jueves, 19 de septiembre de 2013

Reconocer su grandeza...

Sabes, Dios es soberano, su poder es infinito, si el ser humano le obedece recibirá grandes bendiciones.

Nuestro Dios es como un castillo que nos brinda protección. Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas. Aunque tiemble la tierra y se hundan las montañas hasta el fondo del mar; aunque se levanten grandes olas y sacudan los cerros con violencia, ¡no tendremos miedo! Un río alegra a los que viven en la ciudad de Dios; sus arroyos llenan de alegría el templo del Dios Altísimo. La ciudad de Dios jamás caerá porque Dios habita en ella; Dios mismo vendrá en su ayuda al comenzar el día. Cuando Dios deja oir su voz, se asustan las naciones, se tambalean los reinos y se estremece la tierra. Con nosotros está el Dios del universo; él es Dios de nuestro pueblo, ¡él es nuestro refugio!¡Vengan, vengan a ver las grandes maravillas que Dios ha hecho en toda la tierra! Hasta en los lugares más lejanos les puso fin a las guerras; destrozó arcos y lanzas, y echó al fuego los escudos. Y dijo: ¡Todas las naciones del mundo reconocen mi grandeza!¡Reconózcanme como su Dios y ya no se peleen! Con nosotros está el Dios del Universo; él es Dios de nuestro pueblo, ¡él es nuestro refugio!

¡Aplaudan felices, pueblos del mundo! ¡Alaben a Dios con alegría!¡El Dios Altísimo es el rey de toda la tierra y merece toda honra! El gran rey nos dio la victoria sobre pueblos y naciones. Dios nos ama, pues somos su pueblo. Por eso nos dio la tierra prometida;¡esa tierra es nuestro orgullo! Dios se ha sentado en su trono entre gritos de alegría y toques de trompeta. ¡Vamos a cantarle a nuestro rey!¡Cantémosle un himno hermoso, pues él reina en toda la tierra! Dios reina desde su templo sobre todas las naciones. Los jefes de las naciones y el pueblo del Dios de Abraham, se juntan para adorarlo, pues a Dios le pertenecen todos los pueblos del mundo.

Poderosos es nuestro Dios y merece nuestra alabanza. En el templo del monte Sión habita nuestro Dios y Rey. ¡Allí la tierra se alegra! ¡Allí la tierra lo adora! Dios protege nuestra ciudad; por él vivimos confiados. Algunos reyes se unieron para atacar la ciudad, pero cuando la vieron ya no supieron qué hacer; se asustaron por completo y se echaron a correr. Tú los llenaste de miedo. Como heridos de muerte, se retorcían de dolor. Tú los llenaste de miedo, parecían marineros en violenta tempestad. Eso ya lo sabíamos; en la ciudad de nuestro Dios lo hemos confirmado: el Dios del universo, hará que esta ciudad permanezca para siempre. Dios mío, Dios mío, en tu templo no ponemos a pensar en la grandeza de tu amor. Tu fama llega hasta el fin del mundo; por todas partes se habla bien de ti. ¡Tú gobiernas con justicia! En el monte Sión, y entre los pueblos de Judá tus justas decisiones son motivos de alegría. ¡Vengan a Jerusalén! ¡Den un paseo por ella y vean cuántas torres tiene! ¡Fíjense en sus murallas, y revisen sus fortalezas! Así podrán contárselo a los que todavía no han nacido. ¡Este es nuestro Dios! ¡Nuestro Dios es un Dios eterno que siempre guiará nuestra vida!

Sería bueno, que cada apersona glorifique a Dios por todas sus obras.


Con Alta Estima,

No hay comentarios:

Publicar un comentario