Así pues, para poder
repartir el nuevo territorio Dios habló con Moisés y con Eleazar, hijo del
sacerdote Aarón y les mandó que hicieran un nuevo censo y todos los israelitas
que se contaron y anotaron fueron seiscientos un mil setecientos treinta
hombres. Dios volvió a hablar con Moisés, y le mandó ahora repartir el
territorio entre toda la gente que acaban de contar. A las familias más grandes
les darían más terrenos y a las más pequeñas les darían menos terrenos, pero
tenían que darles una parcela a cada familia anotada en la lista y la
repartición del territorio sería mediante un sorteo entre las familias grandes
y entre las pequeñas, por orden, de acuerdo a la tribu y a la familia a que
pertenecieran y también contarían a todas las familias que descendían de Leví.
En esta lista no aparecía ninguno de los hombres que Moisés y Aarónn contaron
la primera vez en el desierto de Sinaí, todos ellos murieron en el desierto
como castigo de Dios. Los únicos que quedaron con vida fueron Caleb y Josué.
Asimismo, había en Israel un hombre llamado Selofthad, que
era hijo de Héfer, nieto de Galaad, y bisnieto de Maquir, todos ellos eran de
la tribu de Manasés, el hijo de José, y sucede que Selofthad tenía cinco hijas
que se llamaban Mahlá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá, y en una ocasión fueron a la
entrada del santuario para hablar con Moisés, Eleazar, los jefes del pueblo y
todos los israelitas y le dijeron que su padre nunca tuvo un hijo varón, pero
no es justo que por eso su nombre sea borrado de la lista de la familia, por lo
que es injusto que ahora no les entregaran sus terrenos y les rogaron les
entregarán un terreno, para vivir con sus familiares. Moisés fue a consultar
con Dios, y Dios le contestó: que las hijas de Selofthad tenían razón, que les
diera el terreno que era de su padre para que pudieran vivir entre sus
familiares y, ellas se casaron con sus primos, que eran de la tribu de Manasés.
Entonces, Dios dijo diles a los
israelitas que si un hombre muere sin haber tenido hijos varones, sus
propiedades serán de su hija, si no tiene una hija, entonces esta herencia será
de sus hermanos, y si no tiene hermanos sus propiedades se le darán a los
hermanos de su padres y si su padre no tiene hermanos, entonces pasará su
herencia al familiar más cercano, esta es una orden que Dios mismo les dió y
tendrían que obedecerla siempre. Así también las hijas de Selofthad pueden elegir al hombre con quien quieran
casarse, siempre que sea de una de las familias de su propia tribu y eso mismo
deben hacerse en todas las tribus para que todas las tribus conserven el mismo
territorio que les tocó desde el principio. Esto Dios lo ordenó cuando
estuvieron en las llanuras de Moab, junto al río Jordán y frente a la ciudad de
Jericó.
Entonces, Dios le dijo a Moisés, sube al monte Abarim para
que veas el territorio que les voy a dar a los israelitas, ustedes me desobedecieron
en el desierto de Sim, en Meribá, por lo que morirás sin disfrutar de él como
sucedió con tu hermano Aaron, y Moisés
le respondió, Dios mío, tú eres el que nos da vida a todos, te pido les des un
líder a los israelitas para que los guíe por dondequiera que vayan, no dejes
que tu pueblo ande como un rebaño de ovejas sin pastor. Entonces, Dios le
ordenó a Moisés que llamara a Josué, que era un hombre valiente y obediente,
llévalo ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo y en presencia de ellos
pon tus manos sobre su cabeza, así le pasarás tu autoridad y le harás jefe
principal del pueblo y ordénales a los israelitas que deben obedecer a Josué en
todo.
Así también Dios ordenó a Moisés que los instruyera sobre
las promesas que hacen las mujeres casadas como solteras, que se le deben
cumplir, si una joven soltera le hace una promesa a Dios y su padre está de
acuerdo con ella debe cumplirla, pero si el padre no está de acuerdo no estará
obligada a cumplir su promesa. Si una mujer soltera hace una promesa sin
pensarlo bien y luego se casa, la mujer deberá cumplirla y si el esposo no está
de acuerdo no estará obligada a cumplirla y Dios la perdonará. La mujer está
obligada a cumplir lo que haya prometido a Dios, aun cuando sea divorciada o
viuda. Si una mujer casada hace una promesa y su esposo está de acuerdo, la
mujer debe cumplirla, si el esposo no está de acuerdo no deberá cumplirla y
Dios la perdonará, el esposo tendrá siempre la última palabra. Si el esposo
sabe que su mujer hizo una promesa y
está de acuerdo con ella, la mujer está obligada a cumplirla, pero si el esposo
de principio estaba de acuerdo y después no, él será culpable delante de Dios.
Dios le dijo a Moisés que como los medianitas no quisieron
ayudar a los israelitas, entonces le dijo que cada tribu enviara mil soldados,
por lo que se formó un ejército de doce mil soldados, pelearon con los
madianitas y como Dios les había dicho mataron a todos, y entre los hombres que
mataron estaban cinco reyes madianitas: Eví, Réquem, Sur, Hur y Reba y también
estaba Balaam hijo de Beor. Como botín de guerra los soldados israelitas se
llevaron a las mujeres y a los niños madianitas y también sus animales, y
objetos valiosos (de oro) brazaletes, pulseras, anillos aretes y otros adornos,
y cuando Moisés y los que estaban con él
vieron que regresaba salieron a recibirlo y Moisés se enojó cuando vio que
traían mujeres, pues ellas habían seguido los consejos de Balaam de adorar otro
dios, de tener relaciones prohibidas y Dios castigó a los israelitas y dijo
Moisés, perdónenle la vida sólo a las mujeres que sean vírgenes y quédense con
ellas y, para poder entrar al campamento, todo lo que traen deberá ser
purificado y el día séptimo, laven su ropa y entonces podrán entrar al
campamento. Dios ordenó a Moisés, que del botín, lo dividieran tanto a las
mujeres como al ganado en dos partes iguales, una mitad a los soldados y de
esta mitad separara de cada quinientas mujeres y uno de cada quinientos
animales se lo entregaran al sacerdote Eleazar como ofrenda para Dios y la otra
mitad, a los demás israelitas. Así
puedes ver que a veces el ser humano no
sabe discernir el bien del mal, vive en la idolatría y se deja influenciar por acciones
pecaminosas y estas ocupan un lugar de prioridad en su vida, vive en un mundo
vacío, y al continuar en los malos
hábitos, tal desorden trajo como
consecuencia enfermedades contagiosas,
con lo que se dañaban ellos mismos y perjudicaban a otros y Dios no podía
permitir la destrucción de la humanidad.
Cabe hacerse mención, que la tribu de Rubén y la de Gad
tenían mucho ganado, y vieron que la región de Jazer y de Galaad era buena para
el ganado y le dijeron a Moisés, a Eleazar y los jefes de Israel, que las
regiones de Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Hesbón, Elalé, Sebam, Nebo y Beón eran
muy buenas para el ganado y Dios había conquistado esas regiones para su
pueblo, así que les rogaban que los dejaran vivir en ellas si a ellos les parecía bien, por lo que ya no
irían a vivir al otro lado del río Jordán, pero Moisés les contestó si les
parecía bien quedarse ahí mientras sus hermanos iban a la guerra, entonces los
de la tribu de Rubén y los de Gad le contestaron a Moisés, que construirían
casas para sus hijos y corrales para el ganado y que irían al frente del
ejército y lucharían junto a las demás tribus hasta que ellos también tuvieran
un lugar donde vivir y entonces regresarían a su territorio, pues no querían
vivir con ellos del otro lado del río Jordán y Moisés les dijo que estaba bien
pues habrían cumplido con Dios y con los israelitas. Así fue como Moisés les
dio este territorio a la tribu de Gad y a la de Rubén y a la media tribu de
Manasés, allí estuvieron las ciudades y campos donde antes vivían Sihón, el rey
amorreo y Og, el rey de Basán y a algunas de las ciudades que reconstruyeron
estas tribus les cambiaron el nombre.
Luego, estando en las llanuras de Moab, Dios le dijo a Moisés, que cuando entraran a
la región de Canaán deben echar fuera a la gente que vive allí, si no lo hacen
yo haré que esa gente les sea tan molesta como si tuvieran ustedes astillas en
los ojos o espinas en el cuerpo y, a ustedes les haré el daño que pensaba
hacerle a esa gente, destruirán todas las figuras de piedra que adoran,
estatuas y los altares donde las adoran. También les dijo que el terreno que le
tocara a cada familia sería suyo, la región se repartirá por tribus, y de todas
las ciudades que hay en sus territorios deben darles a los descendientes de
Leví algunas ciudades, junto con los terrenos que están alrededor de ellas,
para que tengan un lugar donde vivir y su ganado tendrá donde pastar, esos
terrenos serán cuadrados y medirán novecientos metros por cada lado, y se
ubicarán alrededor de la ciudad a cuatrocientos cincuenta metro del muro de la
misma, les darán cuarenta y ocho ciudades y seis de esas ciudades serán
ciudades especiales de refugio, que serán sólo para quien mate a alguien por
accidente, entonces podrá ir a esas ciudades y buscar protección, el pueblo lo
juzgará y decidirá si merece o no morir, si no merece morir no podrá salir de
la ciudad mientras viva el jefe de los sacerdotes, tendrá que esperar hasta que
este muere para que pueda regresar a su casa y nadie pueda hacerle daño y tres de esas ciudades estarán del otro lado
del río Jordán y tres en la región de Canaán. Dios también les dijo, no echen a
perder el territorio en el que viven porque Yo, su Dios, vivo allí entre
ustedes, y no soporto estar en un lugar de asesinos, sólo matando al asesino
podrán hacer que el lugar vuelva a ser digno de mi presencia. Como puedes ver,
Dios marca la ley contra homicidio y crea las ciudades de refugio, que en el
mundo físico es como el refugio espiritual de cada persona, cuando a veces se
encuentra en la variable de decide hacer lo incorrecto lo que lo conduce a una
muerte espiritual pues le da prioridad a la vida material, fuera de control e
infructífera, pues pone una barrera, una distancia que lo aleja de Dios.
No obstante, Dios le ordenó a Moisés, que les diera a los israelitas los
límites del territorio, límite sur,
junto al desierto de Sin y la región de Edom: empieza al este donde termina el
Mar Muerto y se extiende rumbo sur hasta Cades-barnea, pasando por la cuesta a
Acrabim y por Sin, luego de Cades-barnea seguirá rumbo a Hasar-adar, hasta
llegar a Asmón, de allí dará vuelta hacia el arroyo de Egipto y terminará en el
mar Mediterráneo. Límite oeste, estará
formado por la costa del Mar Mediterráneo, límite norte, se extiende en línea recta desde el mar Mediterráneo hasta
el monte Hor, desde Hor seguirá hasta la entrada de Hamat, y de allí hasta
Sedad. Luego, la frontera se alargará hasta Zifrón y terminará en Haar-enán,
límite este, se extiende desde
Hasar-enán hasta Sefam, de allí hasta Ribla, que está al este de Ain, luego la
frontera bajará por la costa oriental del lago Quinéret y seguirá por el río
Jordán hasta llegar al Mar Muerto. Este es el territorio que Dios repartirá
entre las nueve tribus y media, cada quien recibirá su parte, según la suerte
que le toque.
Por lo que puedes ver, que sería conveniente que el ser
humano demuestre a Dios su fidelidad, que cuando esté en la disyuntiva de
elegir el bien o el mal, elija el bien, debe dar el primer paso de hacer lo bueno,
pues a pesar de los tropiezos cuando reconoce las malas acciones, se arrepiente Dios te da la oportunidad que
busques su refugio que te da fortaleza pero debes decidirte y estar consciente para
lograr ese cambio en tu vida. Que tu corazón anhele conocer a Dios para que sientas
su presencia y desarrolles una relación personal con El para que te dirija en
tu camino en este mundo. Recuerda que Dios quiere que te alejes de la
oscuridad, que tu condición espiritual crezca cada día más a través de su
Palabra pues es tu alimento espiritual.
Con Alta Estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario