Así pues es importante instruir al
ser humano en el temor del Señor que es el principio de la sabiduría y pueda hacer
el bien comportándose de forma adecuada
con los demás.
Con
estas palabras el rey Lemuel fue educado por su madre. Querido hijo mío,
que naciste como respuesta de mis oraciones a Dios, ¿qué consejos podría darte?
¡No te vuelvas loco por las mujeres, pues han llevado a la ruina a muchos
reyes.
Querido Lemuel, no conviene que los
reyes tomen bebidas alcohólicas, ni que se emborrachen. Porque en cuanto se
emborrachan se olvidan de la ley y no protegen a los pobres. El alcohol es para
los que viven amargados y ya no tienen esperanza. ¡Déjalos que se emborrachen y
se olviden de su miseria!¡Que no se acuerden de lo mucho que sufren! Habla a
favor de las viudas; defiende los derechos de los huérfanos. Habla a favor de
ellos; ¡Hazles justifica! ¡Defiende a los pobres y humildes!
¡Qué difícil es hallar una esposa
extraordinaria! ¡Hallarla es como encontrarse una joya muy valiosa! Quien se
casa con ella puede darle toda su confianza; dinero nunca le faltará. A ella
todo le sale bien; nunca nada le sale mal. Sale a comprar lana y lino, y con
sus propias manos trabaja con alegría. Se parece a los barcos mercantes; de muy
lejos trae su comida. Se levanta muy temprano, y da de comer a sus hijos y
asigna tareas a sus sirvientas. Calcula el precio de un campo; con sus
ganancias lo compra, planta un viñedo, y en él trabaja de sol a sol. Ella misma
se asegura de que el negocio marchen bien; toda la noche trabaja. Ella fabrica
su propia ropa, y siempre ayuda a los pobres. No le preocupa que haga frío,
pues todos en su casa andan siempre bien abrigados. Toma telas de lino y de
púrpura, y ella misma hace colchas y vestidos.
En la ciudad y en el país su esposo
es bien conocido, pues ocupa un lugar importante entre la gente de autoridad.
La ropa y los cinturones que ella misma fabrica los vende a los comerciantes.
Es mujer de carácter; mantiene su dignidad y enfrenta confiada el futuro.
Siempre habla con sabiduría, y enseña a sus hijos con amor. Siempre está
pendiente de su casa y de que todo marche bien. Cuando come pan, es porque se
lo ha ganado. Sus hijos la felicitan; su esposo la alaba y le dice: Mujeres
buenas hay muchas, pero tú las superas a todas. La hermosura es engañosa, la
belleza es una ilusión; ¡sólo merece alabanzas la mujer que obedece a Dios!¡Que
todo el mundo reconozca los frutos de su esfuerzo! ¡Que todos en la ciudad la
alaben por sus acciones!
Por lo que el ser humano debe
cultivar su ser interior obedeciendo y permaneciendo en los principios de Dios
para crecer espiritualmente pues aquí radica su esencia la cual le guía a ser
luz a otros mostrando sencillez y cordura en sus acciones, tomando sabias
decisiones.
Con Alta Estima,
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