viernes, 6 de septiembre de 2013

Alabanzas al Rey de Reyes...

A través de los Salmos, se alaba a Dios, se exalta su poder  y muestras gratitud por su amor, por las maravillas que hizo para los que creen en él y que tienen  la certeza de que Dios responderá, aunque estés pasando dolor, tristeza, la presencia de Dios es el consuelo del espíritu humano con la seguridad de que pasará ese tiempo de adversidad que es temporal pero que hará un cambio en tu vida para llevarte a la paz con el Creador.

Sabes, apartarse del mal es el primer paso por el que comienza la sabiduría, pidiéndole a Dios que tu corazón no se endurezca y se apegue a la palabra de Dios, la medite y guarde en la mente y en el corazón con la seguridad de disfrutar de las bendiciones de Dios, pero para recibirlas es necesario que Dios gobierne tu corazón.

Dios bendice a quienes no siguen malos consejos ni andan en malas compañías ni se juntan con los que se burlan de Dios. Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y noche. Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien! Con los malvados no pasa lo mismo: ¡son como el polvo que se lleva el viento! Cuando sean juzgados, nada los salvará; ¡esos pecadores no tendrán parte en la reunión de los buenos! En verdad, Dios cuida a los buenos, pero los malvados se encaminan al fracaso.

Así también  es conveniente  dejar las cosas vanas y ser sensatos, obedientes y someterse al Reino de Dios.

¿Por qué se rebelan  contra Dios las naciones y los pueblos? ¿Por qué estudian la manera de luchar contra él contra su rey? ¡Inútiles son los planes de los reyes de este mundo! ¡Quieren acabar con su poder! ¡Quieren librarse de su dominio! Pero Dios desde su trono se ríe y se burla de ellos. Luego se enoja y los reprende, se enfurece y los asusta. Los amenaza diciendo: Ya elegí al rey que gobernará desde el monte Sión, que es mi montaña santa. Voy a dar a conocer lo que Dios ha decidido. El me dijo: Tú eres mi hijo; desde hoy soy tu padre. ¡Pídeme lo que quieras! Te daré como herencia las naciones; ¡todo el mundo será tuyo! Gobernarás a las naciones con mano de hierro; ¡las destrozarás como a ollas de barro! Ustedes los reyes, pónganse a pensar; déjense enseñar, gobernantes de la tierra. Adoren a Dios con reverencia; y con alegría ríndale culto. Adoren a Dios, para que no se enoje, pues fácilmente se enfurece, y podría quitarles la vida. ¡Dios bendice a todos los que en él confían!

Así pues, es necesario asirte del poder de Dios cuando estés afligido, acudir a El, poner tu confianza en Dios para sentirte bajo su protección.

Dios mío, son muchos mis enemigos; son muchos los que me atacan, son muchos los que me dicen que tú no vas a salvarme. Sólo tú, Dios mío, me proteges como  un escudo; y con tu poder me das nueva vida. A gritos te llamo, y desde tu templo me respondes. Yo me acuesto, y me duermo, y vuelvo a despertar, porque tú vigilas mi sueño. No me asustan los muchos enemigos que me tienen acorralado. ¡Dios mío, levántate y ponme a salvo! ¡Rómpeles la cara a mis enemigos!¡Rómpeles los dientes a los malvados! Dios mío sólo tú puedes salvarme; ¡bendice a tu pueblo!

Es necesario volver a Dios, no ir en busca de vanidad, de las cosas mundanas, de lo superfluo. Pedir a Dios que guarde tu corazón, meditar, que la ira no te domine y cuides lo que dices, reflexiona sobre tus acciones del día.

Tú, Dios mío, eres mi defensor; ¡respóndeme cuando te llame! Siempre que tengo problemas, me ayudas a salir de ellos; ¡compadécete de mí y escucha mi oración! Ustedes los que se creen importantes, ¿me van a seguir insultando, y jugando con mi honor? ¿Van a seguir con sus mentiras y engaños? Sépanlo de una vez: Dios me muestra mi amor porque le soy fiel; ¡por eso me escucha cuando lo llamo! ¡Cuidado, no pequen más! Cuando llegue la noche y se acuesten a dormir, pónganse a pensar en todo lo que han hecho. Ofrézcanle a Dios lo que él les ha pedido, y pongan su confianza en él. ¡Hazte presente, Dios mío, y muéstrame tu bondad, pues no faltan los que dicen que tú no eres bondadoso! Hay muchos que son felices comiendo y bebiendo de más , pero yo soy muy feliz porque mi alegría viene de ti. Cuando me acuesto, me duermo enseguida, porque sólo tú, mi Dios, me das tranquilidad.

Al orar a Dios, considéralo también rey,  y qué crees, sería conveniente que tus oraciones las hagas por la mañana, es lo más apropiado pues disfrutas de la energía renovada por el descanso antes de que tus pensamientos se ocupen de las actividades del día, pero es necesario que tengas un corazón limpio.

Mi rey y mi Dios, escucha con atención mis palabras; toma en cuenta mis súplicas, escucha mi llanto, pues a ti dirijo mi oración. Tan pronto como amanece te presento mis ruegos, y quedo esperando tu respuesta. A ti, Dios mío, no te agrada la maldad. Por eso los malvados no pueden vivir contigo; no soportas a los orgullosos ni amas a los malhechores. ¡Tú destruyes a los mentirosos, y rechazas a los tramposos y asesinos! Pero a mí me quieres tanto que me dejas entrar en tu templo, y allí me dejas hacer mis oraciones. Dios mío, ¡enséñame a hacer el bien! ¡Llévame por el buen camino, pues no quiero que mis enemigos triunfen sobre mí! Ellos son unos mentirosos y sólo piensan en destruirme. Nunca dicen la verdad, y sólo hablan de muerte. ¡No los perdones, Dios mío! ¡haz que fracasen sus planes malvados! Ya es mucho lo que han pecado; ¡recházalos por luchar contra ti! Pero que vivan alegres todos los que en ti confían; ¡que siempre canten de alegría bajo tu protección! ¡Que sean felices todos los que te aman! Tú, Dios mío, bendices al que es bueno, y con tu amor lo proteges.

Sabes, se viven tiempos difíciles, pero si tú obedeces a Dios, El te bendecirá grandemente en todo. 

Con Alta Estima

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