domingo, 28 de julio de 2013

El reinado (Parte II)...

Sabes, este reino lo puedes comparar con el reinado de tu propia vida, aprender a caminar como el rey David conforme al Espíritu Santo, pues como creyente eres renovado con el nuevo nacimiento aunque el morir al “Yo” es todo un proceso diario, una constante lucha, pero lo esencial es que cada persona se dé cuenta que Jesucristo debe reinar en tu vida, pues la mayoría de las veces como ser humano tienes debilidades que vencer pero apegado a la palabra de Dios y con obediencia puede lograr la transformación para tu vida.

Así pues, es importante que cada persona obedezca los mandatos de Dios, pues Dios no puede ser burlado, pues los resultados son malos después de cada paso equivocado y trae consecuencias a largo plazo además de que afectan a otros, a los que se encuentran más cercanos a ti, pues el espíritu de rebelión se extiende, como la desobediencia, la maldad, la lujuria, como es el caso del rey David, él como padre no puede llamarle la atención a su hijo Amnón, se siente impotente porque ve que su hijo está siguiendo sus pasos. 
Asimismo, cuando el ser humano no puede resolver los problemas, pues ya no están bajo su fuerza, al reconocer sus faltas, arrepentirse, Dios le otorga el perdón pero los resultados de sus acciones pueden seguirse cosechando por mucho tiempo, como en el caso del rey David, durante el resto de su reinado. Lo bueno del rey David fue que reconoció su falta y respondió al primer llamado de Dios, a través del profeta Natán y entendió que desobedeció a los mandatos de Dios

Así Dios seguía dándole victorias David, y como rey de los israelitas, David siempre fue bueno y justo con ellos.

Los principales asistentes de David fueron los siguientes: Joab hijo de Seruiá, que era jefe del ejército, Josafat hijo de Ahilud, que era secretario del reino, Sadoc hijo de Ahitub y Abimélec hijo de Abiatar, que eran sacerdotes, Seraías, que era su secretario personal, Benaías hijo de Joiadá, jefe del grupo filisteo al servicio del rey, y los hijos de David, que eran sacerdotes.

Cuando todos los reyes que estaban bajo el poder de Hadad-ézer vieron que David lo había derrotado, hicieron la paz con Israel y quedaron al servicio de David.

Llegó la primavera, que era cuando los reyes salían a la guerra, ese año David envió a Joab y a los jefes de su ejército a pelear contra los amonitas, pero él se quedó en Jerusalén, y Joab y todos sus hombres vencieron a los amonitas y conquistaron la ciudad de Rabá. Una tarde, después de haber descansado un poco, David se levantó y comenzó a pasear por la azotea de su palacio, de pronto, vio que una mujer muy hermosa se estaba bañando, David mandó enseguida a uno de sus sirvientes a preguntar quién era ella, el sirviente volvió y le dijo que se llamaba Betsabé, hija de Eliam, y que estaba casada con un hitita llamado Urías. Entonces, David mandó a traerla, y cuando se la llevaron, tuvo relaciones sexuales con ella, luego ella regresó a su casa, pues apenas había tenido su periodo de menstruación, y estaba cumpliendo con los ritos de purificación, Betsabé quedó embarazada, así que mandó a decirle a David que iba a tener un hijo suyo, al oir esto, David le ordenó a Joab que le mandara a Urías el hitita, pues quería hablar con él, Joab así lo hizo y cuando Urías llegó le ordenó que fuera a descansar a su casa, en cuanto Urías salió del palacio, el rey le envió de lo mejor de su comida y bebida, pero Urías no fue a su casa, sino que se quedó a dormir a la entrada del palacio, junto con los soldados de la guardia personal del rey. Entonces David lo mandó llamar y le preguntó, ¿por qué no dormiste en tu casa? Y Urías le contestó, mal haría yo en ir a mi casa a comer, beber y tener relaciones sexuales con mi esposa, mientras el cofre del pacto de Dios y todo el ejército están en el campo de batalla, entonces David le dijo a Urías, quédate aquí por lo menos esta noche, y mañana volverás al campo de batalla, y enseguida lo invitó a comer y beber, hasta emborracharlo, David creía que así Urías se iría a su casa sino que de nuevo se quedó con los soldados de la guardia personal del rey. Por la mañana, David escribió una carta y se la dio a Urías, para que se la entregara a Joab, la carta decía, Pon a Urías en el frente, donde la batalla sea más dura y peligrosa, luego déjalo solo para que lo maten, Joab así lo hizo, cuando ya había rodeado con su ejército la ciudad de Rabá puso a Urías a pelear donde estaban los soldados enemigos más valientes, cuando esos soldados salieron a pelear contra los hombres de Joab, mataron a algunos de los soldados de David, y entre ellos a Urías. Entonces Joab mandó un mensajero a darle la noticia a David, le dijo los enemigos nos estaban ganando y hasta salieron de la ciudad a pelear en el campo, pero los hicimos retroceder hasta el portón de la ciudad, desde el muro de la ciudad nos disparaban flechas, y algunos de nuestros mejores hombres cayeron muertos, entre ellos también murió Urías, el hitita que tan fielmente servía a su Majestad. David le contestó, dile a Joab que no se preocupe, en la guerra cualquiera puede morir. Cuando la mujer de Urías supo que su esposo había muerto, se puso muy triste, pero luego de que ella guardó su luto acostumbrado, David mandó a llamarla y se casó con ella, tiempo después, ella tuvo un hijo, sin embargo, a Dios no le gustó lo que David había hecho.

Entonces, Dios envió al profeta Natán para que le diera a David este mensaje, En cierta ciudad había dos hombres, uno de ellos era rico, y el otro era pobre, el rico tenía muchas ovejas y muchas vacas, en cambio, el pobre sólo tenía una ovejita, la había comprado, y él mismo la había criado y cuidado como si fuera su propia hija. Tanto quería ese hombre a la ovejita que hasta le daba de comer de su mismo plato, y la dejaba recostarse y dormir en su pecho, y así la ovejita fue creciendo junto con los hijos de ese hombre. Un día llegó un visitante a la casa del rico, y el rico lo invitó a comer, pero como no quería matar ninguna de sus ovejas ni de sus vacas, le quitó al pobre su ovejita y la mató para darle de comer al visitante. Al oír esto, David se enojó muchísimo contra el hombre rico y le dijo a Natán, pero ¿cómo pudo hacer eso? Ese hombre no tiene sentimientos, te juro por Dios que ahora tendrá que pagarle al pobre cuatro veces más de lo que vale la ovejita, y además, ¡merece la muerte!, entonces Natán le dijo, ¡Pues tú, David, eres ese hombre! Y ahora el Dios de Israel quiere que oigas esto: yo te hice rey de todo mi pueblo, yo te cuidé para que Saúl no te matara, hasta te di su palacio y sus mujeres, y aun te habría dado mucho más, si tú así lo hubieras querido, ¿por qué te burlaste de mí, que soy tu Dios? ¿por qué hiciste lo que yo prohíbo? En realidad no fueron los amonitas quienes mataron a Urías, lo mataste tú, y lo hiciste para quedarte con su mujer. Pero ahora, por haberte burlado de mí, y por haberle quitado a Urías su mujer, siempre habrá en tu familia muertes violentas. Tus propios hijos te harán sufrir mucho, si a escondidas tuviste relaciones sexuales con la mujer de otro, yo haré que otros tomen a tus mujeres y se acuesten con ellas delante de todo el mundo. David le dijo a Natán, reconozco que he pecado contra Dios y que he hecho lo que a él no le gusta. Natán le contestó, por eso mismo Dios te ha perdonado, y no vas a morir, pero por haberte burlado de él, no vivirá el hijo que tuviste con Betsabé. Después de decir esto, Natán se fue a su casa. En efecto, Dios hizo que el niño se enfermara gravemente, David no comía nada, y se pasaba toda la noche tirado en el suelo, rogándole a Dios que curara al niño, al séptimo día, el niño murió. Los consejeros no se atrevían a decir nada a David, pero David se dio cuenta de que sus consejeros le ocultaban algo, y comprendió que su hijo ya había muerto. De inmediato, David se levantó del suelo y se bañó, se perfumó y se cambió de ropa, luego fue a adorar a Dios a la carpa donde estaba el cofre del pacto.David fue a consolar a Betsabé, y tuvo relaciones sexuales con ella, con el tiempo ella tuvo un hijo, y David le puso por nombre Salomón, fue tanto el amor de Dios por el niño, que envió al profeta Natán para que les dijera, En mi honor, este niño se llamara Jedidías, que significa “Amado de Dios”.

Mientras tanto, Joab había seguido atacando la ciudad de Rabá, pues allí vivía el rey de los amonitas, cuando ya estaba por conquistarla mandó a decirle a David  que reuniera a todo su ejército y venga a tomar la ciudad, David le quitó al rey la corona, la cual era de oro, pesaba treinta y tres kilos, y tenía una piedra preciosa, David le quitó a la corona esa piedra preciosa y la puso en su propia corona y se llevó además gran parte de las riquezas de la ciudad, a la gente que vivía en la ciudad la obligó a hacer ladrillos, como lo había hecho con todas las ciudades amonitas que había conquistado, después de eso, David y su ejército regresaron a Jerusalén

Uno de los hijos de David, que se llamaba Absalón, tenía una hermana muy hermosa llamada Tamar, otro de los hijos de David, que se llamaba Amnón, se enamoró perdidamente de ella, como Tamar era todavía muy joven y no había tenido relaciones secuales, Amnón no encontraba la manera de estar a solas con ella. Jonadab le aconsejó, pues métete en la cama y haz como si estuvieras muy enfermo y pídele a tu padre que mande a tu hermana Tamar, que necesitas a alguien que te prepare la comida y te la dé en la boca, así lo hizo, y David mandó llamar a Tamar y le dijo, ve a la casa de tu hermano Amnón y hazle de comer, Amnón le dijo, tráeme el pan a la cama, y dame de comer en la boca, pero cuando ya estuvo cerca, Amnón la agarró por la fuerza y le dijo, Ven hermanita, acuéstate conmigo, Tamar le contestó, no, hermano mío, no me obligues a hacer algo tan malo y vergonzoso, si me violas, yo tendré que vivir con esa vergüenza y tú quedarás en Israel como un malvado. Yo te ruego que le pidas al rey que me deje ser tu esposa, estoy segura que él aceptará, pero Amnón no le hizo caso y como era más fuerte que ella, la forzó a tener relaciones sexuales con él. Cuando Absalón lo supo, la tranquilizó y le dijo, hermanita lo que ha hecho Amnón contigo es terrible, pero no le guardes rencor porque es tu hermano. Cuando David se enteró de lo que había pasado, se puso muy enojado, sin embargo, no castigó a Amnón, pues era su hijo mayor y lo quería mucho, Abasalón, por su parte, dejó de hablarle a Amnón, pues lo odiaba por haber violado a su hermana.

Pasaron dos años, un día Absalón invitó a todos los hijos del rey a Baal-hasor, cerca de Efraín, allí había fiesta, porque era la época en que se cortaba la lana a las ovejas, pero el rey le contestó, hijo mío, te agradezco la invitación, pero si vamos todos vas a gastar mucho dinero, sin embargo, le dio su bendición, entonces Absalón le propuso, si usted no puede ir, al menos permita que vaya mi hermano Amnón, tanto presionó Absalón al rey, que al fin, dejó que Amnón y sus otros hijos fueran a la fiesta, allí Absalón le dijo a sus sirviente, vigilen bien a Amnón y cuando ya esté muy borracho y yo les diga que lo maten, mátenlo, los sirvientes de Absalón cumplieron sus órdenes. Durante muchos días David lloró la muerte de su hijo Amnón, aunque también extrañaba a Absalón, pero Absalón huyó a Guesur y se quedó allí tres años, bajo la protección de Talmai, hijo de Amihud, que era rey de ese lugar. Joab se dio cuenta de que el rey David extrañaba mucho a Absalón, más tarde, el rey llamó a Joab y le dijo, Tú ve y ocúpate de que vuelva mi hijo Absalón pero no quiero verlo, que se vaya a su casa. En todo Israel no había un hombre tan bello y atractivo como Absalón, pues no tenía ningún defecto, el pelo se lo cortaba cada año, tuvo tres hijos y una hija, su hija se llamaba Tamar y era una joven muy hermosa.

Absalón vivió dos años en Jerusalén, y durante todo ese tiempo nunca se le permitió ver al rey, Abasalón le pidió a Joab que fuera a ver al rey de su parte, pero Joab no aceptó, una vez más se lo pidió y él se negó a ir. Entonces Absalón les dijo a sus sirvientes, Joab tiene un campo junto al mío y está lleno de cebada, vayan y préndanle fuego. Joab fue a hablar con Absalón y le dijo, ¿por qué mandaste a quemar mi campo?, y Absalón le contestó, porque quiero que vayas a ver al rey y le des este mensaje, ¿para qué me hiciste venir de Guesar, si no me dejas visitarte? Mejor me hubiera quedado allí, Joab fue a ver al rey y le dio el mensaje de Absalon , entonces David lo mandó a llamar y le dio un beso.

Tiempo después, Abasalón todos los días se levantaba muy temprano y se paraba a un lado del camino, a la entrada de la ciudad, si alguien iba a ver al rey para arreglar sus problemas, así pasaron cuatro años, un día Absalón le dijo al rey, cuando yo vivía en Guesur, le prometí a Dios que si él me permitía volver a Jerusalén, yo iría a Hebrón para adorarlo, yo te ruego que me dejes ir allá para cumplir mi promesa. El rey le dijo que podía irse tranquilo, y Absalón se fue acompañado de doscientos hombres pero ninguno de ellos conocía los planes de Absalón, cada día era más la gente que se unía a Absalón, de modo que la rebelión contra David fue cobrando fuerza. Un mensajero fue a decirle a David, Absalón se está ganando la simpatía de todos los israelitas y ahora ellos lo apoyan. El rey David huyó con su familia y toda su gente, los asistentes de David se pusieron a su lado, y toda la gente marchó delante de David. Cuando David y toda su gente llegaron al río Jordán, se quedaron a descansar allí, pues estaba muy cansado. Cuando Absalón se enfrentó a los hombres de David, iba montado en una mula, de repente al pasar por debajo de un gran árbol, se le atoró la cabeza entre las ramas y se quedó colgado mientras que la mula siguió corriendo, enseguida Joab fue al árbol donde Absalón todavía estaba colgado y le clavó tres flechas en el pecho, los diez ayudantes de Joab lo rodearon a Abasalón y acabaron de matarlo, luego echaron su cuerpo en un hoyo muy grande que había en el bosque y taparon el hoyo con piedras. El rey David se puso muy triste al saberlo y se fue a llorar al cuarto que estaba sobre la entrada de Mahanaim, Joab fue entonces al palacio y le dijo al rey, por lo visto, su Majestad ama a los que le odian y odia a los que le aman, me permito sugerir que salga usted ahora mismo y anime a su ejército, entonces el rey se levantó y ocupó su trono a la entrada de la ciudad de Mahanaim, y sus soldados marcharon ante él.

Por lo que sería bueno, considerar que apegados a la Palabra de Dios, el Espíritu Santo mora en cada persona y te motiva a tener una conciencia profunda y desarrollar una voluntad firme creando un compromiso con Dios, manteniendo una libertad con responsabilidad, evitando tiempos de ocio ya que propician que la mente y tus pensamientos se desvíen de los parámetros establecidos y no exponerlos a tentaciones que pueden estar fuera del control de las emociones que impidan vivir en comunión con Dios. 

Que tu corazón, tu mente, tus pensamientos, muestren tu temor a Dios, pues Dios no hace concesiones, es necesario acatar sus instrucciones.


Con Alta Estima,

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