Dios me dio este mensaje acerca de Babilonia. Me dijo: A ti, Jeremías,
te encargo que se anuncie entre las naciones mi mensaje, para que todos se
enteren. Que se agite la señal de victoria y se dé a conocer la noticia:
¡Babilonia será conquistada! ¡El dios Bel quedará en ridículo!¡El dios Mardoc
temblará de miedo! ¡Todos los dioses de Babilonia se asustarán y quedarán
humillados! Del norte vendrá una nación que atacará y destruirá a Babilonia.
Hombres y animales saldrán corriendo, y nadie volverá a vivir allí.
Cuando todo esto suceda, la gente de Israel y de Judá vendrá llorando
a buscarme, pues yo soy el Dios de Israel. Preguntarán como llegar a Jerusalén,
y hacia allá se dirigirán. Al llegar, se reunirán conmigo para que hagamos un
pacto eterno, del cual nunca más se olvidarán.
Mi pueblo ha perdido el rumbo; ha vivido como un rebaño perdido, pues
sus jefes no supieron dirigirlo. Por eso anduvo por las montañas, extraviado y
sin rumbo fijo; ¡hasta olvidó su lugar de descanso! Al verlos sus enemigos se
burlaban y les decían: De esto no tenemos la culpa, pues ustedes pecaron contra
Dios; contra el Dios que todo les daba, y en quien confiaban sus antepasados.
Pueblo mío, ¡salgan ya de Babilonia! ¡Escápense de ese país! ¡Corran al frente
de los que huyen! Yo enviaré contra Babilonia grandes naciones del norte que la
atacarán, la conquistarán y se quedarán con todas sus riquezas. Sus soldados
son de lo mejor; ¡sus flechas siempre dan en el blanco!
Y ustedes, babilonios, que le han robado a mi pueblo, ¡ríanse si quieren,
y hagan fiesta, pero su patria quedará humillada y al final morirá avergonzada
y hecha un desierto solitario! Yo haré que Babilonia nunca más vuelva a ser
habitada. Estoy tan enojado con ella que voy a destruirla. Todos los que pasen
por allí se asustarán al ver sus ruinas. Y ustedes, guerreros, ¡prepárense para
atacar a Babilonia! ¡Disparen contra ella sus flechas, porque ha pecado contra
mí! Griten por todas partes: ¡Babilonia se ha rendido! ¡Sus torres se
derrumban! ¡Sus muros caen por los suelos!
¡Y ahora ustedes hagan con ella lo mismo que ella hizo con ustedes!
¡Esta es mi venganza contra Babilonia! ¡Que no quede en ese país nadie que
siembre ni coseche! Cuando Babilonia sea atacada los que fueron llevados
prisioneros huirán de allá y volverán a su país.
Israel es un pueblo que ha vivido perdido como oveja, y siempre en
peligro de que se lo devoren los leones. El primero en devorarlo fue el rey de
Asiria, y a él le siguió el rey de Babilonia que lo devoró hasta los huesos.
Pero yo soy el Dios de Israel, y así como antes castigué al rey de Asiria,
castigaré al rey de Babilonia y a su nación. Yo haré que Israel regrese a su
propia tierra, y yo mismo le daré de comer en el monte Carmelo, en la región de
Basán y en las montañas de Efraín y Galaad. Cuando llegue ese día, perdonaré a
los que aún queden con vida. A Israel y a Judá les perdonaré su maldad.
Y a ustedes, enemigos de Babilonia, les mando que ataquen y persigan a estos despreciables babilonios.
Ya se escuchan los gritos de guerra y el ruido de una gran destrucción. Tú,
Babilonia, eras como un martillo que
golpeaba a todo el mundo, pero ahora pareces un martillo inútil; ¡Has quedado
hecha pedazos, y todas las naciones están asombradas! Al rebelarte contra mí tú
misma te pusiste una trampa y acabaste cayendo en ella.
Yo soy el Dios de Israel; yo soy el Dios todopoderoso. Tengo algo
pendiente con Babilonia. Ya he abierto mi depósito de armas, y sacaré las más
destructivas. Estoy muy enojado, y haré pedazos a los babilonios. ¡Vengan de
todas partes y ataquen a Babilonia! ¡Abran sus depósitos de trigo y llévense
todo ese grano! ¡Amontonen lo que encuentren y destrúyanlo todo! ¡Que no le
quede nada! ¡Llegó la hora del castigo! ¡Maten a todos sus soldados! ¡Maten a
toda su gente!
Ahora escuchen a la gente que ha escapado de Babilonia; oíganlos hablar de mi venganza: ¡Dios acabó
con los babilonios porque ellos destruyeron su templo. ¡Que vengan los
guerreros, y ataquen a Babilonia! ¡Que la rodeen para que nadie se escape!
Babilonia se rebeló contra mí. Por eso, ¡denle si merecido! ¡Trátenla como ella
trató a otros! Yo soy el Dios de Israel, yo soy un Dios diferente.
Yo les juro que en ese día sus jóvenes y sus mejores soldados caerán
muertos por las calles. Babilonia, nación orgullosa cuando llegue el día de tu
castigo, vendré y te daré tu merecido. Les prenderé fuego a tus ciudades y a
todos sus alrededores. Tus habitantes tropezarán y caerán, y nadie los ayudará
a levantarse. Yo soy el Dios todopoderoso, yo soy el Dios de Israel, y les juro
que así lo haré.
Tantos ídolos hay en Babilonia que la gente ha perdido la razón. Nunca
más Babilonia volverá a ser habitada. Será como cuando destruí a Sodoma y
Gomorra, y las ciudades vecinas: allí sólo vivirán chacales, lechuzas y perros
salvajes. Les juró que así será. ¡Miren lo que viene del norte! ¡Es el ejército
de una gran nación! ¡Viene desde muy lejos, y se le han unido muchos reyes! Son
gente cruel y sanguinaria, armada con arcos y lanzas; vienen a todo galope y
dispuestos a atacarte, bella ciudad de Babilonia.
El estruendo de sus gritos resuena como las olas del mar. El rey de
Babilonia lo sabe, y se muere de miedo; se retuerce de angustia. ¡No hay otro
Dios como yo! ¡No hay quien me pueda desafiar! ¡No hay jefe que se me oponga!
Yo atacaré a Babilonia de repente, como ataca el león a su presa. Yo elegiré a
su destrucción.
Presten atención al plan que tengo; escuchen lo que voy a hacer con
Babilonia y sus habitantes: hasta los niños más pequeños serán llevados a
rastras, y la nación entera será destruida. Babilonia caerá con tanta violencia
que la tierra misma se sacudirá, y por todas las naciones se escucharán sus
gritos.
Sabes, cuando el hombre se rebela contra Dios, se sale del camino
correcto, el cual es un camino recto en el que no puede extraviarse a menos que
de prioridad a los afanes del mundo, desobedezca los mandatos de Dios pero esto
sería como que el hombre se pone una trampa en la que acaba cayendo él mismo.
Ahora bien, lo fundamental, que el hombre conozca a Dios como el único
Dios verdadero, como la verdad absoluta pues es un Dios diferente, un Dios que
te invita a tener una relación personal con El, que lea y medite en su Palabra
para que lo conozca cada día más y entonces no tropezarás más sin embargo, debe
¡Estar Alerta!, preparado en el
conocimiento de Dios.
No obstante, el pecado hace al hombre prisionero, pero sólo Dios
todopoderoso le da libertad pero es
esencial que el hombre lo acepte en su vida para que el Señor habite en su ser
interior. Por lo tanto, es tiempo de buscar a Dios para que el hombre no pierda
el rumbo, sino que a través de su Palabra y la disposición de su corazón mantenga
un Pacto eterno con el Creador.
Con Alta Estima.
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