jueves, 4 de julio de 2013

El Ejército...

Sabes, Dios te invita a formar parte de su ejército, y esta es una decisión voluntaria pues El te ha dado libre albedrío  para elegir como vivir, si en la luz o en la oscuridad. Cada persona debe tener un nivel de  conciencia que le ayude a desarrollar una voluntad firme, sometida a Dios y estar apegado a su Palabra, y poder vencer algunas fuerzas irracionales que son superiores que el hombre y lo inducen  a tener actitudes negativas, a hacer lo malo. Lo importante, es que controles tus pensamientos, renueves tu mente, pues lo maligno está al asecho, esperando la oportunidad de que caigas en la tentación y destruirte, pero con Jesucristo en tu vida, tu  interior sufre una transformación que te lleva a un cambio real para que formes parte de su fuerza armada contra el enemigo, pues sólo con Jesucristo en tu corazón, puedes luchar contra las potestades del mal, pues estas fuerzas tienen permiso de Dios para permanecer en este mundo, por lo que es importante que estés cerca de Dios para poder vencerlas.

Así pues, habían pasado trece meses de que los israelitas estaban en el desierto del Sinaí, cuando Dios habló con Moisés en el Santuario y le dijo: que hiciera una lista de todos los israelitas por tribus y familias para saber el número exacto y el nombre de todos los varones mayores de veinte años capaces de ir a la guerra y que los anotara según el grupo a que pertenecieran. Así lo hicieron y un mes después, que todavía estaban en el monte Sinaí, reunieron a los jefes que Dios había elegido y a los varones mayores de veinte años, los contaron y los anotaron según la tribu de Israel a la que pertenecían, siendo el número total de soldados de seiscientos tres mil quinientos cincuenta. Cada uno acampó bajo su propia bandera, y marchó con su propia familia y su propia tribu.

Cabe mencionarse, que sólo los de la tribu de Leví no se contaron pues ellos estarían al servicio del santuario. De los hijos de Aaron, Eleazar e Itamar se ocuparon del sacerdocio y Dios dijo que apartarán a sus descendientes para que estuvieran a su servicio y que le pertenecieran de manera especial, y les pidió hicieran una lista de todos los descendientes de Leví mayores de un mes, según a la familia que pertenecían. Moisés y Aarón hicieron lo que Dios les había mandado, y en total fueron veintidós mil, doscientos setenta y tres. Como los primeros hijos varones de los israelitas son más numerosos que los descendientes de Leví, se podrá rescatar a los doscientos setenta y tres que hay de más. Para rescatarlos se pedirá a cada persona cinco monedas de plata, de once gramos cada una, que fueron mil trescientas sesenta y cinco monedas de plata. Esa es la cantidad aprobada para las ofrendas que se entregan en el santuario, dinero que tomó Moisés y se los entregó a Aaron y a sus descendientes, tal como Dios se lo había ordenado.

Asimismo, Moisés y Aaron hicieron lo que Dios había mandado y contaron y anotaron todos los 
descendientes de Leví e hicieron una lista de todas las familias descendientes de Quehat, Guersón y Merarí, contaron los que tenía entre treinta y cincuenta años de edad y que podían prestar servicio en el santuario, y el resultado fue, de Quehat, dos mil setecientos cincuenta hombres, cargarían todos los utensilios del santuario,  de Guersón, dos mil seiscientos treinta, llevarían las cortinas del santuario, las cuerdas y todo lo que se necesita para el culto,  de Merarí, tres mil doscientos, transportarían las tablas, las barras, los postes, las estacas y las bases siendo un total de ocho mil quinientos ochenta, Moisés le dijo a cada uno que tenían que hacer y llevar, tal como Dios se lo había mandado.

Como puedes ver, formar parte del ejército de Dios tiene su precio, someter tu voluntad al Dios Altísimo, que tu conversión sea verdadera, que tengas un compromiso contigo mismo para imitar a Jesucristo, apegado a su Palabra que es la mayor fuerza para vencer cualquier obstáculo y puedas como hombre nuevo espiritual crecer en el conocimiento de Dios, pues sólo sometido a su voluntad puedes vencer al “Yo” racional,  y aprendas a depender de El y estar bajo su cobertura y poder vencer lo maligno de este mundo.


Con Alta Estima,

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