lunes, 8 de julio de 2013

La repartición...

Sabes, Dios registró cada paso del pueblo israelita,  El estuvo con ellos durante todo el camino por el desierto, aunque el pueblo se rebelaba y se alejó muchas veces, El siempre lo protegió, así pues cada persona debe tomar conciencia de que el Espíritu Santo mora en su interior por lo que no debe alejarse de El, aunque a veces el hombre comete errores, tropieza pero no debe olvidar que Dios no te desamparará y cumple sus promesas, y aquí puedes ver que Dios prometió llevar al pueblo israelita a la región de Canaán, la tierra prometida.

Así pues, para poder repartir el nuevo territorio Dios habló con Moisés y con Eleazar, hijo del sacerdote Aarón y les mandó que hicieran un nuevo censo y todos los israelitas que se contaron y anotaron fueron seiscientos un mil setecientos treinta hombres. Dios volvió a hablar con Moisés, y le mandó ahora repartir el territorio entre toda la gente que acaban de contar. A las familias más grandes les darían más terrenos y a las más pequeñas les darían menos terrenos, pero tenían que darles una parcela a cada familia anotada en la lista y la repartición del territorio sería mediante un sorteo entre las familias grandes y entre las pequeñas, por orden, de acuerdo a la tribu y a la familia a que pertenecieran y también contarían a todas las familias que descendían de Leví. En esta lista no aparecía ninguno de los hombres que Moisés y Aarónn contaron la primera vez en el desierto de Sinaí, todos ellos murieron en el desierto como castigo de Dios. Los únicos que quedaron con vida fueron Caleb y Josué.

Asimismo, había en Israel un hombre llamado Selofthad, que era hijo de Héfer, nieto de Galaad, y bisnieto de Maquir, todos ellos eran de la tribu de Manasés, el hijo de José, y sucede que Selofthad tenía cinco hijas que se llamaban Mahlá, Noá, Hoglá, Milcá y Tirsá, y en una ocasión fueron a la entrada del santuario para hablar con Moisés, Eleazar, los jefes del pueblo y todos los israelitas y le dijeron que su padre nunca tuvo un hijo varón, pero no es justo que por eso su nombre sea borrado de la lista de la familia, por lo que es injusto que ahora no les entregaran sus terrenos y les rogaron les entregarán un terreno, para vivir con sus familiares. Moisés fue a consultar con Dios, y Dios le contestó: que las hijas de Selofthad tenían razón, que les diera el terreno que era de su padre para que pudieran vivir entre sus familiares y, ellas se casaron con sus primos, que eran de la tribu de Manasés. Entonces, Dios dijo  diles a los israelitas que si un hombre muere sin haber tenido hijos varones, sus propiedades serán de su hija, si no tiene una hija, entonces esta herencia será de sus hermanos, y si no tiene hermanos sus propiedades se le darán a los hermanos de su padres y si su padre no tiene hermanos, entonces pasará su herencia al familiar más cercano, esta es una orden que Dios mismo les dió y tendrían que obedecerla siempre. Así también las hijas de Selofthad  pueden elegir al hombre con quien quieran casarse, siempre que sea de una de las familias de su propia tribu y eso mismo deben hacerse en todas las tribus para que todas las tribus conserven el mismo territorio que les tocó desde el principio. Esto Dios lo ordenó cuando estuvieron en las llanuras de Moab, junto al río Jordán y frente a la ciudad de Jericó.

Entonces, Dios le dijo a Moisés, sube al monte Abarim para que veas el territorio que les voy a dar a los israelitas, ustedes me desobedecieron en el desierto de Sim, en Meribá, por lo que morirás sin disfrutar de él como sucedió con tu hermano Aaron, y  Moisés le respondió, Dios mío, tú eres el que nos da vida a todos, te pido les des un líder a los israelitas para que los guíe por dondequiera que vayan, no dejes que tu pueblo ande como un rebaño de ovejas sin pastor. Entonces, Dios le ordenó a Moisés que llamara a Josué, que era un hombre valiente y obediente, llévalo ante el sacerdote Eleazar y ante todo el pueblo y en presencia de ellos pon tus manos sobre su cabeza, así le pasarás tu autoridad y le harás jefe principal del pueblo y ordénales a los israelitas que deben obedecer a Josué en todo.

Así también Dios ordenó a Moisés que los instruyera sobre las promesas que hacen las mujeres casadas como solteras, que se le deben cumplir, si una joven soltera le hace una promesa a Dios y su padre está de acuerdo con ella debe cumplirla, pero si el padre no está de acuerdo no estará obligada a cumplir su promesa. Si una mujer soltera hace una promesa sin pensarlo bien y luego se casa, la mujer deberá cumplirla y si el esposo no está de acuerdo no estará obligada a cumplirla y Dios la perdonará. La mujer está obligada a cumplir lo que haya prometido a Dios, aun cuando sea divorciada o viuda. Si una mujer casada hace una promesa y su esposo está de acuerdo, la mujer debe cumplirla, si el esposo no está de acuerdo no deberá cumplirla y Dios la perdonará, el esposo tendrá siempre la última palabra. Si el esposo sabe que su mujer hizo una promesa  y está de acuerdo con ella, la mujer está obligada a cumplirla, pero si el esposo de principio estaba de acuerdo y después no, él será culpable delante de Dios.

Dios le dijo a Moisés que como los medianitas no quisieron ayudar a los israelitas, entonces le dijo que cada tribu enviara mil soldados, por lo que se formó un ejército de doce mil soldados, pelearon con los madianitas y como Dios les había dicho mataron a todos, y entre los hombres que mataron estaban cinco reyes madianitas: Eví, Réquem, Sur, Hur y Reba y también estaba Balaam hijo de Beor. Como botín de guerra los soldados israelitas se llevaron a las mujeres y a los niños madianitas y también sus animales, y objetos valiosos (de oro) brazaletes, pulseras, anillos aretes y otros adornos,  y cuando Moisés y los que estaban con él vieron que regresaba salieron a recibirlo y Moisés se enojó cuando vio que traían mujeres, pues ellas habían seguido los consejos de Balaam de adorar otro dios, de tener relaciones prohibidas y Dios castigó a los israelitas y dijo Moisés, perdónenle la vida sólo a las mujeres que sean vírgenes y quédense con ellas y, para poder entrar al campamento, todo lo que traen deberá ser purificado y el día séptimo, laven su ropa y entonces podrán entrar al campamento. Dios ordenó a Moisés, que del botín, lo dividieran tanto a las mujeres como al ganado en dos partes iguales, una mitad a los soldados y de esta mitad separara de cada quinientas mujeres y uno de cada quinientos animales se lo entregaran al sacerdote Eleazar como ofrenda para Dios y la otra mitad, a los demás israelitas.  Así puedes ver que a  veces el ser humano no sabe discernir el bien del mal, vive en la idolatría y se deja influenciar por acciones pecaminosas y estas ocupan un lugar de prioridad en su vida, vive en un mundo vacío, y al  continuar en los malos hábitos,  tal desorden trajo como consecuencia  enfermedades contagiosas, con lo que se dañaban ellos mismos y perjudicaban a otros y Dios no podía permitir la destrucción de la humanidad.

Cabe hacerse mención, que la tribu de Rubén y la de Gad tenían mucho ganado, y vieron que la región de Jazer y de Galaad era buena para el ganado y le dijeron a Moisés, a Eleazar y los jefes de Israel, que las regiones de Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Hesbón, Elalé, Sebam, Nebo y Beón eran muy buenas para el ganado y Dios había conquistado esas regiones para su pueblo, así que les rogaban que los dejaran vivir en ellas  si a ellos les parecía bien, por lo que ya no irían a vivir al otro lado del río Jordán, pero Moisés les contestó si les parecía bien quedarse ahí mientras sus hermanos iban a la guerra, entonces los de la tribu de Rubén y los de Gad le contestaron a Moisés, que construirían casas para sus hijos y corrales para el ganado y que irían al frente del ejército y lucharían junto a las demás tribus hasta que ellos también tuvieran un lugar donde vivir y entonces regresarían a su territorio, pues no querían vivir con ellos del otro lado del río Jordán y Moisés les dijo que estaba bien pues habrían cumplido con Dios y con los israelitas. Así fue como Moisés les dio este territorio a la tribu de Gad y a la de Rubén y a la media tribu de Manasés, allí estuvieron las ciudades y campos donde antes vivían Sihón, el rey amorreo y Og, el rey de Basán y a algunas de las ciudades que reconstruyeron estas tribus les cambiaron el nombre.

Luego, estando en las llanuras de Moab,  Dios le dijo a Moisés, que cuando entraran a la región de Canaán deben echar fuera a la gente que vive allí, si no lo hacen yo haré que esa gente les sea tan molesta como si tuvieran ustedes astillas en los ojos o espinas en el cuerpo y, a ustedes les haré el daño que pensaba hacerle a esa gente, destruirán todas las figuras de piedra que adoran, estatuas y los altares donde las adoran. También les dijo que el terreno que le tocara a cada familia sería suyo, la región se repartirá por tribus, y de todas las ciudades que hay en sus territorios deben darles a los descendientes de Leví algunas ciudades, junto con los terrenos que están alrededor de ellas, para que tengan un lugar donde vivir y su ganado tendrá donde pastar, esos terrenos serán cuadrados y medirán novecientos metros por cada lado, y se ubicarán alrededor de la ciudad a cuatrocientos cincuenta metro del muro de la misma, les darán cuarenta y ocho ciudades y seis de esas ciudades serán ciudades especiales de refugio, que serán sólo para quien mate a alguien por accidente, entonces podrá ir a esas ciudades y buscar protección, el pueblo lo juzgará y decidirá si merece o no morir, si no merece morir no podrá salir de la ciudad mientras viva el jefe de los sacerdotes, tendrá que esperar hasta que este muere para que pueda regresar a su casa y nadie pueda hacerle daño  y tres de esas ciudades estarán del otro lado del río Jordán y tres en la región de Canaán. Dios también les dijo, no echen a perder el territorio en el que viven porque Yo, su Dios, vivo allí entre ustedes, y no soporto estar en un lugar de asesinos, sólo matando al asesino podrán hacer que el lugar vuelva a ser digno de mi presencia. Como puedes ver, Dios marca la ley contra homicidio y crea las ciudades de refugio, que en el mundo físico es como el refugio espiritual de cada persona, cuando a veces se encuentra en la variable de decide hacer lo incorrecto lo que lo conduce a una muerte espiritual pues le da prioridad a la vida material, fuera de control e infructífera, pues pone una barrera, una distancia que lo aleja de Dios.

No obstante, Dios le ordenó a Moisés, que les diera a los israelitas los límites del territorio, límite sur, junto al desierto de Sin y la región de Edom: empieza al este donde termina el Mar Muerto y se extiende rumbo sur hasta Cades-barnea, pasando por la cuesta a Acrabim y por Sin, luego de Cades-barnea seguirá rumbo a Hasar-adar, hasta llegar a Asmón, de allí dará vuelta hacia el arroyo de Egipto y terminará en el mar Mediterráneo. Límite oeste, estará formado por la costa del Mar Mediterráneo, límite norte, se extiende en línea recta desde el mar Mediterráneo hasta el monte Hor, desde Hor seguirá hasta la entrada de Hamat, y de allí hasta Sedad. Luego, la frontera se alargará hasta Zifrón y terminará en Haar-enán, límite este, se extiende desde Hasar-enán hasta Sefam, de allí hasta Ribla, que está al este de Ain, luego la frontera bajará por la costa oriental del lago Quinéret y seguirá por el río Jordán hasta llegar al Mar Muerto. Este es el territorio que Dios repartirá entre las nueve tribus y media, cada quien recibirá su parte, según la suerte que le toque.

Por lo que puedes ver, que sería conveniente que el ser humano demuestre a Dios su fidelidad, que cuando esté en la disyuntiva de elegir el bien o el mal, elija el bien, debe dar el primer paso de hacer lo bueno, pues a pesar de los tropiezos cuando reconoce las malas acciones,  se arrepiente Dios te da la oportunidad que busques su refugio que te da fortaleza pero debes decidirte y estar consciente para lograr ese cambio en tu vida. Que tu corazón anhele conocer a Dios para que sientas su presencia y desarrolles una relación personal con El para que te dirija en tu camino en este mundo. Recuerda que Dios quiere que te alejes de la oscuridad, que tu condición espiritual crezca cada día más a través de su Palabra pues es tu alimento espiritual.


Con Alta Estima,

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