martes, 15 de abril de 2014

Vivían como peregrinos…


Cuando Joacín hijo de Josías era el rey de Judá, Dios me habló de nuevo y me dijo: Jeremías, quiero que vayas a hablar con los descendientes de Recab. Invítalos a venir a una de las salas de mi templo. Una vez que estén allí, ofréceles una copa de vino.  Yo fui en busca de Jaazanías, hijo de mi tocayo Jeremías y nieto de Habasinías. También fui en busca de todas las familias descendientes de Recab, y las llevé al templo. Nos reunimos en la sala de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, que era un hombre de Dios. Esta sala se encontraba junto a la de los jefes, y estaba encima de la de Maaselas hijo de Salum, que era el que vigilaba la entrada del templo.

Allí les ofrecí vino a todos ellos, pero me respondieron que ni ellos ni sus hijos acostumbraban beber vino, porque su antepasado Jonadab hijo de Recab se lo había prohibido. También me dijeron que tenían  prohibido sembrar semillas, plantar viñedos, tener propiedades y construir casas. Jonadab les había dicho que, si querían vivir mucho tiempo en la tierra donde vivían como peregrinos, tenían que habitar siempre en carpas.

Los recabitas habían seguido al pie de la letra, todas las instrucciones de su antepasado Jonadab, Pero cuando el rey de Babilonia invadió Israel, ellos decidieron refugiarse en Jerusalén, para escapar del ejército de Babilonia y de Siria.

Entonces el Dios de Israel me dijo: Jeremías, ve y dile a toda la gente de Judá y de Jerusalén que se fijen en el ejemplo de los recabitas. Eso es lo que yo quiero: que obedezcan sin falta mis mandamientos. Jonadab les ordenó que no bebieran vino, y hasta el día de hoy siguen obedeciendo esa orden. Ustedes, en cambio, no me hacen caso, aun cuando una y otra vez les he pedido que me obedezcan. Siempre les he mandado a mis profetas, para decirles que dejan de hacer lo malo y no adoren a otros dioses. Les he pedido que me obedezcan, para que puedan vivir en la tierra que les prometí a ustedes y a sus antepasados. Sin embargo, ustedes insisten en desobedecerme.

Los descendientes de Jonadab siempre han obedecido la orden de su antepasado; en cambio, ustedes nunca han sido obedientes. Por eso ahora les anuncio todos los castigos que enviaré sobre Judá y sobre todos los que viven en Jerusalén. Los voy a castigar porque no han prestado atención a mis palabras ni han obedecido mis mandamientos. Yo, el Dios todopoderoso, les juro que así será.

Yo fui y hablé con los recabitas. Les dije: El Dios todopoderoso me manda a decirles lo siguiente: Ustedes siempre han obedecido las órdenes de su antepasado Jonadab. Han seguido al pie de la letra todas sus instrucciones. Por eso, yo les prometo que uno de sus descendientes siempre estará a mi servicio.

Ahora bien, como puedes darte cuenta vivir como peregrino es ir transitando un camino diferente, apartado de lo trivial pues la persona vive apegada a las enseñanzas de Dios mostrando sencillez en todo lo que hace para servir y agradar a Dios. Asimismo, en este angosto camino, Dios es el guía, El iluminará la mente y el corazón del hombre que le obedece fielmente.

Por lo tanto,  es tiempo de que el hombre esté preparado, que tenga temor del Señor, que no se afane por los lujos del mundo sino más bien por ser mejor persona cada día, que sea ejemplo con su conducta y sirva de parámetro para que impacte a la sociedad en que se desenvuelve y, por ende al mundo actual, ya que el hombre está perdiendo valores y principios,  cayendo en el  caos al no seguir el orden establecido por Dios. Así pues, es hora de que el hombre se levante y siga adelante, que imite lo bueno y no se deje llevar por lo intrascendente. Sabes, es momento de que el hombre se vuelva a Dios, que se arrepienta de sus faltas y se enmiende, que obedezca a Dios, y entonces recibirá bendiciones y será prosperado.


Con Alta Estima,

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