viernes, 26 de julio de 2013

El reinado (Parte I)...


Sabes, cuando una persona cumple con las enseñanzas y está apegada a la Palabra de Dios, tiene en su interior el reino de Dios, El es el rey que gobierna su corazón, y El le ayuda en todo momento a vencer al enemigo exterior que pueden ser los atractivos del mundo, o el enemigo interior, las tristezas, la envidia, los celos, derroca todo problema que le aflige, pero es importante mantener tu reinado en esta tierra por medio de Jesucristo, El debe ser la roca firme para tu vida, con un corazón semejante al de Dios.

Así pues, el rey David fue el rey amado por Dios pues su corazón, su mente eran primero para Dios, él danzaba, saltaba y cantaba y a Dios le agradaba pues de esa forma le adoraba, le expresaba así sus sentimientos, con sus canciones y su arpa. Por ese corazón humilde y su actitud sincera Dios lo había elegido y en sus victorias Dios estuvo con él y aprobaba todo lo que El proponía porque primero lo consultaba a El, pues Dios dominaba su vida y por ende su reinado.

Después de que Saúl murió, David consultó a Dios, ¿puedo regresar a alguno de los pueblos de Judá? Y Dios respondió, Ve a Hebrón. David se fue a Hebrón con Ahinoám y Abigail, que eran sus dos esposas. Que eran sus dos esposas, Ahinoám era del pueblo de Jezreel, y Abigail había sido esposa de Nabal. David se llevó también a sus soldados con sus familias, y todos ellos vivieron en los pueblos cercanos a Hebrón. Entonces la gente de Judá fue a donde estaba David y le derramó aceite sobre la cabeza, así lo declararon rey de Judá y fueron los únicos que los reconocieron, por eso David,  se quedó en Hebrón y fue rey de Judá durante siete años y medio, tenía treinta años cuando empezó a reinar y en Jerusalén fue rey de todo Israel y su reinado duró cuarenta años.

Un día Abner y los ayudantes de Is-bóset salieron de Mahanaim y fueron a Gabaón, donde había un depósito de agua, allí se encontraron con Joab hijo de Seruiá y con los ayudantes de David, como los dos grupos estaban sentados uno frente al otro, Abner desafío a Joab y le dijo, deja que tus jóvenes peleen con los míos, para ver quiénes son mejores, Joab aceptó el desafío, y pasaron al frente doce jóvenes de parte de Benjamín y de Is-bóset, y doce de parte de David, cada uno agarró de la cabeza a su contrario, y le clavó la espada en las costillas, así que todos murieron al mismo tiempo, desde entonces ese lugar, que está junto a Gabaón, se conoce como Campo de las espadas, el resto de los soldados comenzó a  pelear y los de David derrotaron a los de Abner. Con Joab estaban sus hermanos Abisai y Asael, como Asael podía correr muy rápido, comenzó a perseguir a Abner, entonces Abner le dijo, si lo que quieres es quitarme la espada, te aconsejo que te busques a otro, Asael no le hizo caso, ni dejó de perseguirlo, por eso Abner volvió a decirle, si no dejas de perseguirme, tendré que matarte, pero Asael siguió persiguiéndolo, entonces Abner le clavó su lanza en el estómago, y lo atravesó de lado a lado, Asael cayó muerto de inmediato, Joab y su gente enterraron a Asael en la tumba de su padre, la cual está en Belén, de allí se fueron caminando toda la noche, y al día siguiente llegaron a Hebrón, la guerra entre las familias de Saúl y de David duró mucho tiempo, y David iba ganando más poder, mientras que la familia de Saúl se debilitaba.

En Hebrón, David tuvo seis hijos en este orden, Con Ahinóam, su esposa de Jezreel, tuvo a Amnón, con Abigail, la viuda de Nabal, tuvo a Quilab, con Maacá, la hija de Talmai, rey de Guesur, tuvo a Absalón, con Haguit tuvo a Adonías, con Abital tuvo a Sefatías, con Egla tuvo a Itream.

Como la guerra continuaba entre los seguidores de Saúl y los de David, Abner fue ganando poder sobre la familia de Saúl, luego Abner envió este mensaje a los jefes de Israel, durante mucho tiempo ustedes han querido que David sea su rey, el momento ha llegado, recuerden que Dios le prometió a David que por medio de él libraría a Israel de los filisteos y de todos sus enemigos, Abner habló también con la gente de Benjamín y él mismo fue a Hebrón con veinte hombres, y le contó a David que todos en Israel y Benjamín estaban dispuestos a reconocerlo como rey. David hizo entonces una fiesta para Abner y su soldados, y durante la fiesta Abner le dijo, su Majestad, permítame reunir a todos los israelitas para que hagan un pacto con usted, y así usted pueda ser su rey. David se lo permitió, y Abner salió de Hebrón, en ese momento llegaron Joab y los soldados de David, y traían muchas riquezas que les habían quitado a sus enemigos, cuando Joab supo que Abner había estado hablando con David, fue a verlo y le dijo, ¡ pero qué ha hecho su Majestad!¿cómo pudo usted dejar que Abner se fuera tan tranquilo? Usted sabe que todo lo que Abner le ha dicho es mentira, él sólo ha venido a espiar. En cuanto Joab salió de hablar con David, mandó a decirle a Abner que regresara, pero sin decírselo a David, Abner ya había llegado al pozo de Sirá, pero regresó a Hebrón, tan pronto como llegó a la entrada de la ciudad, Joab lo llevó aparte como si quisiera decirle algo y le clavó un cuchillo en el estómago, así fue como Joab y su hermano Abisai se desquitaron de la muerte de su hermano Asael en la batalla de Gabaón. Abner fue enterrado en Hebrón, el día que lo enterraron, el rey David iba adelante del grupo, toda la gente lloraba mucho, y también el rey lloraba sin consuelo ante la tumba de Abner, luego el rey les dijo a sus oficiales, ¡Que Dios les dé su merecido por la maldad que cometieron!.

Así pues, Jonatán había tenido un hijo, al que le puso por nombre Mefi-bóset, cuando llegaron las noticias de que Saúl y Jonatán habían muerto en Jezreel, la niñera de Mefi-bóset tomó al niño y huyó, pero por las prisas Mefi-bóset de cayó y se quedó cojo, tenía entonces cinco años de edad. Un día, David les preguntó a sus asistentes y consejeros, ¿vive todavía algún familiar de Saúl, a quien yo pueda ayudar en memoria de Jonatán?, entonces llamaron a Sibá, que había estado al servicio de Saúl y Sibá le contestó, aún vive un hijo de Jonatán que no puede caminar se llama Mefi-bóset, el rey mandó traer a Mefi-bóset y cuando llegó al palacio David le dijo, no tengas miedo en memoria de tu padre Jonatán, voy a cuidar de ti. Voy a devolverte todas las tierras de tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante comerás en mi mesa, y se quedó a vivir en Jerusalén.

Cuando Is-bóset supo que habían matado a Abner en Hebrón, se preocupó mucho, pues se dio cuenta de que ya no podría seguir siendo rey, todos en Israel también se preocuparon, Is-bóset había puesto al frente de su ejército a dos hombres de Beerot, llamados Baaná y Recab, que eran hijos de Rimón, estos había sido jefes de una banda de ladrones, y ellos se consideraban miembros de la tribu de Benjamín y fueron a la casa de Is-bóset y entraron como si fueran a comprar trigo, como era la hora en que hacía más calor, lo encontraron durmiendo, entonces le clavaron un cuchillo en el estómago, le cortaron la cabeza, y luego huyeron sin que nadie los viera, caminaron toda la noche por el camino a Arabá hasta llegar a Hebrón y le llevaron a David la cabeza de Is-bóset y le dijeron que quería matarlo, Dios ya le ha dado a Saúl su merecido, pues todos sus hijos están muertos, pero David les contestó, así como Dios me ha protegido del mal, yo les juro que ustedes merecen la muerte por haber hecho esto, enseguida David ordenó que mataran a Baaná y Recab, y sus hombres les cortaron las manos y los pies, y los colgaron junto al depósito de agua que está en Hebrón, luego enterraron la cabeza de Isbóset en Hebrón, en la tumba de Abner.

Cada día David tenía más y más poder, pues el Dios todopoderoso lo ayudaba. David sabía que Dios le había dado ese poder, y que lo había hecho rey de Israel por amor a su pueblo, Hiram, el rey de Tiro, envió gente que sabía construir con madera y piedra, con ellos envió madera para que le hicieran a David un palacio en Jerusalén.

David se fue de Hebrón para ir a vivir a Jerusalén, allí tuvo más esposas, los hijos que tuvo con ellas fueron, Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibhar, Elisúa, Nefeg, Jafia, Elisamá, Eliadá, Elifélet.

Así, cuando los filisteos supieron que David ya era rey de todo Israel, se unieron para atacarlo y fueron al valle de Refaim, pero David se enteró y se fue a uno de sus refugios, allí consultó a Dios, si salgo a pelear contra los filisteos, ¿me ayudarás a vencerlos? y Dios le contestó, claro que sí, yo te ayudaré a vencerlos, no los ataques de frente, rodéalos y atácalos por detrás, cuando llegues a donde están los árboles de bálsamo, oirás mis pasos en la punta de los árboles, esa será la señal para que te lances al ataque, ahí me verás ir delante de ti, y destruir al ejército filisteo, así lo hizo David, y ese día venció a los filisteos desde Gueba hasta Guézer.

Luego, David volvió a reunir a sus mejores hombres, salió con ellos de Baalá de Judá para llevarse a Jerusalén el cofre del pacto, que estaba en la casa de un hombre llamado Abinadab, esa casa estaba en la punta de una colina, cuando sacaron de allí el cofre, lo pusieron sobre una carreta nueva que iban guiando Uzá y Ahió, hijos de Abinadab, Ahió iba delante del cofre, David y todos los israelitas iban danzando y cantando muy alegres delante de Dios, al son de la música de arpas, panderos, platillos, castañuelas y otros instrumentos de madera y cuerdas, cuando llegaron a un lugar donde se limpiaba el trigo, se tropezaron los bueyes que jalaban la carreta, Uzá sostuvo con su mano el cofre para que no se cayera pero Dios se enojó mucho y allí mismo le quitó la vida, David sintió miedo y dijo, ya no me atrevo a cuidar el cofre del pacto, así que lo dejó en casa de Obed-edom, que vivía en Gat, y el cofre se quedó allí tres meses y durante este tiempo Dios bendijo a Obed-edom y a todos sus familiares y les dio más de lo que tenía, entonces David fue a la casa de Obed-edom para llevarse el cofre a Jerusalén, hizo una gran fiesta, cada vez que los que llevaban el cofre daban seis pasos, David ofrecía a Dios un toro y un ternero. Para agradarle a Dios, David danzaba con mucha alegría, llevaba puesta sólo una túnica sacerdotal de lino, y así entre gritos de alegría y toques de trompeta, David y todos los israelitas llevaron el cofre de Dios a Jerusalén. Mical, la hija de Saúl, estaba en la ventana del palacio cuando el cofre de Dios iba entrando a la ciudad, y se disgustó mucho al ver cómo el rey David saltaba y danzaba para agradar a Dios. El cofre de Dios fue llevado a una carpa que David había preparado, y allí David le presentó a Dios muchas ofrendas de animales y vegetales, luego bendijo al pueblo en nombre de Dios, y a cada uno de los presentes le dio un pan de harina, uno de dátiles y otro de pasas, después de eso todos se fueron a su casa, también David se fue a su casa, y al llegar empezó a bendecir a su familia, pero Mical le dijo, hoy has hecho el rídiculo, no te has portado a la altura de un rey, con los saltos que dabas, hasta la última de tus sirvientas te vió el trasero, realmente te has portado como una persona vulgar y sin vergüenza, David le contestó, si dancé, lo hice para agradar a Dios, y recuerda que fue Dios quien rechazó a tu padre y a tu familia, además, fue Dios mismo quien me eligió como rey de su pueblo. Y si a ti te parece que me rebajo  pues seguiré rebajándome, pero aun así, esas sirvientas que dices comprenderán por qué lo hago, y me honrarán, y Dios castigó a Milcal, por eso ella nunca tuvo hijos.

No obstante, Dios ayudó a David para que logrará la paz con sus enemigos, y pudiera vivir tranquilo en su palacio, entonces David le dijo al profeta Natán, no está bien que yo viva en un palacio de maderas finas, mientras el cofre del pacto de Dios está en una carpa, Natán le contestó, haz lo que creas más conveniente, pues Dios te apoya en todo, sin embargo, Dios habló con Natán esa misma noche, y le dijo: Ve y dile de mi parte, ¿cómo está eso de que quiere construirme una casa?, si desde que los saqué de Egipto, siempre he vivido en una carpa, yo soy el Dios todopoderoso, yo soy quien te puso al frente de mi pueblo cuando eras un simple pastor de ovejas, yo soy quien siempre te ha cuidado y te ha ayudado a derrotar a tus enemigos, y soy también quien te hará muy famoso en este mundo, además, yo haré que de tus descendientes salgan los reyes de Israel, después de tu muerte, yo haré que uno de tus hijos llegue a ser rey de mi pueblo, a él si lo dejaré que me construya una casa, y haré que su reino dure para siempre, yo seré para él como un padre, y él será para mí como un hijo, lo castigaré como castiga un padre a su hijo, pero nunca lo abandonaré como abandoné a Saúl. Además, yo haré que el reino de tus hijos sea firme y dure para siempre.

Natán fue y le dio el mensaje a David, entonces David fue a la carpa donde estaba el cofre, se sentó delante de Dios y le dijo, Mi Dios ¿cómo puedes darme todo esto, si mi familia y yo valemos tan poco? Y cómo es posible que prometas darme aún más y que siempre bendecirás a mis descendientes, ¿qué más te puedo decir Dios si me conoces muy bien? Tú, me dejas conocer tus grandes planes, porque así lo has querido, que grande eres Dios mío, ¡Todo lo que de ti sabemos es verdad! No hay ningún otro Dios como tú, Mi Dios, yo te pido que le cumplas a mis descendientes estas promesas que nos acabas de hacer, haz que ellos se mantengan en tu servicio, para que tu nombre sea siempre reconocido, y que todo el mundo diga, El Dios de Israel es el Dios todopoderoso”, te ruego que los bendigas para que siempre te sirvan, tú eres Dios y lo que dices es verdad, por eso estoy seguro que cumplirás lo que has prometido.

Como puedes ver, sería grandioso que Dios reinara en tu corazón para que le sirvas con amor y El te bendecirá grandemente en todo lo que hagas.


Con Alta Estima,

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