Ahora puedes ver que Dios sabe bien todo lo que hace, la
integridad humana sólo es alcanzada si el hombre se apega a la Palabra de Dios,
la obedece y cumple sus enseñanzas, pues sólo asido de su mano El no te dejará
caer, pero es esencial tu confianza en Dios ya que bajo la fuerza humana si
caes es difícil levantarse.
Dios bendice a
los que cuidan de los pobres, y los pondrá a salvo cuando vengan las
dificultades. Los cuidará y les dará vida, les hará vivir felices en la tierra
prometida y no dejará que sus enemigos les hagan ningún daño. Cuando se
enfermen, Dios les dará fuerzas y les devolverá la salud. Yo le he pedido a
Dios: Tenme compasión; devuélveme la salud, pues he pecado contra ti. Mis
enemigos desean mi mal, y hasta dicen: Ya quisiéramos verlo muerto, para que
todos lo olviden! Cuando vienen a visitarme sólo me traen chismes; y cuando se
van salen hablando de mí. Mis enemigos se juntan con la idea de perjudicarme;
con las peores intenciones hablan mal de mí. Está en cama, y no volverá a
levantarse ¡Un demonio lo ha atacado! Hasta mi mejor amigo, en quien yo más
confiaba, y con quien compartía mi pan, se ha puesto en contra mía. Pero tú
Dios, compadécete de mí; ¡devuélveme la salud, y les daré su merecido! Yo
estaré seguro de haberte complacido cuando mis enemigos se den cuenta que he
salido victorioso.
Tú siempre me sostendrás y me mantendrás en tu presencia,
porque soy inocente. ¡Bendito sea el Dios de Israel, ayer, hoy y siempre! ¡Así
sea!
Así como un venado sediento
desea el agua de un arroyo, así también yo, Dios mío, busco estar cerca de ti.
Tú eres el Dios de la vida, y anhelo estar contigo. Quiero ir a tu templo y
cara a cara adorarte sólo a ti. Día y noche me he bebido mis lágrimas; mis
enemigos no dejan de decirme: ¡Ahora sí, tú Dios te abandonó! Cuando me acuerdo
de esto, me invade el sufrimiento; recuerdo cuando iba camino hasta tu templo
guiando multitudes; recuerdo las grandes fiestas, y los gritos de alegría
cuando tu pueblo te alababa. ¡Pero no hay razón para que me inquiete! ¡No hay
razón para que me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi Salvador!¡Sólo a él
alabaré!.
Me siento muy angustiado, y por eso pienso en ti. Las olas
de tristeza que has mandado sobre mí, son como un mar agitado; son como
violentas cascadas que descienden de los cerros, de los montes Hermón y Mizar,
y se estrellan en el río Jordán. Te ruego, Dios de mi vida, que de día me
muestres tu amor, y que por la noche tu canto me acompañe. Tú eres mi
protección, ¿por qué te olvidaste de mí? ¿por qué debo andar triste y
perseguido por mis enemigos? Sus burlas me hieren profundamente, pues no dejan
de decirme: ¡Ahora sí, tú Dios te abandonó! ¡Pero no hay razón para que me
inquiete! ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador! ¡Sólo a él alabaré!
Dios mío, tú
sabes que soy inocente, defiéndeme de los que no te aman, pues sólo mienten y
hacen lo malo. Tú eres mi Dios y protector, ¿por qué me rechazaste? ¿Por qué
debo andar triste y perseguido por mis enemigos? Que tu verdad sea nuestra luz
y nos guíe hasta tu templo, el lugar donde tú vives. Así me presentaré ante tu
altar, y allí te alabaré con música de arpas, pues tú eres mi Dios, ¡tú me
llenas de alegría! ¡No hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que
me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi Salvador! ¡Sólo a él alabaré!
Sabes, es importante que el hombre alabe a Dios donde quiera
que se encuentre para que mantenga una comunión con El y sólo así hallará el
descanso en Dios.
Con Alta Estima,
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