jueves, 29 de mayo de 2014

Vivirá por causa de su rectitud…


Dios también me dijo: Los israelitas repiten a todas horas ese refrán que dice: Los padres la hacen, y los hijos la pagan. Pero yo me pregunto por qué lo repiten. Porque yo les aseguro que ese refrán no volverá a repetirse en Israel. La vida de todo ser humano me pertenece, tanto la de los padres como la de los hijos. Sólo morirá aquel que peque.

La persona que es justa sabe lo que es justo, y lo hace. No se junta con los que van a los pequeños templos de las montañas, ni adora a dioses falsos, ni pone en ellos su confianza. No sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre. No tiene relaciones sexuales con su esposa cuando ella tiene su período de menstruación. No es injusta con nadie, sino que devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago. No le roba a nadie, sino que comparte su pan con el que tiene hambre, y su ropa con el que está desnudo. No cobra intereses cuando presta su dinero. No le hace daño a nadie. No tiene favoritos cuando tiene que juzgar en un pleito entre dos personas. Esa persona vivirá porque es justa y porque obedece fielmente todos mis mandamientos. Les juro que así será.

Pero puede suceder que esa persona justa tenga un hijo violento y asesino que, en vez de seguir el ejemplo de su padre, se junta con los que van a los pequeños templos y adoran a los dioses falsos; sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre; maltrata a los pobres y les roba a los demás; no le devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago; adora a dioses falsos y comete pecados repugnantes, y cobra intereses muy altos cuando presta dinero. Pues bien, esa persona no puede seguir viviendo, pues ha cometido acciones repugnantes. Yo les aseguro que esta persona morirá, y que sólo ella será culpable de su muerte.

Supongamos ahora que ese malvado tiene un hijo que no sigue el mal ejemplo de su padre. Aunque sabe que su padre es un pecador, él, por su parte, no se junta con los que van a los pequeños templos en los cerros, ni adora a dioses falsos, ni pone en ellos su confianza. No sostiene relaciones sexuales con la mujer de otro hombre. No maltrata a nadie, sino que le devuelve a su deudor lo que recibió en garantía de pago. No le roba a nadie, sino que comparte su pan con el que tiene hambre, y su ropa con el que está desnudo. Se aparta de la maldad, y no cobra intereses cuando presta su dinero.

Esa persona no merece morir por culpa de los pecados de su padre. Al contrario, merece vivir, pues vive obedeciendo fielmente todos mis mandamientos. En cambio, su padre morirá por culpa de sus propios pecados, pues es un malvado, un ladrón y un malhechor. Tal vez ustedes me pregunten: ¿y por qué no es castigado el hijo por los pecados del padre? Y yo contesto: Porque el hijo llevó una vida recta y justa, y obedeció todos mis mandamientos. Ese hijo merece vivir. Ni el hijo tiene que ser castigado por los pecados del padre, ni el padre tiene que ser castigado por los pecados del hijo. Sólo morirá la persona que peque. Quien haga lo bueno recibirá lo que merecen sus buenas acciones, quien haga lo mal recibirá lo que merece su maldad.

Sin embargo, puede ser que el malvado se arrepienta de todos los pecados que cometía, y se aparte de la maldad. Pues yo les aseguro que si realmente obedece todos mis mandamientos y vive una vida recta y justa, no morirá. Al contrario, vivirá por causa de su rectitud, y yo no volveré a acordarme de todos los pecados que cometió. Les doy mi palabra: yo no quiero que la gente malvada muera; más bien, quiero que se aparte de la maldad y viva. Pero si la persona justa de hacer lo bueno y comienza a comportarse como un malvado, y hace cosas malas y repugnantes, no esperen que yo la deje seguir viviendo. Al contrario, no tomaré en cuenta sus buenas acciones, y morirá por culpa de sus pecados y por desobedecernme.

Ustedes me critican y piensan que soy injusto. Pero escúchenme bien, israelitas, y respóndanme: ¿De veras soy injusto ¿No será, más bien, que son ustedes los injustos? Israelitas, yo juzgo a cada uno de ustedes de acuerdo con su conducta. Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que si dejan de portarse mal y se apartan de sus maldades, no sufrirán las consecuencias de sus pecados. Arrojen a la basura todas las maldades que cometieron contra mí. Vuelvan a amarme de todo corazón, y busquen recibir nueva vida. ¡Ustedes, israelitas, no tienen por qué morir! ¡Yo no quiero que mueran! ¡Apártense de la maldad, y vivirán! Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra.

Ahora bien, el hombre puede meditar y preguntarse ¿crees que los pecados de los padres lo pagan los hijos? Como puedes darte cuenta en la sociedad actual hay refranes burdos sin sentido que la gente  los repite, interpreta y critica  que vienen de Dios que es injusto, pero sabes, el hombre que confía en Dios, El le da al hombre discernimiento para identificar  que estas palabras no son verdad, pues el justo vivirá por causa de su rectitud, de sus buenas acciones, por obedecer a sus mandatos; aunque si bien es cierto las decisiones equivocadas tomadas por los padres pueden afectar a los hijos, a su entorno familiar; lo que el hombre debe saber, es que la vida de todo ser humano le pertenece a Dios y por lo tanto, el hombre debe apegarse a  sus mandatos.

No obstante, para Dios lo esencial es que el hombre sea recto y justo, que no sea subjetivo, de manera que en cualquier circunstancia actúe con justicia; asimismo, Dios sólo juzgará al que peque, por lo tanto, quien haga lo bueno recibirá lo que merecen sus acciones, quien haga lo malo recibirá lo que merece su maldad, pero hay un punto fundamental, Dios es amoroso y su misericordia es tan grande que él perdona a todo aquél que se arrepiente y se aleja de la maldad  que le obstaculiza para seguir avanzando espiritualmente.

Ahora bien, lo fundamental es que el hombre  aprenda a confiar en Dios, a depender de El y  que no olvide que cada quien pagará por su propio pecado;  pero ¿entonces?, Es hora de que el hombre se dé tiempo y reflexione, que  tome conciencia de sus acciones si son las correctas, pues sabes, el tiempo se acaba, es necesario que el hombre se vuelva a Dios, y, por ende, cambie su estilo de vida porque Dios juzgará a cada uno por su conducta.


Con Alta Estima,

No hay comentarios:

Publicar un comentario