sábado, 14 de diciembre de 2013

Mi corazón despertó…



El novio
Ya estoy dentro de mi jardín, amada mía; y encuentro en él bálsamo y mirra. Allí pruebo la miel de mi panal, y bebo vino y leche.

Los pastores
¡Vamos, amigos, coman y beban! ¡Queden saciados de amor!

La novia
En medio de mis sueños mi corazón despertó y alcancé a oír una voz. Era la voz de mi amado, que estaba a la puerta:

El novio
Amada mía; mi preciosa palomita, ¡déjame pasar! Tengo la cabeza bañada en rocío; ¡me corre por el cabello la lluvia de la noche!

La novia
Pero ya me quité la ropa, ¡tendría que volver a vestirme! Ya me lavé los pies; ¡me los ensuciaría de nuevo!
Mi amado metió la mano por un hoyo de la puerta; ¡todo mi ser se estremeció! Salté de la cama para abrirle a mi amado; ¡por las manos y los dedos me corrían gotas de perfume, y caían sobre la aldaba!
Al oír la voz de mi amado, sentí que me moría. Le abrí la puerta, pero él se había marchado; ¡ya no estaba allí! Me dispuse a seguirlo: lo busqué y no lo encontré; lo llamé y no me respondió. Me topé con los guardias, con los que vigilan la ciudad; y ellos me hirieron, me golpearon, ¡y me dejaron desnuda!

Mujeres de Jerusalén, quiero que me prometan que, si encuentran a mi amado, le digan que… ¡Que me estoy muriendo de amor!

Las mujeres de Jerusalén
¿Qué tiene de especial tu amado, mujer bella entre las bellas? ¿En qué es diferente tu amado del resto de los hombres, que nos pides tales promesas?

La novia
Tan elegante es mi amado, y tan rosada es su piel, que entre diez mil hombres es fácil reconocerlo. Su cabeza es oro puro; sus cabellos son rizados y negros como un cuervo. Sus ojos son dos palomas bañadas en leche y sentadas junto a los arroyos. Sus mejillas son un huerto de hierbas aromáticas. Sus labios parecen rosas, y por ellos corre miel. Por brazos tiene un par de barras de oro adornadas con topacios.
Su cuerpo es tan terso como el pulido marfil, y lo adorna un cielo de zafiros. Son sus poderosas piernas, dos pilares de mármol apoyados sobre bases de oro puro. Su presencia es majestuosa como los cedros del Líbano. Haz dulzura en sus labios; ¡es un hombre encantador!

¡Así es mi amado, mujeres de Jerusalén!
¡Así es mi amado!

Por lo tanto, Dios bendice la unión de las parejas, pero es importante que el ser humano desarrolle una buena conciencia para que su ser interior sea renovado y refleje integridad y por ende muestre un crecimiento espiritual que a Dios le agrade. Asimismo, el hombre con una actitud de humildad y disponibilidad hacia Dios permitirá que su corazón despierte a su llamado, aprenderá a  conocerlo a través de su Palabra, a agradecer por su sacrificio, por su cuerpo lacerado, que dio su vida por salvar a la humanidad, y, sabes,  el hombre le muestra su amor al buscarlo y  se rinde ante su majestuosa presencia.

Con Alta Estima,


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