Dios también me dijo: Hombre mortal, si fueras a sacar
madera, no la sacarías de una vid. Su tronco no sirve para hacer muebles, ni
para colgar nada. Sólo sirve como leña; en cuanto se queman sus puntas, y el
centro se hace carbón, ¡ya no sirve para nada! Y si no es buena como leña,
¡mucho menos como carbón!
¡Por eso yo les digo: Los habitantes de Jerusalén son como
esa leña; ¡sirven sólo para avivar el fuego! Yo pelearé contra ellos, y aunque
se escapen de un fuego, otro fuego los consumirá. Cuando yo me enfrente a
ellos, reconocerán que yo soy su Dios. Puesto que fueron infieles, yo
convertiré su país en desierto. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi
palabra.
Aquí puedes darte cuenta que el hombre tiene diferentes
actitudes que lo motivan a lograr un comportamiento bueno, agradable a Dios,
así como la leña debe estar en ciertas condiciones para que garantice más calor,
estar seca y entonces será de buena calidad. Asimismo, cuando el hombre tiene la certeza de que lo que cree es la
verdad, la garantía es avanzar en el camino correcto, por lo que es necesario
que el hombre cuide sus actitudes, que sean positivas, sinceras, no de venganza
ni del pasado para que logre crecer espiritualmente.
Por lo tanto, lo conveniente es que el hombre esté apegado a
la Palabra de Dios para que no se contamine; siga sujeto a las enseñanzas de Jesucristo
para que le reconozca como su único Dios verdadero, y al estar preparado en el
conocimiento de Dios sea previsor y adquiera discernimiento de lo correcto para
que sea útil como siervo de Dios.
Con Alta Estima,
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