Sabes, es primordial que pongas tu confianza en Dios, para
que te conceda lo que pides de todo corazón y que hagas realidad lo que piensas
hacer, pues sólo El te dará la fuerza necesaria para que puedas vencer los
obstáculos, si crees en El y lo amas con todo tu corazón, te dará poder pues El
serás tu escudo y te protegerá contra el enemigo, te hará ganar la victoria en
este mundo adverso, pero es necesario cumplir sus mandamientos y obedecerlos
pues te conducirán por el camino recto que te hará sentirte gozoso y pleno en
tu vida. Asimismo, es esencial, estar apegado a la Palabra de Dios, ya que
instruye al hombre en el camino del deber, que sepa lo que debe hacer y lo que
debe evitar.
En aquella ocasión, David
dijo: ¡Dios mío, yo te amo porque tú me das fuerzas! Tú eres para mí la roca
que me da refugio; ¡tú me cuidas y me libras! Me proteges como un escudo, y me
salvas con tu poder ¡Tú eres mi más alto escondite! Tú mereces que te alabe
porque, cuando te llamo, me libras de mis enemigos. Hubo una vez en que la
muerte quiso atraparme entre sus lazos, fui arrastrado por una corriente que
todo lo destruía. Me vi atrapado por la muerte, me vi al borde de la tumba.
Lleno de angustia llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo. ¡mi oración
llegó hasta sus oídos! Hubo un temblor de tierra, y la tierra se estremeció.
También los cerros temblaron desde sus cimientos; ¡templaron por el enojo de
Dios! Echaba humo por la nariz, arrojaba fuego por la boca, y lanzaba carbones
encendidos.
Dios partió el cielo en
dos y bajó sobre una espesa nube. Cruzó los cielos sobre un querubín; se fue
volando sobre las alas del viento. Se escondió en la oscuridad, entre las nubes
cargadas de agua que lo cubrían por completo. ¡De su grandioso trono salían
nubes, granizos y carbones encendidos! De pronto, en el cielo se oyó una voz de
trueno: ¡era la voz del Dios altísimo que se dejó escuchar entre granizos y
carbones encendidos! Arrojó sus relámpagos como si disparara flechas; ¡dispersó
a sus enemigos, y los hizo salir corriendo! …
Me diste mi recompensa porque hago lo que quieres. Me
trataste con bondad porque hago lo que es justo. Yo obedezco tus enseñanzas y
no me aparto de ti. Cumplo todas tus leyes, y jamás me aparto de ellas. He sido
honesto contigo y no he hecho nada malo. Me diste mi recompensa porque hago lo
que quieres, porque tú sabes que yo hago lo que es justo. Tú eres fiel con los
que te son fieles, y tratas bien a quienes bien se comportan. Eres sincero con
los que son sinceros, pero con los tramposos demuestras ser más astuto. A la
gente humilde le concedes la victoria, pero a los orgullosos los haces salir
derrotados.
Dios mío, tú alumbras mi vida, tú iluminas mi oscuridad. Con
tu ayuda venceré al enemigo y podré conquistar sus ciudades. Tus enseñanzas son
perfectas, tu palabra no tiene defectos. Tú proteges como un escudo a los que
buscan refugio en ti. Dios de Israel, sólo tú eres Dios, ¡sólo tú puedes
protegernos! ¡Sólo tú me llenas de valor y me guías por el buen camino! ¡Tú me
das fuerzas para correr con la velocidad de un venado! Cuando ando por las
altas montañas, tú no me dejas caer. Tú me enseñas a enfrentarme a mis
enemigos; tú me das valor para vencerlos. Tú me das tu protección; me salvas
con tu gran poder y me concedes la victoria. Me despejas el camino para que no
tenga yo tropiezos… ¡Bendito seas, mi Dios, tú que vives y me proteges!
¡Alabado seas, mi Dios y Salvador! ¡Tú me permitiste vengarme de mis enemigos!
¡tú pusiste a los pueblos bajo mi dominio! Tú me pusiste a salvo de la furia de
mis enemigos. Me pusiste por encima de mis adversarios, y me libraste de gente
violenta. Por eso, Dios mío yo te alabo y te canto himnos en medio de las
naciones. Tú siempre le das la victoria al rey que pusiste sobre Israel. Tú
siempre les muestras tu amor a David y a sus herederos.
El cielo azul nos
habla dela grandeza de Dios y de todo lo que ha hecho. Los días y las noches lo
comentan entre sí. Aunque no hablan ni dicen nada, ni se oye un solo sonido,
sus palabras recorren toda la tierra y llegan hasta el fin del mundo… La ley de
Dios es perfecta, y nos da nueva vida. Sus mandatos son dignos de confianza,
pues dan sabiduría a los jóvenes. Las normas de Dios son rectas y alegran el
corazón. Sus mandamientos son puros y nos dan sabiduría. La palabra de Dios es
limpia y siempre se mantiene firme. Sus decisiones son al mismo tiempo verdaderas
y justas. Yo prefiero sus decisiones más montones de oro, me endulzan la vida
más que la miel del panal. Me sirven de advertencia; el premio es grande si uno
cumple con ellas.
Nadie parece darse cuenta de los errores que comete.
¡Perdóname, Dios mío, los pecados que cometo sin darme cuenta! ¡Líbrame del
orgullo! ¡No dejes que me domine! ¡Líbrame de la desobediencia para no pecar
contra ti! ¡Tú eres mi Dios y mi protector! ¡Tú eres quien me defiende!¡Recibe,
pues, con agrado lo que digo y lo que pienso!
Que Dios te responda
cuando te encuentres en aprietos; que el Dios de Israel te brinde su
protección. Que Dios te envíe su ayuda desde su santuario; que Dios te dé su
apoyo de Jerusalén. Que Dios se acuerde siempre de todas tus ofrendas, y reciba
con gusto los animales que presentas en su honor. Que Dios te conceda lo que
pidas de todo corazón, y que hagas realidad lo que pienses hacer. ¡Lanzaremos
gritos de alegría cuando Dios te conceda la victoria, y alabando a nuestro Dios
haremos ondear las banderas! ¡Que Dios te conceda todo lo que pidas!...
Dios mío, el rey
está muy alegre; porque tú le has dado fuerzas; el rey se alegra mucho porque
le has dado la victoria. Le has concedido lo que él más deseaba, jamás le
negaste lo que él te pidió. Saliste a su encuentro con ricas bendiciones, le
pusiste en la cabeza una corona de oro fino. Te pidió que le dieras vida, y lo
dejaste vivir muchos años. Gracias a tu ayuda aumentó su poder, gracias a tu
ayuda aumentó su fama. Nunca dejas de bendecirlo; tu presencia lo llena de
alegría. El rey confía en tu amor, y tú, Dios Altísimo, no lo dejarás fracasar…
¡Dios mío, muestra tu gran poder, y cantaremos himnos por tus grandes
victorias!.
Que cada persona pida a Dios con actitud sincera y humilde, perdón por las faltas cometidas para que su presencia divina de gozo a su vida. Cree y confía en el
Dios Altísimo y que te de protección. Dios es maravilloso y sus mandamientos
son rectos, si tú los obedeces, El te despejará el camino para que no tropieces.
Con Alta Estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario