martes, 24 de septiembre de 2013

Eres mi fortaleza...

Sería grandioso, que el ser humano luche por su integridad todo el tiempo de su existencia, y si tiene la oportunidad de un cargo de Autoridad que sea desempeñado con justicia, que no juzgue a la ligera, que no se haga sordo a su conciencia, pero es necesario pedirle a Dios sabiduría y que pueda renovar su mente, que en su corazón no maquine iniquidades, que actúe de acuerdo a los principios de Dios. El Salmista dice “torcidos desde la matriz”, pues se  vuelven falsos, tienen mala voluntad y mala conciencia pues no quieren oírla.

Yo les pregunto, gobernantes, ¿de veras actúan con justicia? Y ustedes hombres mortales, ¡son justos en sus juicios’ ¡Al contrario! ¡Todo lo que piensan lleva malas intenciones! ¡Todo lo que hacen provoca violencia en el país! Los malvados ya son malos desde antes de nacer; desde que están en el vientre ya dicen mentiras. Son gente tan venenosa que hasta parecen víboras. Son venenosos como las cobras, que se hacen las sordas para no oír lo que dice el mago, el que hace encantamientos. Dios mío, ¡rómpele los dientes a esa gente! ¡rómpeles los colmillos a esos leones! ¡Haz que desaparezcan como agua entre los dedos! ¡Haz que lo pisoteen como a la hierba del camino!¡Haz que se derritan como si fueran de hielo! No los dejes venir al mundo! ¡Destrúyelos antes de nacer! Antes de que sepan lo que pasa, hazlos que ardan como espinos! ¡Haz que el viento los arrastre, aunque todavía estén con vida! Tu pueblo verá el castigo que vas a darles, y se pondrá muy contento de poder empaparse los pies en la sangre de esos malvados. Y dirán hombres y mujeres: ¡Vale la pena que seamos el pueblo de Dios! ¡Hay en este mundo un Dios que hace justicia!

Dios mío, sálvame de mis enemigos; protégeme de los que me atacan. Sálvame de esos malhechores; líbrame de esos asesinos. Dios mío, ¡mira a esa gente cruel, que se ha puesto en mi contra! Aunque no he hecho nada malo, sólo esperan el momento de matarme; aunque no he hecho nada malo, se apresuran a atacarme. ¡Despiértate ya! ¡Ven a ayudarme! ¡Miren cómo me encuentro! Tú eres el Dios  del universo, ¡eres el Dios de Israel!

¡Despiértate ya! ¡Castiga a todas las naciones! No les tengas lástima a esos malvados traidores!...Yo pongo en ti mi confianza, pues tú eres mi fortaleza. ¡Tú, Dios mío, eres mi  protector! ¡Tú, Dios mío, me amas, y saldrás a mi encuentro!¡Con tu ayuda veré derrocados a todos mis enemigos! Tú, Dios mío, eres nuestro protector; ¡sacúdelos con tu poder!¡Ponlos por el suelo! Pero no los mates, así mi pueblo no lo olvidará. Cada vez que abren la boca pecan con sus labios; pues déjalos que caigan en la trampa de su orgullo, por las maldiciones que lanzan, por las mentiras que dicen! Dios mío, ¡destrúyelos con tu enojo! ¡Destrúyelos por completo! ¡Que se sepa en Israel y en todo el mundo que tú eres quien gobierna!...

Yo, por mi parte, te alabaré en la mañana por tu poder y por tu amor. Tú eres el Dios que me protege; tú eres el Dios que me ama. Por eso te cantaré himnos, porque eres mi fortaleza, porque has sido mi refugio en momentos de angustia.

Sabes, es prioritario que el hombre cambie su manera de pensar y de actuar que lo haga con obediencia y así la humanidad reconocerá que hay un Dios Justo. También es necesario esperar en Dios pues sólo Dios te da contentamiento. 

Con Alta Estima,

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