Ismael era hijo de Netanías y nieto de Elisamá. Había servido como
oficial del rey de Judá, pues pertenecía a la familia del rey. En el mes de
Etanim, Ismael fue a Mispá y se presentó ante el gobernador Guedalias. Iba
acompañado de diez soldados. Guedalias invitó a comer a Ismael y a sus
acompañantes. Allí en Mispá, mientras comían, Ismael y sus hombres se
levantaron y mataron a Guedalias. Ismael mató también a todos los judíos y
soldados babilonios que estaban allí.
Al día siguiente, nadie se había enterado todavía del asesinato de
Guedalias. Entonces llegaron ochenta hombres de Siquem, Siló y Samaria. Iban al
templo para presentar ofrendas y quemar incienso en honor de Dios. Iban sin
barba, con la ropa rota y con el cuerpo lleno de heridas que ellos mismos se
habían hecho. Como Ismael todavía estaba en Mispá, salió a su encuentro.
Mientras avanzaba, fingía estar tan triste como ellos. Cuando estuvo cerca, les
dijo: ¡Vengan a saludar al gobernador Guedalias!
Pero antes de que llegaran al centro de la ciudad, Ismael y sus
hombres comenzaron a matarlos, y los iban arrojando en un pozo seco. Ese pozo
había sido construido por el rey Asá de Judá, para defenderse de los ataques
del rey Baasá de Israel. En ese mismo pozo habían arrojado el cadáver de
Guedalias. El pozo ya se estaba llenando de cadáveres, cuando diez de los
ochenta hombres le rogaron a Ismael: ¡No nos mates! ¡En el campo tenemos
escondido mucho trigo, cebada, aceite y miel!
Ismael los dejó con vida, pero se llevó prisioneras a las hijas del
rey, y también a la gente que se había quedado en Mispá, y que Nebuzaradán
había puesto bajo el cuidado de Guedalias. Con toda esa gente prisionera,
Ismael se dirigió a la región de los amonitas.
Cuando se supo lo que había hecho Ismael, salieron a perseguirlo
Johanán hijo de de Caréah yh todos los jefes militares que estaban con él. Los
alcanzaron cerca del gran pozo de agua que está en Gabaón. Todos los
prisioneros que llevaba Ismael se pusieron muy alegres cuando vieron a Johanán.
Pero Ismael y ocho de sus hombres lograron escapar y huyeron hacia la región de
los amonitas.
Johanán y los jefes militares que lo acompañaban rescataron a los que
Ismael se había llevado desde Mispá, luego de haber asesinado a Guedalias.
Entre ellos habían mujeres, niños, soldados y oficiales del rey. Luego
comenzaron el largo viaje de regreso, y descansaron en Guerut-quimam, un lugar
de descanso que está junto a Belén. De allí pensaban seguir hasta Egipto, para
ocuparse de los babilonios. Tenían mucho miedo de ellos porque Ismael había
matado al gobernador Guedalias.
Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el hombre forme una
conciencia a base de disciplina, de convicciones firmes, examinándose a sí
mismo, de manera que el hombre piense bien las cosas, sin juzgar antes de actuar pues no conoce la realidad de
los hechos. Lo esencial, es que el hombre sea positivo, que busque la verdad,
sin estar atado al pasado, siendo esencial que el hombre esté apegado a la Palabra y al estar
asido de la mano del Señor lo coloca en una postura superior a los demás, pues
Dios le da seguridad, lo libera de la
esclavitud, le da claridad para valuar mejor las situaciones que le atormentan
y enfrentarlas sin temor para que prosiga su camino con una actitud sincera,
humilde, sin apariencias sino más bien con un corazón dispuesto a sufrir y
perdonar, por eso Dios le hace fuerte, sus enseñanzas le fortalecen, le dan
instrucción, discernimiento para vencer los temores y vivir en paz pero sabes, sólo
el hombre es capaz de tomar la decisión para lograrlo pues con Dios todo es posible.
Con Alta Estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario