sábado, 2 de noviembre de 2013

Valoriza el conocimiento...


Así pues es necesario que el ser humano siga las instrucciones sabias de su padre para que tenga prudencia y  juicio en las decisiones que tenga que afrontar pues estas enseñanzas son basadas en la ley de Dios y le protegen dándole seguridad. Por lo que es imprescindible obedecerlas y cumplirlas para que sean transmitidas de generación en generación ya que éstas no pierden vigencia y  te ayudarán a vivir una vida con sentido. No olvides, si le pides sabiduría a Dios, él te la dará al igual que algunos se esfuerzan por hallarla.

Queridos jovencitos: cuando su padre los instruya, préstenle atención, si realmente quieren aprender. Yo, como maestro, les doy este buen consejo: no abandonen sus enseñanzas. Yo también fui niño; tuve un padre y una madre que me trataban con ternura. Mi padre me dio este consejo: Grábate bien lo que te digo, y haz lo que te mando; así tendrás larga vida. Hazte cada vez más sabio y entendido; nunca olvides mis enseñanzas. ¡Jamás te apartes de ellas! Si amas a la sabiduría y nunca la abandonas, ella te cuidará y te protegerá. Lo que realmente importa es que cada quien sea más sabio y que aumentes tus conocimientos, aunque tengas que vender todo lo que poseas. Valoriza el conocimiento, y tu vida tendrá más valor; si haces tuyo el conocimiento todos te tratarán con respeto, y quedarán admirados de tu gran sabiduría.

Escúchame, jovencito: hazme caso y vivirás muchos años. Yo, como maestro, te enseño a vivir sabiamente y a siempre hacer el bien. Vayas rápido o despacio, no tendrás ningún problema para alcanzar el éxito. Acepta mis enseñanzas y no te apartes de ellas; cuídalas mucho, que de ellas depende tu vida. No te juntes con gente malvada ni sigas su mal ejemplo. ¡Aléjate de su compañía! ¡Aléjate, y sigue adelante! Esa gente no duerme hasta que hace algo malo; no descansa hasta destruir a alguien! En vez de comer, se satisface cometiendo maldades; en vez de beber, festeja la violencia que comete.

La vida de los hombres buenos brilla como la luz de la mañana; va siendo más y más brillante, hasta que alcanza todo su esplendor. La vida de los malvados es todo lo contrario; es como una gran oscuridad donde no saben ni en qué tropiezan. Querido jovencito, escucha bien lo que te digo. Grábate bien mis enseñanzas, y no te apartes de ellas, pues son una fuente de vida para quienes las encuentran; son el remedio para una vida mejor. Y sobre todas las cosas, cuida tu mente, porque ella es la fuente de la vida. No te rebajes diciendo palabras malas e indecentes. Pon siempre tu mirada en lo que está por venir. Corrige tu conducta, afirma todas tus acciones. Por nada de este mundo dejes de hacer el bien; ¡apártate de la maldad!

Querido jovencito: atiende a mis sabios consejos, para que cuando hables lo hagas con sabiduría. La mujer infiel te engaña con palabras suaves y dulces, que al fin de cuentas resultan más amargas que la hiel y más peligrosas que una espada. Quien se enreda con ella, ¡va derecho a la tumba! A ella no le importa lo que digan de su conducta; lleva una vida sin control pero no lo reconoce.

Querido jovencito, escúchame ¡no desprecies mis consejos! Apártate de esa mujer y no te acerques a su casa, o acabarás entregando tu salud y los mejores años de tu vida a gente cruel y peligrosa; ¡todo tu salario, y el dinero que con tanto esfuerzo te ganaste, irá a parar en otras manos! Cuando te hayas quedado pobre, dirás entre llantos y lamentos: ¡Pobre de mí, pobre de mí! ¡Nunca acepté ningún consejo! Jamás les hice caso a mis maestros, ni obedecí a los que me orientaban. ¡Ahora estoy casi en la desgracia ante toda la comunidad!

Si quieres disfrutar del amor, disfrútalo con tu esposa. ¡Guarda tu amor sólo para ella! ¡No se lo des a ninguna otra! No compartas con nadie el gozo de tu matrimonio. ¡Bendita sea tu esposa, la novia de tu juventud! Es como una linda venadita; deja que su amor y sus caricias te hagan siempre feliz.

Querido jovencito, no dejes que otra mujer te cautive ni busques las caricias de la mujer casada. Dios mira con mucha atención la conducta de todos nosotros. El pecado y las malas acciones son trampas para el malvado, y lo hacen su prisionero. Así muere esta clase de gente que no quiere ser corregida; ¡su falta de entendimiento acaba por destruirla!

Por lo que el ser humano debe estar atento para entender las palabras de sabiduría, guardarlas en su mente y en su corazón, en su interior para que su voluntad sea firme para avanzar, pensando bien antes de hacer algo, sopesando si lo que hace es lo correcto ante los ojos de Dios, si está de acuerdo a su ley, para que no se desvíe del camino recto. ¡Esfuérzate!, es esencial caminar en la presencia de Dios  para lograrlo.


Con Alta Estima

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