lunes, 22 de julio de 2013

La nuera...

Sabes, a veces el ser humano se deja agobiar por las circunstancias que vive a diario y que no permiten que veas la luz, los recuerdos de situaciones pasadas oscurecen a tal grado tu vida, que no te permiten ver que Dios siempre está a tu lado para bendecirte en todo lo que hagas. Aquí puedes ver que Rut, esposa del hijo de Noemí, muestra a una mujer de corazón generoso preocupada por el futuro de su suegra y no en el de ella, una situación que en la sociedad actual sería difícil de ver, pues se necesita estar apegados a la Palabra de Dios, tener gozo en tu corazón para poder compartir esta relación. Noemí, se va a vivir a un país extranjero, con lo que muestra una manifestación positiva de amor, pues ella había abandonado todo, sus intereses personales los hizo a un lado, no sabía que le esperaba pero confió en Dios, y El le tenía preparado un lugar mejor, aunque Noemí, no se imaginaba en esos momentos de dolor y tristeza, lo que Dios le estaba bendiciendo con la vida de Rut, pues Dios permite las pruebas en tu vida pero te provee de amor, y tu fe en El te ayuda a superar las adversidades.

Así pues, en la época que no había reyes en Israel, sino que al pueblo lo defendían libertadores ocasionales, en ese tiempo no hubo cosechas y la gente no tenía que comer, por eso, una familia del pueblo de Belén, de la región de Judá, se fue a vivir al país de Moab, porque allí si había comida. El esposo se llamaba Elimélec, la esposa se llamaba Noemí, y los hijos se llamaban Mahlón y Quilión, poco después de haber llegado a Moab, Elimélec murió, así que Noemí y sus hijos se quedaron solos, pasó el tiempo, y Mahlón y Quilión se casaron con muchachas de ese país, una de ellas se llamaba Orfá, y la otra, Rut, pero pasado unos diez años murieron Mahlón y Quilión, por lo que Noemí quedó desamparada, sin hijos y sin marido.

Un día Noemí supo que Dios había bendecido al país de Israel, dándole abundantes cosechas, entonces ella y sus nueras se prepararon para irse a Judá, todavía no habían caminado mucho cuando Noemí les dijo, mejor regresen a vivir con sus familias. Que Dios las trate bien, como ustedes me han tratado a mí y trataron a mis hijos, pido a Dios que les permita casarse otra vez y formar un nuevo hogar. Noemí se despidió de ellas con un beso, pero Orfá y Rut empezaron a llorar y a decirle, no queremos separarnos de ti, por favor déjanos ir contigo y vivir entre tu gente, pero Noemí les contestó, Váyanse hijas mías, ¿por qué van a seguirme? Ya no tengo más hijos para que se casen con ustedes, y ya estoy muy vieja para casarme otra vez. Al oír esto las nueras volvieron a llorar amargamente. Por fin Orfá se despidió de su suegra, pero Rut se quedó con ella.

Entonces, Noemí le dijo a Rut, tu cuñada ya regresó a su pueblo y a su dios, vete con ella, pero Rut le contestó: no me pidas que te deje, ni me ruegues que te abandone, adonde tú vayas iré y donde tú vivas viviré, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios, donde tú mueras moriré y allí mismo seré enterrada, que Dios me castigue si te abandono, pues nada podrá separarnos; nada, ni siquiera la muerte. Noemí no insistió más, pues comprendió que Rut había decidido irse con ella. Caminaron y caminaron hasta llegar a Belén, cuando estaba empezando la cosecha de cebada, tan pronto entraron al pueblo la gente se sorprendió al verlas, las mujeres decían, miren si es la dulce Noemí, y ella les dijo, por favor, ya no me digan dulce, llámenme mara, amarga, ¿por qué me van a llamar dulce, si Dios todopoderoso está contra mí y me ha hecho sufrir?

Pocos días después, Rut le dijo a Noemí, déjame ir a recoger espigas, seguramente los que cosechan en los campos me dejarán seguirlos para recoger las espigas que vayan quedando, y Noemí le dijo, Anda, hija mía. Entonces Rut se fue a un campo de cebada y tuvo la buena suerte de ir a trabajar al campo de un familiar de Elimélec, ese familiar se llamaba Booz, y que además era muy rico y muy importante en Belén.

Ocurrió que ese día Booz salió de Belén para vigilar el trabajo en sus  campos, cuando llegó al campo, saludó a los trabajadores, luego Booz le preguntó al jefe de los trabajadores, ¿Quién es esa muchacha?, el jefe le contestó, es la muchacha de Moab que vino con Noemí, me suplicó que la dejara recoger las espigas que se les caen a los trabajadores y desde que llegó en la mañana, ha estado trabajando duramente, y apenas ahora está tomando un corto descanso en la choza. Booz llamó a Rut y le dijo, oye bien, lo que te voy a decir, no vayas a recoger espigas en otros campos, quédate aquí y acompaña a mis trabajadores, les he ordenado que no te molesten, cuando tengas sed, ve y toma agua de las jarras que ellos han llenado.
Entonces Rut en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y le preguntó a Booz, ¿Por qué es usted tan amable conmigo? ¿Por qué se preocupa tanto por mí, si soy una simple extranjera? Booz le contestó, ya me han contado todo lo que has hecho por tu suegra, después de que murió tu esposo, sé que dejaste a tu familia a tu país para venir a vivir con nosotros, que somos gente desconocida para ti. ¡Que Dios te premie por todo lo que has hecho!, entonces Rut le dijo a Booz, ¡Muchas gracias Señor!

A la hora de comer, Booz invitó a Rut y le dijo, ven acércate aquí hay pan, salsa y granos tostados, Rut fue y se sentó a comer junto con todos los demás trabajadores, comió hasta quedar satisfecha, y hasta le sobró comida para llevarle a su suegra. Cuando Rut regresó a recoger espigas, Booz ordenó a los trabajadores, dejen que Rut también recoja espigas donde están los manojos de cebada, Rut estuvo recogiendo espigas hasta que empezó a oscurecer, cuando separó el grano de las espigas, se dio cuenta que había recogido más de veinte kilos de cebada, tomó la cebada y regresó a Belén para mostrarle a su suegra todo lo que había recogido ese día y también le dio la comida que le había quedado.

Rut le contó a su suegra que había estado trabajando en el campo de un señor llamado Booz, por eso Noemí le dijo, ¡Qué Dios lo bendiga!, déjame decirte que ese hombre es familiar de mi esposo, y de acuerdo con nuestras leyes tiene el deber de protegernos, Rut añadió, pues él me dijo que podía quedarme a trabajar con las demás trabajadoras hasta que termine la cosecha de cebada, entonces Noemí le dijo a Rut, que bueno hija mía, quédate a trabajar en el campo de Booz.

Un día, Noemí habló con Rut, su nuera, hija mía me siento obligada a buscarte esposo, quiero que tengas un propio hogar y vivas feliz, escucha bien lo que te voy a decir, esta noche él va a estar en su campo, separando el grano de la paja, báñate, pérfumate y ponte tu mejor vestido, ve al campo donde está Booz trabajando, pero no lo dejes que te vea, fíjate bien dónde va acostarse, cuando esté dormido ve y acuéstate a su lado, así él sabrá que le estás pidiendo protección, y él mismo te dirá lo que debes hacer. Rut se fue al campo e hizo exactamente lo que Noemí le había mandado, a medianoche, Booz se despertó de pronto, y al moverse sintió que alguien estaba acostado junto a él. ¿quién eres?, preguntó Booz, soy Rut su humilde servidora, usted es familiar mío y de mi suegra, y las dos necesitamos que usted nos proteja, quiero pedirle que se case conmigo. ¡Que Dios te bendiga! Dijo Booz, veo que eres muy fiel con tu suegra, y que no piensas sólo en ti, me pides que sea yo tu esposo, aunque bien podrías casarte con un hombre más joven que yo, no tengas miedo Rut, toda la gente de Belén sabe que eres una buena mujer, por eso haré lo que me pides, sin embargo, tienen un familiar todavía más cercano que yo, si acepta no hay problema conmigo, si no acepta, te prometo, en el nombre de Dios que yo te protegeré. Cuando todavía estaba oscuro Rut se levantó porque Booz no quería que nadie supiera que una mujer había estado en su campo, en su capa le puso más de cuarenta kilos de cebada, le ayudó a ponerse la carga en el hombro y regresó a Belén. Rut le contó a su suegra todo lo que Booz había hecho por ella y agregó Booz me dio esta cebada y me dijo, no debes regresar a la casa de tu suegra con las manos vacías, entonces Noemí le dijo a Rut, ahora sólo tenemos que esperar con paciencia.

Entonces, Booz fue a la entrada del pueblo, donde la gente se reunía para tratar asuntos importantes, poco tiempo después pasó por allí el otro familiar de Elimélec y Booz le gritó y le dijo que tenían algo de qué hablar, y de inmediato llamó a diez de los hombres más importantes de Belén, y los invitó a sentarse, y les dijo, que Noemí quiere vender el terreno de nuestro familiar Elimélec, y delante de estos testigo dime si quieres comprarlo o no, enseguida el otro familiar respondió, si lo voy a comprar, entonces Booz le dijo, si compras el campo, también podrás casarte con Rut, la viuda que vino con Noemí desde Moab, así cuando nazca el primer niño, él llevará el apellido del difunto esposo de Rut y el terreno será para él, dijo el otro familiar, si lo compro, voy a perder todo ese dinero, y si nacen otros hijos, mis propios hijos recibirán menos herencia y no aceptó comprarlo, sería mejor que lo compres tú, se quitó su sandalia, como era la costumbre de esa época y se la dio a Booz como señal que sólo Booz podría comprar el terreno, y Booz se dirigió a las personas que estaban allí y les dijo, ustedes son testigos de que hoy le compro a Noemí y además me casaré con Rut, así el primer niño que nazca heredará el terreno y se mantendrá el nombre de la familia y sus descendientes seguirán viviendo en Belén. Si somos testigos, respondieron los que estaban presentes, deseamos que al casarte con esta joven mujer, tu familia llegue a ser tan grande como la familia de Fares, hijo de Judá y Tamar y que tú llegues a ser muy rico en todo Efrata y muy importante en Belén.

Cabe mencionar, la lista de los descendientes de Fares, Hesrón, Ram, Aminadab, Nahasón, Salmón, Booz, Obed, Jesé y David.

Al poco tiempo Booz se casó con Rut y Dios permitió que ella quedara embarazada, cuando nació el niño, las mujeres de Belén le decían a Noemí, Bendito sea Dios que hoy te ha dado un nieto para que cuide de ti, que el niño llegue a ser muy famoso en todo Israel, él te hará muy feliz y te cuidará en tu vejez, porque es hijo de tu nuera Rut, ella vale más que siete hijos, porque te ama mucho y ha sido muy buena contigo, Noemí abrazó al bebé con mucho cariño y desde ese día se dedicó a cuidarlo, las vecinas buscaron un nombre y le llamaron Obed. Obed creció y fue el padre de Jesé y el abuelo de David.

Como puedes ver, es importante que si tú amas a Dios demuestres con tu actitud tu verdadero amor a El y a los demás, como te gustaría que Dios te tratara, pues tu ejemplo ayuda a que otra persona te imite y quiera conocer al único Dios verdadero; y, al poner tu vida en las manos de Dios, El dirigirá tus pasos pues él ya tiene grandes planes para tu vida, pero es importante obedecer sus enseñanzas, creerle y esperar sus promesas, él tiene un propósito para cada quién, que aprendas a ser humilde, para que venzas la adversidad con un corazón enseñable, dispuesto a corregir las acciones pasadas y puedas recibir plenitud en tu vida.


Con Alta estima,

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