sábado, 8 de junio de 2013

Las apariencias...


Sabes, se debe aprender a vivir bien el presente, pues el futuro no lo conoces, es algo incierto,  pero si Dios tiene presencia en tu vida, te conduces  bajo principios verdaderos a pesar de  que la sociedad moderna actual sea  tan demandante, que  exige tanto al ser humano a que imite algo que no es bueno,  haciéndolo atractivo, lo distrae y ocasiona que su comportamiento sea superfluo, pues se conduce de acuerdo a lo que los demás esperan de él. Esto se debe a que en tu vida han disminuido los valores espirituales y que por el contrario existe mucha crítica, racionalidad y  nuevos parámetros sociales que crean un ambiente hostil para la sobrevivencia entre los seres humanos.

Así dice en Mt. 23: 25-26 ¡Tontos! Sean buenos de verdad, porque si no lo hacen, serán como un vaso o un plato limpio por fuera, pero lleno de suciedad por dentro. Pero si el vaso o el plato se limpian por dentro, todo estará limpio de verdad.

Cuando tu comportamiento es voluble, las personas a tu alrededor lo observan y se forman una opinión pobre de ti,  pues tu actuar es impredecible, según te convenga o contexto en el que te encuentras en ese momento, con lo que tu imagen muestra una  belleza exterior deteriorada,  quizá te falte reafirmar tus convicciones, pero es debido a que te importa mucho el qué dirán los otros, y lo que desarrollas es una falsa identidad en la que tu esencia como persona se altera, te vuelves una copia, una imitación de las personas con las que deseas quedar bien,  nada parecido a tu original y dejas de ser auténtico, pues al vivir de las apariencias te obliga a utilizar un maquillaje según la ocasión.

Este tipo de comportamiento fingido puede ser peligroso, pues vives  un mundo irreal y la verdad es que el único que se engaña eres tú mismo,  te mantiene en tensión con los demás pues te acostumbras a mentirles  y no actúas sinceramente.  Se torna una situación compleja, como vivir dos vidas, una, estar atento a lo que piensas y lo que haces  y, la otra,  recordar bien lo que realmente eres.

Así dice en Pr. 12:22 “Dios no soporta a los mentirosos, pero ama a la gente sincera.

Sería positivo para tu vida que aprendas a ser tú mismo,  pues querer aparentar lo que ciertamente no eres, es pura falacia,  y pierdes tu identidad como hijo de Dios,  fortalece tus valores espirituales para que tu conducta sea íntegra, lee la Palabra para que adquieras sabiduría y con la confianza en Dios  te de seguridad en tu vida. Esfuérzate en mejorar tu interior para que la luz interna brille e irradie tu imagen exterior mostrando una  personalidad  auténtica.

Así dice en Ef. 5:15 “Tengan cuidado de cómo se comportan. Vivan como gente que piensa lo que hace, y no como tonto”.

Con Alta Estima,


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