sábado, 24 de mayo de 2014

Sólo ellos se salvarían…


Algunos de los jefes de Israel vinieron a verme. Cuando llegaron se sentaron frente a mí. Entonces Dios me dijo: Dime, Ezequiel, ¿cómo voy a darle un mensaje a estos hombres, si no piensan más que en hacer lo malo y en adorar a esos ídolos malolientes? Más bien, ve a decirles de mi parte lo siguiente: El Dios de Israel dice que ustedes no piensan más que en hacer lo malo y en adorar a esos ídolos malolientes, ¡y también van a ver al profeta para consultarme por medio de él! Pero como respuesta recibirán el castigo que se merecen, por adorar a tantos ídolos. Quizás así se arrepientan de haberme abandonado por adorar a esos ídolos.

A los israelitas les dirás de mi parte: Dejen ya de hacer lo malo, abandonen a sus ídolos y vuelvan a obedecerme. Mi respuesta a todos los israelitas, y a los extranjeros que viven en Israel, es la siguiente: Ustedes les preguntan a los profetas por mis mensajes, pero se han alejado de mí para adorar a esos ídolos  malolientes, y no piensan más que en hacer lo malo. Por eso, quiero que sepan que yo mismo me enfrentaré a ustedes. Yo los eliminaré de mi pueblo, y ese castigo será una lección para todos. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

Pero si algún profeta les da un mensaje falso, será porque así lo quise. Sin embargo, castigaré a ese profeta y lo eliminaré del pueblo. Castigaré al profeta y a quien lo haya consultado. Así los israelitas no volverán a darme la espalda ni seguirán pecando. Entonces serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

Dios también me dijo: Al país que peque contra mí, y que una y otra vez me sea infiel, yo lo castigaré duramente. Echaré a perder sus cosechas de trigo, y sufrirá hambre; así acabaré con los habitantes de ese país y con sus animales. Si en ese país vivieran Noé, Daniel y Job, sólo ellos se salvarán, pues eran hombres justos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

También podría yo castigar a ese país enviando bestias salvajes, para que acabaran con sus habitantes. La tierra quedaría sin vida alguna, como un desierto, y nadie se atrevería a pasar por él, por miedo a las bestias salvajes. Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país , no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Sólo ellos se salvarían, pero el país quedaría totalmente destruido. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

También podría yo castigar a ese país enviando un ejército que lo ataque y acabe con sus habitantes. Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Sólo ellos se salvarían. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra. También podría yo, en mi enojo, castigar a ese país con graves enfermedades, para acabar con sus habitantes y con todos sus animales. Pero aun si Noé, Daniel y Job vivieran en ese país, no podrían salvar ni a sus hijos ni a sus hijas. Sólo ellos se salvarían, pues eran hombres justos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

Dios también me dijo: Mi castigo contra Jerusalén será peor cuando envíe contra ella mis cuatro castigos mortales: la guerra, el hambre, las bestias salvajes y las enfermedades. Con estos cuatro castigos destruiré a todos sus habitantes y a sus animales. Sin embargo, haré que algunos de ellos queden con vida. Lograrán escapar con sus hijos y sus hijas, y se irán a Babilonia, donde están ustedes. Cuando lleguen allá, ustedes se darán cuenta del comportamiento de ellos, y me darán la razón por haber castigado así a Jerusalén. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

Aquí puedes darte cuenta, que el hombre no debe pensar en hacer lo malo, sino al contrario buscar a Dios y todo aquel que le obedece le irá bien pues Dios desea que el hombre se arrepienta y El le perdona, le restaura y, entonces su vida se alineará a los propósitos de Dios.

Asimismo, es esencial que el hombre deposite su confianza en Dios, que crea en El y muestre su fidelidad con un corazón dispuesto a hacer su voluntad, a apegarse a su Palabra, para que viva de acuerdo al orden establecido por El y alcance la estatura del varón perfecto, entonces Dios estará contento por su buen comportamiento, pues todo aquel que obedece y está sujeto a Dios, El lo protege pues a pesar de las circunstancias adversas confía en El.

Por lo tanto, sería bueno que el hombre reflexionara,  ¿Tengo una actitud correcta en todo momento? ¿Lo que hago agrado a Dios para merecer su salvación? Sabes, queda poco tiempo, es urgente un cambio, un nuevo estilo de vida,  y sólo Dios puede ayudar al hombre en esa transformación.


Con Alta Estima,

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