Así pues, cuando el pueblo de Israel estaba en Cades, Moisés
envió al rey de Edom un mensaje, que sus familiares se fueron a vivir a Egipto
y tuvieron algunos problemas pero Dios les ayudó y mandó a su ángel para que los sacara de Egipto, y ahora que
estaban en la ciudad de Cades frontera misma de su país, un favor le pedimos
que nos dejes pasar por tu territorio, te prometemos no pasar por los campos
sembrados ni por los viñedos ni tomar agua de tus pozos, pero el rey de Edom
contestó no te atrevas a entrar en mi país, si lo hacen ordenaré a mi ejército
que los ataque, los israelitas insistieron al rey pero él contestó no los voy a
dejar pasar, y los israelitas tuvieron que buscar otro camino.
Entonces, los israelitas salieron de Cades y se fueron hacia
el monte Hor, a un lado de Edom y entrando allí Dios le dijo a Moisés, que
Aaron ya estaba por morir pues no iba a entrar al país que les dio a los
israelitas porque no confiaron en El y desobedecieron en Meribá y, le dijo a
Moisés que llevará a Aaron a la parte alta del monte Hor pues allí moririría, y que cuando muriera le quitara la ropa de
sacerdote y se la diera a su hijo Eleazar. Después que murió bajaron del monte
Moisés y Eleazar, entonces el pueblo se dio cuenta de que Aaron había muerto, y
lloró por el durante treinta días.
Siguieron los israelitas por el camino Atarim, y el rey
cananeo que vivía en el desierto del sur supo que los israelitas venían los
atacó y apresó alguno de ellos, los israelitas le pidieron ayuda a Dios y él
les concedió vencer y destruir todas las ciudades de sus enemigos, mataron a
los cananeos y llamaron a ese lugar Hormá.
Del monte Hor los israelitas se fueron al mar de los Juncos
pero no pasaron por el territorio de Edom, en el camino la gente se desesperó y
empezó a protestar contra Dios, que no tenían pan ni agua y que estaban
cansados de la comida deshabrida, entonces Dios les mandó serpientes venenosas
para que los mordiera, y los que eran mordidos se morían y fueron muchos los
que murieron, entonces los israelitas le dijeron a Moisés reconocemos que hemos
hecho mal en protestar contra Dios, pero pídele por favor que se lleve a las
serpientes. Moisés le pidió a Dios que perdonará al pueblo y Dios le dijo que
hiciera una serpiente de bronce, y que cuando fueran mordidos, diles que miren
a la serpiente de bronce y sanarán, y así sucedió, al que mordía la serpiente, miraba a la serpiente de bronce y así no le
pasaba nada. Como puedes ver, el pueblo israelita constantemente se quejaba con
lo que mostró actitudes negativas, no respetaban ni honraban a Dios, por lo que
Dios se enojaba con ellos y les enviaba pruebas para que aprendieran a
controlar sus emociones y supieran tener buena actitud ante las adversidades.
No obstante, los israelitas siguieron su camino y llegaron a
Obot, de allí se fueron al este de Moab y acamparon en un lugar llamado
Iié-abarim, que está en el desierto, luego acamparon en el arroyo Zered y de
allí se fueron al otro lado del río Arnon, que separa el territorio de Moab de
los amorreos y está en pleno desierto. Del río Arnón los israelitas se fueron a
un lugar llamado Pozo, pues Dios le había ordenado a Moisés que reuniera al
pueblo y les dio a beber agua. Luego, se fueron del desierto, los israelitas
pasaron por Mataná, Nahaliel, Barnot y por el valle que está en el territorio
de Moab y al final llegaron a la cumbre del monte Pisgá, desde donde se ve el
desierto.
Entonces, los israelitas enviaron este menaje a Sihón, rey
de los amorreos, que por favor los dejara pasar por su territorio, que se
mantendrían en el camino principal hasta salir de su país, pero el rey Sihón en
vez de darles permiso de cruzar su país, reunió a su ejército y atacó a los
israelitas en el desierto, cerca del pueblo llamado Jahas, pero los israelitas
lo vencieron y se adueñaron de su país. Así fue como los israelitas se quedaron
a vivir en el territorio de los amorreos.
Después se fueron al territorio de Basán, pero el rey Og fue
a Edrei con todo su ejército para pelear contra ellos, y Dios les dijo que no
tuvieran miedo que con su ayuda los iba a vencer a él y a todo su ejército y
que hiciera lo mismo que hicieron con los amorreos y así fue como los
israelitas mataron a Og y a su ejército y a toda su gente, y se quedaron a
vivir en su país.
Después, los israelitas continuaron su viaje y pusieron su
campamento en el valle de Moab, que está al este del río Jordán, frente a
Jericó, Balac hijo de Sipor, era el rey de Moab y, cuando supo Balac todo lo
que los israelitas habían hecho a los amorreos, él y su pueblo se llenaron de
miedo, pues los israelitas eran muchísimos, y Balac mandó a llamar a los jefes
madianitas y los mandó con un mensaje a Balaam, hijo de Beor quien vivía con su
familia en Petor, ciudad que estaba junto al río Eufrates, y decía el mensaje que un pueblo enorme que
huyó de Egipto ha acampado frente a nuestro territorio y es muy poderoso, que
si podría venir para echarles una maldición, pues sabía que cuando él bendecía
a alguien, le iba bien en todo y cuando lo maldecía, le iba mal en todo, por
favor ven y maldice al pueblo de Israel, quizá pueda vencerlo y expulsarlo de
este territorio y le llevaron dinero para que hiciera esto. A estos líderes de Moab y de Madián, les pidió Balaam se
quedarán esa noche y en la mañana él les diría lo que Dios quería que él
hiciera, pero Dios le dijo que no fuera con esos hombres ni les echara
maldición al pueblo, pues Dios haría que le vaya bien en todo. Entonces, Balaam
le dijo a esta gente, que se fueran porque Dios le había dicho que no fuera con
ellos.
Insistió nuevamente Balac pero Balaam contestó que aunque le
ofreciera un palacio repleto de oro y de plata, no haría lo que le pide, que no
podía desobedecer al Dios de Israel, les pidió se quedarán esa noche y a ver
que Dios le decía, entonces por la mañana Dios le dijo que fuera pero que sólo
haría lo que El le dijera, pero Dios se enojó mucho con Balaam por haberlo
desobedecido, y como viajaba en su burra, la burra al ver al ángel con la
espada se salió del camino y Baalam le pegó, ella se hizo contra el muro y le
aplastó el pie a Baalam, le volvió a pegar, pero la burra volvió a ver al ángel
y ya no podía seguir en el camino y se echó al suelo y ya no dio un paso más,
entonces Balaam le pegó con un palo. Y, en ese momento Dios hizo que la burra
hablara y le reclamara que siempre le había servido, que lo llevaba por todos
lados y nunca le había tratado mal y en ese momento Dios le permitió a Baalam que
viera al ángel parado en el camino y listo para atacarlo con la espada, y el
ángel le dijo que diera gracias a su burra porque estuvo a punto de morir y a
la burra la habría dejado con vida. Balaam respondió, que si no quería que
fuera a Moab, ahora mismo regresaría a su casa, pero el ángel le dijo, ve con
ellos pero sólo dirás lo que yo te diga. Salió a su encuentro Balac, y le dijo
pensaste que no te daría el dinero que te ofrecí, pero Baalam contestó que sólo
haría lo que Dios le dijera. Balac hizo ofrenda a Dios, y un banquete para
Baalam y los mensajeros, luego lo llevó a Bamot-Baal de donde se podía ver parte
del campamento israelita.
Pero Dios le dijo a Baalam regresa a donde estaba Balac y le
repites el mensaje que te he dado, No puedo maldecir a los israelitas ni
condenarlos, pues los israelitas son un pueblo obediente, son gente buena, son
gente de paz, al oir esto Balac se quejó con Balaam y Balaam le dijo sólo puedo
decir lo que Dios me manda, pero insistió Balac y lo llevó a otro lugar para
que se animara a maldecir al pueblo y lo llevó a Sofim, a la parte más alta del
monte Pisgá y Dios se le apareció a Baalam y le dijo que regresara con Balac y
que le diera el mensaje, Balac hijo de Sipor, Dios no dice mentira alguna ni
cambia de parecer, Dios cumple lo que promete, Dios me ordenó bendecir a su
pueblo, Dios es el rey de Israel y El vive en medio de su pueblo, no hay
brujería que funcione contra el pueblo de Dios, Israel no descansará hasta ver
vencido a su enemigo, y le dijo no puedo desobedecer a Dios.
Balac, entonces se lo llevó a otro lado, y se llevó a la
parte más alta del monte Peor, desde allí se puede ver todo el desierto, como
Baalam ya sabía lo que Dios quería, se quedó mirando hacia el desierto y cuando
vio a todo el pueblo de Israel en sus tiendas de campaña, el espíritu de Dios
tomó control de él y Baalam se puso a cantar, soy Balaam, hijo de Beor, y sé
muy bien lo que Dios quiere, escuchen mi mensaje en nombre de Dios, que hermoso
es tu campamento pueblo de Israel, eres como flores que Dios plantó, como
árboles junto al manantial, Dios te sacó de Egipto, Israel, te sacó con una
fuerza increíble, como la fuerza del búfalo, ahora, destruirás a tus enemigos,
nadie se atreverá a molestarte, a los que te hagan bien, bien les irá, pero a
los que hagan mal, mal les irá. Balac se enojó y mandó a Balaam a su casa, y le dijo te prometí hacerte rico, pero Dios no
te lo ha permitido, y Balaam le dijo pero antes de irme te anunciaré lo que el
pueblo de Israel hará a tu pueblo en el futuro.
Y dijo Balaam esta es mi canción, he escuchado la palabra de
Dios, mi conocimiento viene del Dios altísimo y mi visión la he recibido del
Dios todopoderoso, lo que Dios me mostró todavía no ha sucedido, todavía está
en el futuro, se levantará en Israel un rey que brillará como una estrella, que
vencerá a todos sus enemigos, pobres de los que estén vivos cuando Dios haga
todo esto. Luego, Balam regresó a su casa, y Balac se fue a su país.
Por lo que puedes ver que quejarte no cambia nada, más bien
prevalece la naturaleza pecaminosa del hombre, lo importante es tomar buenas
decisiones, elegir hacer lo bueno, pues el estado emocional que tu decidas
adoptar para tu vida, es la actitud que muestras a los demás pero debes
aprender a confiar en Dios y pedirle sabiduría para hacer a un lado las
actitudes negativas, los patrones de pensamientos que traes desde un tiempo
atrás, quizá desde tu infancia para
enfrentar la vida, cambiar de forma de pensar y apegándote a la Palabra de Dios,
El te ayudará a reconocer las malas actitudes que te llevan a experiencias de
desierto, a lugares inhabitados, de desolación e irte preparando para un cambio que Dios ha
diseñado para que puedas llegar a vivir en la tierra prometida.
Con Alta Estima,
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