Sabes, el rey David se entristeció mucho con la muerte de su
hijo Absalón a pesar que su hijo lo quiso derrocar, David aprendió a amar a su
enemigo y esta situación lo llevó alcanzar la purificación que era necesaria
para su vida por las faltas graves cometidas, a pesar de que Dios lo había
perdonado. No obstante, aunque no es bueno vivir en el pasado algunos sucesos
que afectaron a otros, sería valioso
tenerlos en cuenta, volver atrás para ver que puedes enmendar, pues la culpa es
buena cuando te sirve para analizar un comportamiento y aceptes tu responsabilidad para corregir las malas acciones.
Mientras tanto, todos los israelitas habían huido a sus
casas, y por todo el país se comentaba, el rey David nos libró de los filisteos
y de nuestros enemigos, pero por culpa de Absalón tuvo que abandonar el país,
es verdad que queríamos que Absalón fuera nuestro rey, pero él ya está muerto,
¿por qué no hacemos que vuelve el rey David?, cuando David supo lo que pensaban
hacer los antiguos seguidores de Absalón, mandó a decirles a los sacerdotes
Sadoc y Abiatar, díganles de mi parte a los líderes de Judá, ustedes y el rey
son la misma tribu, ¿por qué han de ser los últimos en llamar al rey para que
vuelva a su palacio?, además, el rey envió este mensaje a Amasá, tú eres como
mi propio hermano, te juro por Dios que voy a hacerte jefe de todo el ejército,
en lugar de Joab., Amasá convenció a toda la gente de Judá para que le pidieran
al rey que volviera con toda su gente, así fue como el rey volvió hasta el río
Jordán, entonces la gente de Judá salió hasta Guilgal para recibirlo, y lo
acompañaron para cruzar el río. Toda la gente cruzó el río Jordán y el rey
también lo cruzó, luego de besar a Barzilai
lo bendijo, y este regresó a su casa. De allí el rey fue a Guilgal, y
Quimham se fue con él, lo mismo que toda la gente de Judá y la mitad de los
israelitas.
Así cuando David llegó a Jerusalén, encerró en una casa a
las diez mujeres que había dejado cuidando su palacio, desde entonces ellas
vivieron como si fueran viudas, pues aunque David siguió manteniéndolas, ya no
volvió a tener relaciones sexuales con ellas, después de eso, el rey le dijo a Amasá,
tú eres el jefe de mi ejército, así que reúne a todos los soldados de Judá, y
ven a verme con ellos dentro de tres días, Amasá fue a reunirlos pero se tardó
más tiempo, por eso David le dijo a Abisai, ahora Sebá puede causarnos más
problemas que Absalón, así que toma a tus mejores soldados y ve a perseguirlo,
Abisai salió de Jerusalén acompañado de Joab y sus soldados, llegaron a Gabaón,
se encontraron con Amasá, Joab en la cintura llevaba una espada sujetada por un
cinturón, pero al caminar se le cayó, Joab la recogió y se acercó a saludar a
Amasá, con la mano derecha le tomó la barba, como si fuera a besarlo, y le
preguntó, hermano, ¿cómo te va?, Amasá no se dio cuenta de que en la otra mano
Joab llevaba la espada, así que Joab le clavó la espada en el vientre y se le
salieron los intestinos, Amasá murió al instante. Mientras, tanto, Sebá andaba
recorriendo todas las tribus de Israel, y en la ciudad de Abel-bet-maacá se le unieron los familiares de su padre
Bicri, cuando llegaron Joab y su ejército rodearon la ciudad, y para entrar en
ella construyeron una rampa junto a la muralla, luego, todo el ejército comenzó
a derribar la muralla. Desde adentro de la ciudad una mujer muy astuta empezó a
gritar: ¿por qué va a usted a destruir una ciudad que le pertenece a Dios? Y Joab
le respondió, ¡Que Dios me libre de acabar con esta ciudad! No me interesa
destruirla, pero en ella está un hombre de las montañas de Efraín, se llama
Sebá, y se ha rebelado contra el rey David, a quien yo sirvo, entrégamelo, y no
atacaré la ciudad, la mujer fue a convencer a la gente de que le cortaran la
cabeza a Sebá, así que le cortaron la cabeza a Sebá, desde la muralla se la
arrojaron a Joab, y Joab ordenó la
retirada, sus soldados regresaron a sus
casas, luego Joab se fue a Jerusalén para encontrarse con el rey.
Así fue como Joab quedó al mando de todo el ejército de Israel,
mientras que Benaías hijo de Joladá, quedó al mando del grupo de soldados
filisteos, Adoram era jefe de los trabajadores y Josafat hijo de Ahilud tenía a
su cargo los documentos oficiales. Servá era el secretario, y Sadoc y Abiatar
eran los sacerdotes, Irá, el del pueblo de Jair, era sacerdote de David.
Durante el reinado de David pasaron tres años en que no hubo
suficiente comida, David le preguntó a Dios por qué los trataba tan mal y Dios
le respondió, si ahora ustedes no tienen qué comer, la culpa es de Saúl y de su
familia pues él mató a muchos gabaonitas. Los gabaonitas no eran israelitas,
eran parientes de los amorreos, pero en los días de Josué, los israelitas
habían hecho con ellos un pacto de paz, sin embargo, Saúl había tratado de
destruirlos para que Israel y Judá controlaran todo el territorio, por lo que
los gabaonitas querían que les entregara a siete de los familiares de Saúl,
para matarlos frente al santuario de Dios, el rey David se comprometió a
entregarles a siete familiares de Saúl, y tan pronto como se cumplieron las
órdenes del rey David, Dios escuchó sus oraciones y bendijo al país.
Después, los filisteos volvieron a declararle la guerra a Israel, así
que David fue con su ejército a pelear contra ellos, como David ya estaba muy
cansado un gigante trató de matarlo, Abisai corrió ayudar a David, y atacó al
filisteo y lo mató, por su parte los hombres de David le hicieron jurar que ya
no saldría a las batallas, pues no querían perder a su líder y quedarse sin su
guía. Cuando Dios libró a David de sus enemigos y de Saúl, David entonó este
canto: Dios mío, yo te amo porque tú me das fuerzas! Tú eres para mí la roca
que me da refugio; tú me cuidas y me libras! Me proteges como un escudo, y me
salvas con tu poder…yo te alabo y te canto himnos en medio de las naciones, tú
siempre le das la victoria al rey que pusiste sobre Israel, tú siempre les
muestras tu amor a David y a sus herederos.
Así pues, Dios eligió a David, el gran poeta de Israel, y le dio el
lugar más importante. Lo que sigue fueron las últimas palabras de David: Estas
palabras no son mías, son palabras del espíritu de Dios, que habla por medio de
mí, y esto es lo que me dijo el Dios que ayuda a Israel: El rey que me toma en
cuenta en todo lo que hace, y es justo con su pueblo, es como la luz de la
mañana y como el sol después de la tormenta; te hace bien a la tierra, y hace
crecer la hierba. Dios hizo un pacto conmigo, un pacto seguro y bien hecho que
durará para siempre, por eso mi familia siempre estará segura y Dios cumplirá
todos mis deseos. La gente malvada es como los espinos, que nadie se atreve a
tocarlos, más bien, se arrojan al fuego, como si fueran basura, hasta quemarlos
por completo. ¡Nadie jamás vuelve a recogerlos!
Cabe mencionar que, los guerreros más valientes del ejército de David eran tres,
el primero, Joseb-basébet hijo de Hacmoní, y era el jefe de los tres, en cierta
ocasión mató con su lanza a ochocientos hombres, el segundo, Eleazar hijo de
Dodó de Ajoj, estuvo con David en Pasadamim, cuando los filisteos se reunieron
para pelear contra Israel, los israelitas huyeron pero él se quedó matando
filisteos hasta que el brazo se le acalambró, el tercero, era Samá hijo de Agué
de Arat, los filisteos se habían reunido en un campo sembrado con lentejas para
atacar a los israelitas, los filisteos huyeron, pero Samá no se movió del
campo, sino que lo defendió y mató a los filisteos. Ese día Dios les dio una
gran victoria. Pero en total, los más valientes del ejército de David fueron
treinta y siete.
Después Dios volvió a enojarse contra Israel, le hizo creer a David,
que sería bueno hacer una lista de todos los soldados que había en Israel y
Judá, entonces el rey le dijo a Joab y a los jefes del ejército, vayan por todo
el país, y cuenten a todos los hombres en edad militar, para que yo sepa
cuántos soldados tengo, pero Joab le contestó, yo le pido a Dios que
multiplique a su pueblo, y que lo haga cien veces más grande de lo que ahora
es, y que le permita a usted llegar a verlo, pero no creo que contarlos sea una
buena idea, sin embargo, la orden del rey pudo más que la opinión de Joab y de
los jefes del ejército, y ellos tuvieron que salir a contar a todos los
israelitas. Después de haber recorrido todo el país durante nueve meses y
veinte días regresaron a Jerusalén, allí Joab le informó al rey, En Israel hay
ochocientos mil hombres que pueden ir a la guerra, y en Judá hay quinientos
mil. Pero David se dio cuenta de había sido un error haber contado a toda la
gente, así que dijo: Dios mío no está bien lo que hice, te he ofendido al
contar los soldados que tenemos, yo te ruego que perdones mi error.
David siempre consultaba al profeta Gad, por eso al día
siguiente, Dios le dio a Gad un mensaje para David, le dijo, ve a decirle a
David que le voy a castigar, y que puede escoger uno de estos tres castigos,
siete años de hambre en todo el país, ser perseguido por sus enemigos durante
tres meses o que todo el pueblo sufra enfermedades durante tres días y, David
le dijo a Gad, me resulta difícil elegir uno de los tres, pero Dios es compasivo prefiero que sea él
quien me castigue, entonces Dios envió una enfermedad por todo Israel, durante
tres días, como el ángel estaba a punto de destruir la ciudad, David dijo, Dios
mío yo fui quien pecó contra ti, por favor no castigues a mi pueblo, mejor castígame
a mí y a mi familia, y Dios envió a David este mensaje por medio del profeta
Gad, ve y constrúyeme un altar en el lugar donde Arauna limpia el trigo, David
obedeció el mensaje de Dios y escuchó sus ruegos y detuvo el castigo contra los
israelitas, pues le dio tristeza haberlos castigado.
Por lo que puedes ver que David elige someterse a la
voluntad de Dios, porque Dios es misericordioso y El puede aligerar el castigo,
por lo que sería bueno que el ser humano se someta a la justicia de Dios pues
Dios mostrará su misericordia a la persona que le ama.
Con Alta Estima,
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