martes, 30 de julio de 2013

El próximo rey...

Sabes, David fue escogido por Dios y fue amado por Dios porque fue un hombre quebrantado de corazón y enseñó la sumisión no la autoridad, los sufrimientos le ayudaron a ser humilde, a él si lo destituían del trono no le afectaba pues él aprendió que el ser humano tiene que aceptar cada una de las etapas de su vida y entender que la fuerza va minando y debes dar lugar a otros para que hagan las cosas que tú ya no puedes hacer, pero sería bueno que él que ocupe tu lugar lo haga de una manera digna y continúe los propósitos originales, como David estuvo preparado a las señales de cambio pues él supo que su arma principal era la sabiduría de Dios. Por eso Dios quiere que adquieras conocimiento y pases esta riqueza a tus descendientes.

Así pues, el rey David era muy anciano, y aunque lo cubrían con muchas cobijas, no se le quitaba el frío, entonces sus ayudantes le dijeron, debemos traer a una muchacha soltera para que sirva y cuide al rey, que duerma en la misma cama, para que le dé calor. Buscaron entonces en todo Israel una muchacha joven y hermosa, y en el pueblo de Sunem encontraron una que se llamaba Abisag, esta muchacha cuidaba al rey y lo servía, pero aunque era muy bonita, nunca tuvo relaciones sexuales con él.

Luego, Adonías, el hijo que David había tenido con Haguit, era un joven bien parecido, había nacido poco después que su hermano Absalón, David nunca había corregido a Adonías ni le había preguntado por qué hacía esto o aquello, pero ni el sacerdote Sadoc ni Benaías hijo de Joiadá, ni el profeta Natán ni Simí, hombre en quien el rey confiaba, ni los mejores soldados de David, apoyaban a Adonías. Un día, Adonías preparó una fiesta e invitó a todos sus hermanos, los hijos del rey David, la fiesta se celebró junto a la piedra de Zohélet, que está cerca del manantial de Roguel, para el banquete mandó a matar ovejas y toros, y también los terneros más gordos, Adonías no invitó a su hermano Salomón ni al profeta Natán, ni a Benaías ni a los soldados de David.

Entonces Natán le dijo a Betsabé, la madre de Salomón, ¿ya te enteraste? Adonías se ha nombrado rey, y nuestro señor David ni siquiera lo sabe, voy a darte un consejo que puede salvar tu vida y la de tu hijo Salomón, tienes que ir a ver al rey David y decirle, Su Majestad había jurado que mi hijo Salomón reinaría después de usted, ¿por qué, entonces, está reinando Adonías? Y mientras tú estés hablando con el rey, yo entraré y te apoyaré, Betsabé fue a ver al rey a su habitación, el rey ya era muy anciano, Betsabé se inclinó delante del rey en señal de respeto, el rey le preguntó, ¿qué deseas?, ella le contestó Todo el pueblo está esperando que su Majestad diga quién va a reinar después de usted, si su Majestad muere sin anunciar quien reinará, Adonías nos matará a mí y a mi hijo Salomón, mientras Betsabé estaba hablando con el rey, llegó el profeta Natány le preguntó, Majestad, ¿ha nombrado usted rey a Adonías sin avisarnos nada de esto?

El rey David pidió que llamaran a Betsabé, ella entró y se quedó de pie ante el rey, entonces David le dijo, juro por Dios que me ha librado de todos los problemas, que lo que te juré por el Dios de Israel, lo voy a cumplir hoy mismo, tu hijo Salomón reinará después de mí, entonces Betsabé se inclinó delante del rey hasta tocar el suelo con la frente y dijo, ¡Que viva para siempre mi señor, el rey David! Después el rey David ordenó que llamaran al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías y, cuando estos llegaron, el rey les dijo: quiero que mi hijo Salomón se suba a mi mula y que lo lleven a Guihón y deben derramar aceite sobre la cabeza de Salomón para nombrarlo rey de Israel, después tocaran la trompeta y gritarán, ¡Viva el rey Salomón!, luego acompañarán a Salomón hasta mi trono, porque él va reinar en mi lugar, he elegido a Salomón para que gobierne sobre Israel y Judá. Después de esto, todos marcharon detrás de Salomón, tocando flautas, estaban tan contentos que parecía que la tierra iba a partirse por el ruido que hacían.

Entonces todos los invitados de Adonías se asustaron, y cada uno se fue huyendo, Adonías , por su parte, tuvo miedo de Salomón, y fue a refugiarse al santuario, y allí se agarró de los cuernos del altar, alguien le informó a Salomón, ¡Majestad! Adonías tiene miedo de usted, y se ha refugiado en el santuario, ha suplicado que usted jure no matarlo, Salomón contestó, si él se comporta bien, no le va a pasar nada, no le tocaré ni un pelo, pero si actúa con maldad, te aseguro que morirá.

Cuando le faltaba poco para morir, David le encargó a su hijo Salomón lo siguiente, tarde o temprano, la muerte nos llega a todos, y a mí me falta poco para morir, sé valiente y compórtate como hombre, obedece todos los mandamientos de nuestro Dios, y todas las leyes que nos dio por medio de Moisés, si haces esto, te va a ir bien en todo lo que hagas y en cualquier lugar a donde vayas. Dios prometió que el trono de Israel será siempre ocupado por mis descendientes, si ellos se portan bien y le son completamente fieles.

David murió y lo enterraron junto a la tumba de sus antepasados, en la ciudad que llevaba su nombre, fue rey de Israel durante cuarenta años, después de él reinó Salomón quién logró hacer de Israel una nación muy poderosa.

Como puedes ver, para ser humilde es todo un proceso, pruebas que cada persona debe vencer y que apegado a la Palabra Dios te da la sabiduría que necesitas en ese momento, que tu vida personal no estorbe en tu caminar con Dios, aceptar las diferentes etapas de la vida porque todo está sujeto a cambios, es bueno enseñar a otros y delegar para seguir avanzando y poder experimentar cosas nuevas que te ayudarán a crecer más en tu vida.


Con Alta Estima,

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