martes, 10 de septiembre de 2013

Ganar la victoria...

Sabes, es primordial que pongas tu confianza en Dios, para que te conceda lo que pides de todo corazón y que hagas realidad lo que piensas hacer, pues sólo El te dará la fuerza necesaria para que puedas vencer los obstáculos, si crees en El y lo amas con todo tu corazón, te dará poder pues El serás tu escudo y te protegerá contra el enemigo, te hará ganar la victoria en este mundo adverso, pero es necesario cumplir sus mandamientos y obedecerlos pues te conducirán por el camino recto que te hará sentirte gozoso y pleno en tu vida. Asimismo, es esencial, estar apegado a la Palabra de Dios, ya que instruye al hombre en el camino del deber, que sepa lo que debe hacer y lo que debe evitar.

En aquella ocasión, David dijo: ¡Dios mío, yo te amo porque tú me das fuerzas! Tú eres para mí la roca que me da refugio; ¡tú me cuidas y me libras! Me proteges como un escudo, y me salvas con tu poder ¡Tú eres mi más alto escondite! Tú mereces que te alabe porque, cuando te llamo, me libras de mis enemigos. Hubo una vez en que la muerte quiso atraparme entre sus lazos, fui arrastrado por una corriente que todo lo destruía. Me vi atrapado por la muerte, me vi al borde de la tumba. Lleno de angustia llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo. ¡mi oración llegó hasta sus oídos! Hubo un temblor de tierra, y la tierra se estremeció. También los cerros temblaron desde sus cimientos; ¡templaron por el enojo de Dios! Echaba humo por la nariz, arrojaba fuego por la boca, y lanzaba carbones encendidos.

Dios partió el cielo en dos y bajó sobre una espesa nube. Cruzó los cielos sobre un querubín; se fue volando sobre las alas del viento. Se escondió en la oscuridad, entre las nubes cargadas de agua que lo cubrían por completo. ¡De su grandioso trono salían nubes, granizos y carbones encendidos! De pronto, en el cielo se oyó una voz de trueno: ¡era la voz del Dios altísimo que se dejó escuchar entre granizos y carbones encendidos! Arrojó sus relámpagos como si disparara flechas; ¡dispersó a sus enemigos, y los hizo salir corriendo! …

Me diste mi recompensa porque hago lo que quieres. Me trataste con bondad porque hago lo que es justo. Yo obedezco tus enseñanzas y no me aparto de ti. Cumplo todas tus leyes, y jamás me aparto de ellas. He sido honesto contigo y no he hecho nada malo. Me diste mi recompensa porque hago lo que quieres, porque tú sabes que yo hago lo que es justo. Tú eres fiel con los que te son fieles, y tratas bien a quienes bien se comportan. Eres sincero con los que son sinceros, pero con los tramposos demuestras ser más astuto. A la gente humilde le concedes la victoria, pero a los orgullosos los haces salir derrotados.

Dios mío, tú alumbras mi vida, tú iluminas mi oscuridad. Con tu ayuda venceré al enemigo y podré conquistar sus ciudades. Tus enseñanzas son perfectas, tu palabra no tiene defectos. Tú proteges como un escudo a los que buscan refugio en ti. Dios de Israel, sólo tú eres Dios, ¡sólo tú puedes protegernos! ¡Sólo tú me llenas de valor y me guías por el buen camino! ¡Tú me das fuerzas para correr con la velocidad de un venado! Cuando ando por las altas montañas, tú no me dejas caer. Tú me enseñas a enfrentarme a mis enemigos; tú me das valor para vencerlos. Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria. Me despejas el camino para que no tenga yo tropiezos… ¡Bendito seas, mi Dios, tú que vives y me proteges! ¡Alabado seas, mi Dios y Salvador! ¡Tú me permitiste vengarme de mis enemigos! ¡tú pusiste a los pueblos bajo mi dominio! Tú me pusiste a salvo de la furia de mis enemigos. Me pusiste por encima de mis adversarios, y me libraste de gente violenta. Por eso, Dios mío yo te alabo y te canto himnos en medio de las naciones. Tú siempre le das la victoria al rey que pusiste sobre Israel. Tú siempre les muestras tu amor a David y a sus herederos.

El cielo azul nos habla dela grandeza de Dios y de todo lo que ha hecho. Los días y las noches lo comentan entre sí. Aunque no hablan ni dicen nada, ni se oye un solo sonido, sus palabras recorren toda la tierra y llegan hasta el fin del mundo… La ley de Dios es perfecta, y nos da nueva vida. Sus mandatos son dignos de confianza, pues dan sabiduría a los jóvenes. Las normas de Dios son rectas y alegran el corazón. Sus mandamientos son puros y nos dan sabiduría. La palabra de Dios es limpia y siempre se mantiene firme. Sus decisiones son al mismo tiempo verdaderas y justas. Yo prefiero sus decisiones más montones de oro, me endulzan la vida más que la miel del panal. Me sirven de advertencia; el premio es grande si uno cumple con ellas.

Nadie parece darse cuenta de los errores que comete. ¡Perdóname, Dios mío, los pecados que cometo sin darme cuenta! ¡Líbrame del orgullo! ¡No dejes que me domine! ¡Líbrame de la desobediencia para no pecar contra ti! ¡Tú eres mi Dios y mi protector! ¡Tú eres quien me defiende!¡Recibe, pues, con agrado lo que digo y lo que pienso!

Que Dios te responda cuando te encuentres en aprietos; que el Dios de Israel te brinde su protección. Que Dios te envíe su ayuda desde su santuario; que Dios te dé su apoyo de Jerusalén. Que Dios se acuerde siempre de todas tus ofrendas, y reciba con gusto los animales que presentas en su honor. Que Dios te conceda lo que pidas de todo corazón, y que hagas realidad lo que pienses hacer. ¡Lanzaremos gritos de alegría cuando Dios te conceda la victoria, y alabando a nuestro Dios haremos ondear las banderas! ¡Que Dios te conceda todo lo que pidas!...

Dios mío, el rey está muy alegre; porque tú le has dado fuerzas; el rey se alegra mucho porque le has dado la victoria. Le has concedido lo que él más deseaba, jamás le negaste lo que él te pidió. Saliste a su encuentro con ricas bendiciones, le pusiste en la cabeza una corona de oro fino. Te pidió que le dieras vida, y lo dejaste vivir muchos años. Gracias a tu ayuda aumentó su poder, gracias a tu ayuda aumentó su fama. Nunca dejas de bendecirlo; tu presencia lo llena de alegría. El rey confía en tu amor, y tú, Dios Altísimo, no lo dejarás fracasar… ¡Dios mío, muestra tu gran poder, y cantaremos himnos por tus grandes victorias!.

Que cada persona pida a Dios con actitud sincera y humilde, perdón por las faltas cometidas para que su presencia divina de gozo a su vida. Cree  y confía en el Dios Altísimo y que te de protección. Dios es maravilloso y sus mandamientos son rectos, si tú los obedeces, El te despejará el camino para que no tropieces.


Con Alta Estima,

No hay comentarios:

Publicar un comentario