Cómo ves que a veces el ser humano actúa de manera insensata
lo cual no agrada a Dios, pues el hombre se conduce intempestivamente sin
pensar ni reflexionar en lo que hace, y
sabes por qué? Porque en ese momento carece de juicio y no reflexiona antes de
tomar una decisión que desencadenará consecuencias graves. Por eso es necesario
que el hombre esté apegado a la Palabra de Dios para que aprenda a tener
dominio de sí mismo y tome las decisiones adecuadas. Asimismo, evite los afanes
pues posteriormente traen preocupaciones, que interrumpen su sueño y pierde la
tranquilidad. Por lo que esencial que el hombre tenga temor de Dios.
Si vas al templo, ten
cuidados con lo que haces y presta atención a lo que allí se enseña. Es
mejor obedecer a Dios que ofenderlo presentando ofrendas sin pensar en lo que
se hace. Ante Dios, piensa bien lo que vas a decir, pues Dios es más poderoso
que tú. Recuerda que el que mucho se preocupa tiene muchas pesadillas, y que el
que mucho habla dice muchas tonterías. Si le haces una promesa a Dios, no te
tardes en cumplirla, porque a Dios no le gusta la gente tonta que no cumple.
Recuerda que vale más no prometer, que prometer y no cumplir.
No cometas el error de hablar sin pensar. Tampoco te
disculpes luego con el sacerdote, y digas que lo hiciste sin querer. No hay
necesidad de que Dios se enoje contigo y destruya lo que tanto trabajo te ha
costado, ¡y todo por hablar sin pensar! Este es un mundo de sueños y palabras y
cosas sin sentido, pero tú debes mostrar respeto por Dios.
Que no te extrañe ver países donde a los pobres se les
maltrata y no se les hace justicia. Esto sucede cuando a un funcionario
importante lo protege otro más importante, y cuando otro aún más importantes
protegen a estos dos. Sin embargo, te dirán: Esto lo hacemos por el bien del
país. Nosotros los gobernantes estamos para servir a los campesinos.
Hay gente que dice que el dinero no es importante, pero
cuando ya lo tiene, todavía quiere más. Eso tampoco tiene sentido, porque quien
se llena de dinero también se llena de gente que quiere gastarlo. Lo único que
sacan los ricos es el gusto de ver tanto dinero, porque de tanto tener hasta el
sueño se les quita. En cambio, la gente que trabaja puede comer mucho o comer
poco, pero siempre duerme tranquila. En esta vida he visto que guardar mucho
dinero no es nada bueno, pues acaba por perjudicar a quien lo tiene. Además,
todo ese dinero puede perderse en un mal negocio; así, quien antes fue rico
luego no tiene nada que dejarle a sus hijos; al fin de cuentas, acaba por irse
de este mundo tan desnudo como cuando nació, ¡y sin llevarse nada de lo que
tanto trabajo costó ganar! A mí me parece terrible que al morir nos vayamos tan
desnudos como vinimos. ¿De qué nos sirve entonces tanto trabajar, y pasarnos la
vida tristes, molestos, enfermos y enojados?
Desde mi punto de vista, es muy poco lo que vivimos. Así que
comamos y bebamos, disfrutemos de lo que tanto trabajo nos ha costado ganar,
pues así Dios lo ha querido. Si él nos da mucho, también nos permite disfrutar
de lo que nos da; disfrutemos entonces de lo que tanto trabajo nos ha costado,
porque es un regalo de Dios. Ya que Dios nos hace estar felices, dejemos de
preocuparnos tanto por la vida.
Pues bien, la vida del ser humano es un regalo de Dios y
debe disfrutarla por lo que el hombre no debe volverse ansioso por acumular
riquezas sino más bien buscar el conocimiento de Dios para actuar con
sabiduría, agradecer a Dios cada día y
darle honra y gloria a El.
Con Alta Estima,
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