Dios me dijo: Hay profetas que anuncian a Israel mensajes
que ellos mismos inventaron. Por eso, ve y diles de mi parte lo siguiente:
¡Pobres profetas, qué tontos son ustedes! Yo no les he dado ningún mensaje.
Ustedes inventan sus mensajes; son como los chacales cuando buscan alimento
entre las ruinas. No han preparado a los israelitas para que puedan evitar el
castigo que voy a darles. Todo lo que ustedes anuncian es mentira; es sólo
producto de su imaginación. Aseguran que hablan de mi parte, pero eso es
mentira: yo nunca les he pedido que hablen por mí. ¿y todavía esperan que se
cumplan sus palabras?
Yo soy el Dios de
Israel, y les aseguro que me pondré en contra de ustedes, pues sólo dicen
mentiras y falsedades. Borraré sus nombres de la lista de los israelitas, y no
tendrán entre ellos arte ni parte. ¡Ni siquiera podrán volver a poner un pie en
su tierra! Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Todo esto les sucederá
por haber engañado a mi pueblo; por haberle asegurado que todo estaba bien,
cuando en realidad todo estaba mal. Sus mentiras son como una pared de piedras
pegadas con yeso. ¡Y esa pared se vendrá abajo! Pues sepan, señores albañiles,
que voy a lanzar una fuerte tempestad contra esa pared, y que la derribaré con
lluvia, granizo y un viento muy fuerte. Entonces la gente dirá: ¡Y a quién se
le ocurre confiar en mentiras!
Yo soy el Dios de Israel, y estoy tan enojado que enviaré
contra ustedes un viento huracanado, y abundante lluvia y granizo, y lo
destruiré todo. Estoy tan enojado que derribaré esa pared de mentiras que
ustedes construyeron. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Cuando
esto suceda, ustedes quedarán aplastados bajo el peso de sus mentiras. Entonces
yo les preguntaré ¿Qué pasó con sus profecías? ¿Qué pasó con esos tontos
profetas? ¿Dónde están esos profetas de Israel que le daban falsos mensajes a
Jerusalén? ¿Dónde están los que le aseguraban que todo estaba bien, cuando en
realidad todo estaba mal? Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.
Pero tú, hombre mortal, ¡enfréntate también a esas mujeres
de tu pueblo que dicen hablar de parte mía! ¡Reprende a las que anuncian puras
mentiras! Diles de mi parte: ¡Pobres de ustedes, mujercitas que engañan a mi
pueblo con pulseras, velos y hechicerías! ¿Acaso creen que podrán salvarse, y
que mantendrán atrapado a mi pueblo? Por un puñado de cebada, y por unas cuantas
migajas de pan, ustedes han insultado mi nombre delante de mi pueblo. Prometen
larga vida a los que van a morir, y anuncian muerte a los que deben vivir; ¡y
hacen que mi pueblo crea en esas mentiras!
Por eso estoy en contra de ustedes y de sus hechicerías,
pues atrapan a la gente como si atraparan pájaros. Pero yo les quitaré de las
manos a la gente que atraparon con sus brujerías, y no volverán a atraparla.
Entonces ustedes reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Ustedes han actuado
en contra de mi voluntad.
Con sus mentiras, han afligido a la gente buena; en
cambio, han animado a la gente mala para que siga portándose mal, y no se
salven de mi castigo. Por eso no volverán ustedes a dar mensajes falsos, ni a
practicar la hechicería. Yo libraré a mi pueblo del control que ustedes tienen
sobre él. Y entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre
esté cerca de Dios, para que pueda vencer los falsos mensajes, reconocer a Dios y desarrollar una relación personal con El, que lo conozca y
ame a través de su Palabra para que el hombre sea fortalecido y se mantenga firme
en sus convicciones, que no se deje
engañar por enseñanzas falsas, sino más bien es tiempo que el hombre tome
conciencia de realizar cambios en su vida, pues el juicio de Dios está cerca, y
esto es una realidad aunque la gente mala sigan portándose mal.
Por lo tanto, el hombre debe buscar a Dios y llenarse de su
conocimiento, para que deje a un lado la ceguera espiritual, y se vuelva más perceptivo,
sensible a su mensaje, dispuesto con un
corazón humilde y que esté alerta a hacer la voluntad de Dios, siendo imprescindible que el hombre se sujete a Dios, para que desarrolle
una identidad como hijo de Dios.
No obstante, es fundamental que el hombre obediente cambie
de actitud que enmiende los errores del pasado para ser mejor persona cada día
y, por ende, la sociedad mejorará tratando de establecer la paz en este
inhóspito mundo.
Con Alta Estima,
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