martes, 10 de diciembre de 2013

Disfrutar del aroma de tus perfumes…


Aquí te puedes dar cuenta de lo que es el amor divino, el amor de Dios, por lo que el ser humano debe ser fiel pues él dio la vida por la humanidad, siendo importante que el hombre no viva de apariencias sino más bien desarrolle su ser interior pues es la esencia de la persona, lo que realmente vale para Dios.

Este es el poema más hermoso de Salomón.

La novia
¡Ay, amado mío, como deseo que me beses! Prefiero tus caricias, más que el vino; prefiero disfrutar del aroma de tus perfumes. Y eso eres tú ¡perfume agradable! ¡Ahora me doy cuenta por qué te aman las mujeres! ¡Vamos date prisa y llévame contigo! ¡Llévame ya a tus habitaciones, rey de mi vida! Por ti haremos fiesta, por ti estaremos alegres; nos olvidaremos del vino y disfrutaré de tus caricias. ¡Ahora me doy cuenta por qué las mujeres te aman tanto! ¡Mujeres de Jerusalén! Yo soy morena, sí, como las tiendas de Quedar. Y soy también hermosa, como las cortinas de Salomón. No se fijen en mi piel morena, pues el sol la requemó. Mis hermanos se enojaron contra mí, y me obligaron a cuidar sus viñas, ¡y así mi propia viña descuidé!
Cuéntame, amor de mi vida, ¿a dónde llevas tus rebaños? A la hora de la siesta, ¿dónde los haces descansar? No tengo por qué andar como una vagabunda; ¡no tengo por qué buscarte entre los rebaños de tus amigos!

Los pastores
Si acaso no lo sabes, mujer bella entre las bellas, sigue las huellas del rebaño y lleva a pastar tus cabritos junto a las carpas de los pastores.

El novio
Amada mía, tu andar tiene la gracia del trote de las yeguas que tiran del carro del rey. ¡Preciosa se ven tus mejillas en medio de tus trenzas! ¡Bellísimo luce tu cuello entre tan bellos collares! ¡Voy a regalarte joyas de oro, incrustadas de plata!

La novia
Mientras el rey se recuesta, mi perfume esparce su fragancia. Mi amado es para mí como el saquito perfumado que llevo entre mis pechos. Mi amado es para mí como un ramito de flores de las viñas de En-gadi.

El novio
¡Tú eres bella, amada mía; eres muy bella! ¡Tus ojos son dos luceros!

La novia
¡Tú eres hermoso, amado mío! ¡Eres un hombre encantador!

Los novios
La verde hierba será nuestro lecho de bodas, y a la sombra de los cedros pondremos nuestro nido de amor.


Sabes, lo esencial es que el hombre tenga su mirada en Dios con una actitud humilde y sincera, pidiéndole que su vida sea iluminada por el Espíritu Santo que mora en su interior.

Con alta Estima,

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