Ante Dios todos los seres humanos son iguales pues la
persona se mide por lo que es no por lo que tiene ni por su posición social, por lo que es esencial actuar con mesura en varios aspectos importantes de considerar, no buscar
caprichos, no creer sólo en el razonamiento propio, amar y creer en Dios para que el hombre halle
descanso y protección, practicar la justicia, no ser orgulloso sino al contrario
ser sencillo, humilde, fortalecer la voluntad para afrontar las adversidades
y sobretodo cuidar la lengua, lo que dices puede ser de bendición o maldición.
El que es egoísta
sólo piensa en sí mismo y no acepta ningún consejo. Al tonto no le interesa
aprender, sino mostrar lo poco que sabe. La maldad nunca llega sola; viene
siempre acompañada de vergüenza y desprecio. Las palabras del sabio son fuente
de sabiduría. ¡Qué malo es declarar inocente al malvado y no hacerle justicia
al inocente! Cuando el tonto abre la boca, causa discusiones y pleitos. Cuando
el necio abre la boca, pone su vida en peligro. ¡Que sabrosos son los chismes,
pero cuánto daño causan! El vago y el destructor, ¡hasta parecen hermanos! Dios
es como una alta torre; hacia él corren los buenos para ponerse a salvo. El
rico cree estar protegido, piensa que sus riquezas son como una ciudad con
murallas donde nadie puede hacerle daño.
El orgullo acaba en fracaso; la honra comienza con la
humildad. Es muy tonto y vergonzoso responder antes de escuchar. Con ánimo se
alivia al enfermo, pero no a quien está deprimido. El que es sabio e
inteligente presta atención y aprende más. Con un regalo generoso todo el mundo
te recibe; ¡hasta la gente más importante te abre sus puertas! El primero en
defenderse alega ser inocente, pero llegan los testigos y afirman lo contrario.
Los pleitos más difíciles hay que ponerlos en manos de Dios. Es más fácil
derribar un muro que calmar al amigo ofendido.
Cada uno recibe por sus palabras su premio o su castigo. La
lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar
sufren las consecuencias. Si ya tienes esposa, ya tienes lo mejor: ¡Dios te ha
demostrado su amor! El pobre suplica; el rico insulta. Con ciertos amigos, no
hacen falta enemigos, pero hay otros amigos que valen más que un hermano.
Más vale ser pobre y
honrado, que ser necio y tramposo. No es bueno actuar sin pensar; la prisa
es madre del error. El tonto fracasa en todo, y luego dice: ¡Dios tiene la
culpa! El rico tiene muchos amigos; el pobre no tiene ninguno. No hay testigo
falso que salga bien librado; todo mentiroso recibe su castigo. A los ricos les
sobran amigos; todo el mundo busca su amistad por los regalos que dan. Al pobre
ni sus hermanos lo quieren; ¡mucho menos lo buscan sus amigos! Cuando más los
necesita, no están para ayudarlo. Si en verdad te aprecias, estudia. Bien harás
en practicar lo aprendido.
No hay testigo falso que salga bien librado; todos los
mentirosos serán destruidos. No hay nada más absurdo que un tonto viviendo
entre lujos, y un esclavo gobernando a reyes. Es de sabios tener paciencia y es
más honroso perdonar la ofensa. Cuando el rey se enoja, grita como león
furioso. Cuando el rey está contento reanima como fresca lluvia. El hijo tonto
arruina a su padre, y la mujer peleona poco a poco arruina al marido. La casa y
el dinero son regalo de los padres; la esposa inteligente es un regalo de Dios. Tanto duerme el
perezoso que acaba pasando hambre.
El que respeta una orden se respeta a sí mismo; el que deja
de cumplirla dicta su sentencia de muerte. Prestarle al pobre es como prestarle
a Dios. ¡Y Dios siempre paga sus deudas! Corrige a tu hijo antes de que sea muy
tarde; no te hagas culpable de su muerte. Quien fácilmente se enoja sufrirá las
consecuencias; no tiene caso calmarlo, pues se enciende más su enojo. El que
oye consejo y acepta que lo corrijan acabará siendo sabio. El hombre propone y
Dios dispone. Todo el mundo quiere tener a alguien en quien confiar; todo el
mundo prefiere al pobre más que al mentiroso. Obedece a Dios y vivirás; así
dormirás tranquilo y no tendrás ningún temor. Hay gente tan perezosa que hasta
de comer se cansa.
El tonto sólo aprende a través del castigo; al que es sabio
le basta con sólo ser reprendido. No hay hijo más malo ni más sinvergüenza que
el que roba a su padre y echa a la calle a su madre. Querido jovencito, si no
aceptas la corrección, te apartarás de los sabios consejos. Un testigo malvado
se burla de la justicia; su alimento es la maldad. Para el malcriado, el
castigo; para el tonto, los azotes.
No obstante, el ser humano debe respetarse a sí mismo,
esforzarse por no tener apatía ante los demás, disciplinarse en aprender y tener
más conocimiento de Dios para que lo guarde en su corazón y le pida sabiduría
para no caer en discordia, en sentimientos de superioridad y/o inferioridad,
sino prudencia y preparar el camino, al establecer
una relación personal con Dios, creando lazos de amor con otros, para ser amigo de Dios.
Con Alta Estima,
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