sábado, 30 de noviembre de 2013

Si tengo que elegir…


En esto puedes darte cuenta  que el ser humano cuando tiene poder y riquezas maltrata a otros, en vez de sentir compasión y dar gracias a Dios por el trabajo que posee, por ganar lo suficiente  sin competir con otros de forma desleal sino más bien esforzándose para no caer en los extremos.

Miré hacia otro lado, y esto fue lo que vi en este mundo: hay mucha gente maltratada, y quienes la maltratan son los que tienen el poder. La gente llora, pero nadie la consuela. Entonces dije: ¡Qué felices son los que han muerto, y que lástima dan los que aún viven! Aunque, en realidad son más felices los que no han nacido, pues todavía no han visto la maldad que hay en este mundo. También vi que todos trabajan y buscan progresar sólo para tener más que los otros. Pero tampoco eso tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento. Es verdad que, el tonto no quiere trabajar y por eso acaba muriéndose de hambre; pero más vale una hora de descanso que dos horas de trabajo, pues el mucho trabajo no sirve de nada.

Miré hacia otro lado, y vi que en esta vida hay algo más que no tiene sentido. Me refiero al hombre solitario, que no tiene hijos ni hermanos: todo el tiempo se lo pasa trabajando, y nunca está satisfecho; siempre quiere tener más. Ese hombre jamás se pone a pensar si vale la pena tanto trabajar y nunca gozar de la vida ¡No tiene sentido esforzarse tanto! La verdad, más valen dos que uno, porque sacan más provecho de lo que hacen. Además, si uno de ellos se tropieza, el otro puede levantarlo. Pero pobre del que cae y no tiene quien lo ayude a levantarse! Y también, si dos se acuestan juntos, entran en calor; pero uno solo se muere de frío. Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse, y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas.

Si tengo que elegir, prefiero al joven pobre pero sabio, que al rey viejo pero tonto que no deja que nadie lo aconseje. Porque ese rey  viejo muere y viene otro más joven, y aunque el nuevo rey haya nacido en la pobreza, o haya estado en la cárcel, la gente lo apoya al principio. Sin embargo, con el tiempo habrá muchos que tampoco estarán contentos con él. Y esto no tiene sentido; ¡es como querer atrapar el viento! 

Y sabes, en esta vida todo es a base de decisiones que el hombre toma en cualquier circunstancia siendo necesario pida sabiduría a Dios para tener discernimiento del bien y lo encamine a ser diligente, con un corazón enseñable, una conciencia que lo ayude a ser obediente a los mandatos de Dios y que sea proactivo, aplicándolos a su vida.

Con Alta Estima,



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