Sabes, la justicia de Dios cubre el pecado del ser humano
pues Dios perdona a la persona que se arrepiente verdaderamente y toma la decisión voluntaria de seguir la
dirección de Dios, pues Dios es su fuerza y su apoyo en toda situación ya que al depositar tu confianza El
fortalecerá tu corazón.
Dios de Israel,
tú eres un Dios justo; no me dejes pasar vergüenza. ¡Sálvame, pues confío en
ti! Préstame atención, ven pronto a socorrerme. Protégeme como una enorme roca,
rodéame como una alta muralla, ¡Tú eres la roca que me protege! ¡Tú eres la
muralla que me salva! Guíame y dirígeme, pues así lo prometiste. No me dejes
caer en la trampa que me han puesto mis enemigos; ¡tú eres mi protector! Tú
eres un Dios fiel. ¡Sálvame! ¡Mi vida está en tus manos!
Odio a los que adoran ídolos, pues estos no sirven para
nada; ¡pero yo en ti confío! Tu bondad me llena de alegría, pues me viste
sufrir y me cuidaste, me libraste de mis enemigos, y me diste libertad. Dios
mío tenme compasión, pues estoy muy angustiado, siento dolor en todo el cuerpo
y mis ojos ya no aguantan más. Toda mi vida he sufrido, toda mi vida he
llorado; mi maldad me debilita, mis huesos no me sostienen. Amigos y enemigos
me ven como poca cosa; al verme en la calle se espantan y huyen de mí. Me
tienen olvidado, como si ya me hubiera muerto; ¡parezco un vaso hecho pedazos!
Mucha gente habla mal de mí, y hasta mí llegan sus chismes de que parezco un
fantasma. Todos se han puesto en mi contra, y hasta quieren matarme.
¡Pero tú eres mi Dios! ¡En ti he puesto mi confianza! Mi
vida está en tus manos; ¡sálvame de mis
enemigos!¡sálvame de los que me persiguen! Yo estoy a tu servicio: ¡muéstrame
tu buena voluntad! ¡por tu gran amor, sálvame! Dios mío, mira que te estoy
llamando; no me dejes pasar vergüenza. ¡Que pasen vergüenza los malvados!… Tú
eres muy bondadoso con la gente que te honra; a la vista de todo el mundo
derramas tu bondad sobre los que en ti confían. Tu presencia los pone a salvo
de los planes malvados; tú los proteges de la maldad como protege la gallina a
sus pollitos.
¡Bendito seas, ¡Dios mío! Cuando yo estuve en problemas me
mostraste tu gran amor. Estaba yo tan confundido que hasta llegué a pensar que
no querías ni verme. Pero a gritos pedí tu ayuda y tú escuchaste mis ruegos.
Ustedes, los que aman a Dios, ¡demuéstrenle su amor! Nuestro Dios protege a los
que merecen su confianza, pero a los orgullosos les da su merecido. Todos
ustedes, los que confían en Dios, ¡anímense y sean valientes!
Dios mío, tu
perdón nos llega a todos como una bendición; tu perdón honra nuestros pecados y
rebeldías. Tú bendices y declaras inocentes, a los no actúan con malicia.
Mientras no te confesé mi pecado, las fuerzas se me fueron acabando de tanto
llorar. Me castigaba día y noche, y fui perdiendo fuerzas, como una flor que se
marchita bajo el calor del sol. Pero te confesé mi pecado y no oculté mi
maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me
perdonaste. Por eso los que te amamos oramos a ti en momentos de angustia.
Cuando vengan los problemas, no nos podrán alcanzar. Tú eres mi refugio; tú me
libras del peligro, por eso, con voz fuerte, canto y festejo mi liberación. Tú
me dijiste: yo te voy a instruir; te voy a enseñar cómo debes portarte. Voy a
darte buenos consejos y a cuidar siempre de ti… A los malvados les esperan
muchos sufrimientos, pero a los que confían en ti los cubres con tu gran amor.
Ustedes, pueblo de Dios, ¡alábenlo y hagan fiesta! Y ustedes, los de corazón
sincero, ¡canten a Dios con alegría!
Ustedes, pueblo de
Dios, ¡canten a Dios con alegría! En labios de gente sincera, suenan bien
las alabanzas. ¡Alaben a Dios con himnos y con música de arpas! ¡Alábenlo con
buena música! Cántenle canciones nunca antes escuchadas, y lancen gritos en su
honor. Dios es digno de confianza; Dios ama lo que es justo y recto. Por todas
partes se pueden ver sus grandes actos de bondad. Con su sola palabra Dios hizo
los cielos, el sol, la luna y las estrellas, y juntó en un solo lugar el agua
de todos los mares.
Habitantes de toda la tierra, ¡honren a Dios! Habitantes del
mundo entero, ¡muéstrenle reverencia! El creó todo lo que existe por medio de
su palabra. Bastó una orden suya para que todo quedara firme. Dios no deja que
las naciones lleven a cabo sus planes; Dios no deja que los pueblos realicen
sus planes malvados. Pero Dios cumple sus propios planes y realiza sus
propósitos. ¡Dios mío, tú bendices al pueblo que te reconoce como Dios! ¡Tú
bendices a la nación que te acepta como dueño! Desde tu trono en el cielo te
fijas en toda la gente; desde tu trono vigilas a todos los habitantes del
mundo. Tú creaste la mente humana y sabes bien lo que todos hacen. No hay rey
que se salve por tener muchos soldados, ni hay valiente que se libre por tener
mucha fuerza,…Pero tú cuidas siempre de quienes te respetan y confían en tu
amor. En tiempo de escasez, no los dejas morir de hambre. Tú nos das tu ayuda,
nos proteges como escudo. Por eso confiamos en ti. Nuestro corazón se alegra
porque en ti confiamos. Dios nuestro, ¡que nunca nos falte tu amor, pues eso
esperamos de ti!
Dios mío, ¡yo estoy muy orgulloso de ti! ¡Todo el tiempo te
bendeciré! ¡Mis labios siempre te alabarán! Ustedes, los humildes, ¡oigan esto
y alégrense conmigo! ¡Unánse a mí, y juntos alabemos la grandeza de Dios! Le
pedía a Dios que me ayudara, y su respuesta fue positiva; ¡me libró del miedo
que tenía! Los que a él acuden se llenan de alegría y jamás pasan vergüenzas.
Yo, que nada valgo, llamé a Dios, y él me oyó, y me salvó de todas mis
angustias. Dios envía a su ángel para que salve del peligro a todos los que lo
honran. Dios bendice a los que en él confían. Ustedes, pueblo de Dios, vengan y
prueben su bondad; verán que a quienes lo adoran nunca les falta nada. Los
ricos pasarán hambre, pero a lo que confían en Dios nunca les faltará nada
bueno.
Vengan conmigo, queridos niños; ¡préstenme atención! Voy a
enseñarles a honrar a Dios. Si quieren gozar de la vida y vivir una vida feliz,
dejen de hablar mal de otros y de andar diciendo mentiras; aléjense del mal y
hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz. Dios siempre cuida a los suyos
y escucha sus oraciones, pero a los que hacen lo malo les vuelve la espalda y
borra de este mundo su recuerdo. Dios escucha a los suyos y los libra de su
angustia. Dios siempre está cerca para salvar a los que no tienen ni ánimo ni
esperanza. Los que son de Dios podrán tener muchos problemas, pero él los ayuda
a vencerlos. Dios cuida de ellos y no sufrirán daño alguno. Los malvados
tendrán que sufrir las consecuencias de su maldad, pues Dios habrá de castigar
a los que odian a su pueblo. Dios siempre salva a los suyos; los que confían en
él no sufrirán ningún castigo.
Sería grandioso, que cada persona se animes a amar a Dios cada día más, y
que en el espíritu de hombre no haya engaño, sino sinceridad para que logre una
auténtica paz en su conciencia pues Dios con su gran misericordia le consuela.Y cuando quieras alabar a Dios, hacerlo bien y con júbilo,
con un corazón humilde, pues es esencial que el hombre busque a Dios y así no
le hará falta ningún bien.
Con Alta Estima,
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