domingo, 8 de diciembre de 2013

Saber qué hacer y hacerlo bien…


Así pues, es importante que el hombre considere varios aspectos en su vida para no desviarse del camino bueno, como  tener cuidado con lo que habla aunque piense que nadie le oye, tener paciencia, hacer las cosas bien pues no sabe qué puede pasar mañana, pues es algo incierto. Asimismo, que el ser humano esté preparado y se forme con una conciencia firme para vencer las adversidades, que los problemas  no le agobien pues el ser humano tiene la capacidad para buscar a Dios con humildad y un corazón dispuesto para enfrentar las eventualidades pero es esencial que escudriñe la Palabra de Dios, que sea su alimento en su diario vivir.

La mejor sopa se echa a perder si le cae una mosca. La menor tontería echa a perder tu fama de sabio. El sabio siempre piensa en hacer lo bueno; el tonto sólo piensa en hacer lo malo. Tiene el tonto tan poco cerebro que sin abrir la boca anuncia su tontería. Si el gobernante se enoja contigo, no renuncies a tu cargo. Para los grandes errores, un gran remedio: la paciencia. En esta vida he visto algo muy grave, parecido al error que cometen los gobernantes: que a la gente incapaz se le dan puestos de gran responsabilidad, mientras que a la gente capaz se le dan los puestos más bajos. ¡Y resulta que los esclavos andan a caballo, mientras que la gente que vale anda a pie!

Si haces hoyos, puedes caerte en ellos. Si parte en dos un muro, puede morderte una serpiente. Si partes piedras, puedes salir herido. Si partes leña, puedes salir lastimado. El hacha sin filo no corta. Si no se le saca filo, hay que golpear con más fuerza. Si quieres prosperar, tienes que saber qué hacer y hacerlo bien. ¿De qué te sirve tener un encantador de serpientes, si la serpiente te muerde antes de ser encantada? Cuando el sabio habla, a todos les cae bien; cuando el tonto abre la boca, provoca su propia ruina. Comienza diciendo tonterías, y acaba diciendo estupideces, ¡pero palabras no le faltan!

¿Qué va a pasar mañana? ¿Qué va a pasar después? ¡Nadie puede saberlo! No tiene ningún sentido que tanto trabaje el tonto, si no sabe ni en dónde está. ¡Qué lástima da el país que tiene un rey incapaz y malos gobernantes que siempre están de fiesta! ¡Pero qué dichoso es el país que tiene un rey bien preparado, con gobernantes que comen para vivir y no viven para comer! En la casa del perezoso pasan muchas desgracias: primero se cae el techo, y después toda la casa. Para estar feliz hace falta pan, para estar contento hace falta vino, y para gozar de todo hace falta dinero. Nunca hables mal del rey ni la gente poderosa, aunque creas que nadie te oye. Las palabras vuelan; son como los pájaros, y todo llega a saberse.

Y, sabes el hombre debe aprender a ser prudente y cauteloso al hablar, no hacer comentarios indebidos de otras personas para que no salga lastimado sino al contrario al ser correcto en su conducta  se gana el respeto  por su actitud sincera.


Con Alta Estima,

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