Yo le comuniqué al pueblo todo lo que Dios me había dicho, pero
Azarías y Johanán , y otras personas muy creídas, me contestaron:
Jeremías, tú nos dices que no vayamos a vivir a Egipto, pero Dios no
te mandó a decirnos eso. ¡Eres un mentiroso! Seguro que fue Baruc el que te
puso en contra nuestra. Lo que él quiere es que caigamos en poder de los
babilonios, para que nos lleven prisioneros o nos maten.
Y todos desobedecieron a Dios. Ni Johanán ni los jefes militares ni el
resto de la gente se quedaron a vivir en Judá. Al contrario, se llevaron a
todos los que habían vuelto de otras naciones. Se llevaron a hombre, mujeres y
niños, y también a las hijas del rey. A toda esa gente Nebuzaradán la había
puesto bajo el cuidado de Guedalias. A todos nos llevaron a Egipto, incluyendo
a mi secretario Baruc y a mí, y nos quedamos en la ciudad de Tafnes. Allí, el
Dios de Israel volvió a hablarme:
Jeremías, toma unas piedras grandes y llévalas a Tafnes. Entiérralas a
la entrada del palacio del rey de Egipto, y asegúrate de que todos te vean
hacerlo. Luego diles que yo haré que venga el rey de Babilonia, y pondré su
trono sobre las piedras que has enterrado.
Y así será. El rey de Babilonia conquistará Egipto. A unos se los
llevará prisioneros a otro país, y a otros los matará. Destruirá los templos de
Egipto y los monumentos de Bet-Semes, y se llevará los ídolos que haya en esos templos. ¡El rey
de Babilonia va a sacudir a Egipto, como cuando los pastores de ovejas sacuden
la ropa para quitarle los piojos! Luego se irá de allí, y nadie podrá
detenerlo.
Así pues, el hombre a veces quiere escuchar sólo cosas que él quiere
que otros le digan, más no escucha la voz audible de Dios, por tanto, es
importante que el hombre esté atento a oírlo para que pueda conducirse por el
camino del bien.
Asimismo, el hombre debe aprender a mirar hacia adelante, no voltear
al pasado, pues el hombre se engaña a sí mismo, ya que siente una seguridad
aparente porque es algo que ya vivió, cosas que ya conoce y piensa que fueron
buenas quizá en su momento, pero es esencial que el hombre crezca
espiritualmente y experimente algo nuevo, que sea positivo y emprenda nuevos
proyectos, que limpie su mente y su corazón con disciplina y obediencia a Dios,
que viva apegado a sus mandatos para que Dios le guarde y le de sabiduría para
buscar una vida nueva y alcance la
estatura del varón perfecto que es Jesucristo.
Con Alta Estima,
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