Aquí te puedes dar cuenta de lo que es el amor divino, el
amor de Dios, por lo que el ser humano debe ser fiel pues él dio la vida por la
humanidad, siendo importante que el hombre no viva de apariencias sino más bien
desarrolle su ser interior pues es la esencia de la persona, lo que realmente
vale para Dios.
Este es el poema más hermoso de Salomón.
La novia
¡Ay, amado mío, como deseo que me beses! Prefiero tus
caricias, más que el vino; prefiero disfrutar del aroma de tus perfumes. Y eso
eres tú ¡perfume agradable! ¡Ahora me doy cuenta por qué te aman las mujeres!
¡Vamos date prisa y llévame contigo! ¡Llévame ya a tus habitaciones, rey de mi
vida! Por ti haremos fiesta, por ti estaremos alegres; nos olvidaremos del vino
y disfrutaré de tus caricias. ¡Ahora me doy cuenta por qué las mujeres te aman
tanto! ¡Mujeres de Jerusalén! Yo soy morena, sí, como las tiendas de Quedar. Y
soy también hermosa, como las cortinas de Salomón. No se fijen en mi piel
morena, pues el sol la requemó. Mis hermanos se enojaron contra mí, y me
obligaron a cuidar sus viñas, ¡y así mi propia viña descuidé!
Cuéntame, amor de mi vida, ¿a dónde llevas tus rebaños? A la
hora de la siesta, ¿dónde los haces descansar? No tengo por qué andar como una
vagabunda; ¡no tengo por qué buscarte entre los rebaños de tus amigos!
Los pastores
Si acaso no lo sabes, mujer bella entre las bellas, sigue
las huellas del rebaño y lleva a pastar tus cabritos junto a las carpas de los
pastores.
El novio
Amada mía, tu andar tiene la gracia del trote de las yeguas
que tiran del carro del rey. ¡Preciosa se ven tus mejillas en medio de tus
trenzas! ¡Bellísimo luce tu cuello entre tan bellos collares! ¡Voy a regalarte
joyas de oro, incrustadas de plata!
La novia
Mientras el rey se recuesta, mi perfume esparce su
fragancia. Mi amado es para mí como el saquito perfumado que llevo entre mis
pechos. Mi amado es para mí como un ramito de flores de las viñas de En-gadi.
El novio
¡Tú eres bella, amada mía; eres muy bella! ¡Tus ojos son dos
luceros!
La novia
¡Tú eres hermoso, amado mío! ¡Eres un hombre encantador!
Los novios
La verde hierba será nuestro lecho de bodas, y a la sombra
de los cedros pondremos nuestro nido de amor.
Sabes, lo esencial es que el hombre tenga su mirada en Dios
con una actitud humilde y sincera, pidiéndole que su vida sea iluminada por el
Espíritu Santo que mora en su interior.
Con alta Estima,
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