hombre planea su futuro, pero Dios le marca el rumbo. No hay rey
que cometa errores, si deja que Dios lo aconseje. Dios quiere que seas honrado
en todos tus negocios. Ningún rey soporta a los malvados todo buen reinado
depende de que se practique la justicia. Los reyes aprecian a la gente que les
habla con la verdad.
El enojo del rey es amenaza de muerte; el que es sabio
procura calmarlo. La sonrisa del rey es promesa de vida; contar con su apoyo es
recibir un premio inesperado. La sabiduría y el entendimiento valen más que el
oro y la plata. La gente honrada se aparta del mal, y así protege su vida. El
orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa. Vale más compartir la pobreza
de los humildes que las riquezas de los orgullosos.
El buen administrador prospera; ¡Dios bendice a quienes en
él confían! Al que piensa bien las cosas se le llama inteligente; quien habla
con dulzura convence mejor. El que piensa antes de actuar vivirá por mucho
años, pero es una tontería corregir a los tontos. Quien piensa bien las cosas
se fija en lo que dice convence mejor. Las palabras amables son como la miel:
endulzan la vida y sanan el cuerpo. Hay quienes piensan que está bien todo lo
que hacen, pero al fin de cuentas acaban en la tumba. Mientras más hambre se
tiene, más duro se trabaja.
El malvado es un horno lleno de maldad; sus palabras queman
como el fuego. El que es malvado y chismoso provoca peleas y causa divisiones.
El violento engaña a su amigo, y los lleva por camino de maldad. Quien te hace
señas con los ojos y te sonríe sin razón, algo malo trama contra ti, o algo
malo ha cometido. Llegar a viejo es una honra; las canas son la corona que se
gana por ser honrado. Vale más ser paciente que valiente; vale más dominarse
uno mismo que dominar a los demás. El hombre propone y Dios dispone.
No obstante, el ser
humano debe poner sus proyectos en las manos de Dios, que cuando planee su
camino a seguir su objetivo primordial sea reflexionar si lo que quiere lograr
será para glorificar a Dios y esperar a que El dirija su camino y pueda
apartarse del mal.
Con Alta Estima,
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