viernes, 30 de mayo de 2014

Era la más alta de las vides…


Pero tú, dedica a los jefes de Israel este lamento: Israel era como una leona: vivía entre los leones y cuidaba de sus cachorros. Uno de ellos fue Joacaz, y ella lo vio crecer hasta convertirse en un león; y el que antes fue cachorro aprendió a devorar gente. Las naciones oyeron hablar de él, le pusieron una trampa y le atraparon; le pusieron un gancho en la nariz, y se lo llevaron a Egipto. Israel perdió toda esperanza de volver a ver a su cachorro; crió entonces a Joaquín, otro de sus cachorros, hasta convertirlo en león. Y este león andaba entre leones, muy seguro de sí mismo, y aprendió a devorar gente. Hacía destrozos en los palacios y dejaba en ruinas las ciudades; con sus feroces rugidos hacía temblar a todo el mundo.

Las naciones vecinas se juntaron con la intención de apresarlo; le tendieron una trampa, y Joaquín cayó en ella. Le pusieron un gancho en la nariz, y se lo llevaron al rey de Babilonia. Lo encerraron en una jaula, y no volvieron a oírse sus rugidos en las montañas de Israel.

Israelitas, nuestra nación parecía una vid en medio de un viñedo; estaba plantada junto al agua, y era tanta el agua que tenía que estaba llena de uvas y ramas. Era la más alta de las vides; podía verse por encima de otros árboles. Sus ramas eran tan fuertes que con ellas se hacían los cetros para los reyes. ¡Tanto se extendían sus ramas que todo mundo podía verla! Pero el viento del este la marchitó y todas sus uvas se cayeron. Ella misma fue arrancada con furia y arrojada por el suelo. Sus fuertes ramas se secaron, y el fuego acabó con ellas. Ahora está sembrada en el desierto, y no recibe gota de agua. De sus ramas brota fuego, y ese fuego consume sus frutos. ¡Ya no tiene ramas fuertes para hacer cetros de reyes! Este es un lamento y se usará como un canto de luto.

Aquí puedes darte cuenta que como la vid, aunque sean adversas y difíciles las condiciones de vencer, si el hombre tiene su confianza en Dios, todo lo puede lograr ya que para Dios no hay nada  imposible, pero ¡claro! El hombre debe hacer la parte que le corresponde para poder avanzar.

Asimismo, para que el hombre alcance el éxito, en muchos casos depende de la constancia, de la perseverancia y de la creatividad humana, además del ahínco para desarrollar técnicas de cómo utilizar  un terreno inhóspito y favorecer el suelo, esforzándose por sobrevivir en lo seco del desierto, pero sabes, así el hombre obediente no se marchita, sino más bien  puede compararse con la más alta de las vides, puede verse por encima de otros árboles, porque vive apegado a la Palabra de Dios, que le da fortaleza, seguridad y la capacidad  de perseverar aun con los obstáculos y sembrar en otros  la Palabra y que sea su alimento diario, que le quitará la sed y se conviertan en valientes guerreros de Dios.

No obstante, es importante  mantener la esperanza de que otros se vuelvan a Dios.


Con Alta Estima,

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