Así pues, es importante que el hombre considere varios
aspectos en su vida para no desviarse del camino bueno, como tener cuidado con lo que habla aunque piense
que nadie le oye, tener paciencia, hacer las cosas bien pues no sabe qué puede
pasar mañana, pues es algo incierto. Asimismo, que el ser humano esté preparado
y se forme con una conciencia firme para vencer las adversidades, que los
problemas no le agobien pues el ser
humano tiene la capacidad para buscar a Dios con humildad y un corazón
dispuesto para enfrentar las eventualidades pero es esencial que escudriñe la
Palabra de Dios, que sea su alimento en su diario vivir.
La mejor sopa se echa a perder si le cae una mosca. La menor
tontería echa a perder tu fama de sabio. El sabio siempre piensa en hacer lo
bueno; el tonto sólo piensa en hacer lo malo. Tiene el tonto tan poco cerebro
que sin abrir la boca anuncia su tontería. Si el gobernante se enoja contigo,
no renuncies a tu cargo. Para los grandes errores, un gran remedio: la
paciencia. En esta vida he visto algo muy grave, parecido al error que cometen
los gobernantes: que a la gente incapaz se le dan puestos de gran
responsabilidad, mientras que a la gente capaz se le dan los puestos más bajos.
¡Y resulta que los esclavos andan a caballo, mientras que la gente que vale
anda a pie!
Si haces hoyos, puedes caerte en ellos. Si parte en dos un
muro, puede morderte una serpiente. Si partes piedras, puedes salir herido. Si
partes leña, puedes salir lastimado. El hacha sin filo no corta. Si no se le
saca filo, hay que golpear con más fuerza. Si quieres prosperar, tienes que
saber qué hacer y hacerlo bien. ¿De qué te sirve tener un encantador de
serpientes, si la serpiente te muerde antes de ser encantada? Cuando el sabio
habla, a todos les cae bien; cuando el tonto abre la boca, provoca su propia
ruina. Comienza diciendo tonterías, y acaba diciendo estupideces, ¡pero
palabras no le faltan!
¿Qué va a pasar mañana? ¿Qué va a pasar después? ¡Nadie
puede saberlo! No tiene ningún sentido que tanto trabaje el tonto, si no sabe
ni en dónde está. ¡Qué lástima da el país que tiene un rey incapaz y malos
gobernantes que siempre están de fiesta! ¡Pero qué dichoso es el país que tiene
un rey bien preparado, con gobernantes que comen para vivir y no viven para
comer! En la casa del perezoso pasan muchas desgracias: primero se cae el
techo, y después toda la casa. Para estar feliz hace falta pan, para estar
contento hace falta vino, y para gozar de todo hace falta dinero. Nunca hables
mal del rey ni la gente poderosa, aunque creas que nadie te oye. Las palabras
vuelan; son como los pájaros, y todo llega a saberse.
Y, sabes el hombre debe aprender a ser prudente y cauteloso
al hablar, no hacer comentarios indebidos de otras personas para que no salga lastimado
sino al contrario al ser correcto en su conducta se gana el respeto por su actitud sincera.
Con Alta Estima,
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