Sabes, a veces el ser humano se deja agobiar por las
circunstancias que vive a diario y que no permiten que veas la luz, los
recuerdos de situaciones pasadas oscurecen a tal grado tu vida, que no te
permiten ver que Dios siempre está a tu lado para bendecirte en todo lo que
hagas. Aquí puedes ver que Rut, esposa del hijo de Noemí, muestra a una mujer
de corazón generoso preocupada por el futuro de su suegra y no en el de ella,
una situación que en la sociedad actual sería difícil de ver, pues se necesita
estar apegados a la Palabra de Dios, tener gozo en tu corazón para poder compartir
esta relación. Noemí, se va a vivir a un país extranjero, con lo que muestra
una manifestación positiva de amor, pues ella había abandonado todo, sus
intereses personales los hizo a un lado, no sabía que le esperaba pero confió
en Dios, y El le tenía preparado un lugar mejor, aunque Noemí, no se imaginaba en esos momentos de dolor y
tristeza, lo que Dios le estaba bendiciendo con la vida de Rut, pues Dios permite las pruebas en tu vida pero te provee de amor, y tu fe en El te ayuda a superar las adversidades.
Así pues, en la época que no había reyes en Israel, sino que
al pueblo lo defendían libertadores ocasionales, en ese tiempo no hubo cosechas
y la gente no tenía que comer, por eso, una familia del pueblo de Belén, de la
región de Judá, se fue a vivir al país de Moab, porque allí si había comida. El
esposo se llamaba Elimélec, la esposa se llamaba Noemí, y los hijos se llamaban
Mahlón y Quilión, poco después de haber llegado a Moab, Elimélec murió, así que
Noemí y sus hijos se quedaron solos, pasó el tiempo, y Mahlón y Quilión se
casaron con muchachas de ese país, una de ellas se llamaba Orfá, y la otra,
Rut, pero pasado unos diez años murieron Mahlón y Quilión, por lo que Noemí
quedó desamparada, sin hijos y sin marido.
Un día Noemí supo que Dios había bendecido al país de
Israel, dándole abundantes cosechas, entonces ella y sus nueras se prepararon
para irse a Judá, todavía no habían caminado mucho cuando Noemí les dijo, mejor
regresen a vivir con sus familias. Que Dios las trate bien, como ustedes me han
tratado a mí y trataron a mis hijos, pido a Dios que les permita casarse otra
vez y formar un nuevo hogar. Noemí se despidió de ellas con un beso, pero Orfá
y Rut empezaron a llorar y a decirle, no queremos separarnos de ti, por favor
déjanos ir contigo y vivir entre tu gente, pero Noemí les contestó, Váyanse
hijas mías, ¿por qué van a seguirme? Ya no tengo más hijos para que se casen
con ustedes, y ya estoy muy vieja para casarme otra vez. Al oír esto las nueras
volvieron a llorar amargamente. Por fin Orfá se despidió de su suegra, pero Rut
se quedó con ella.
Entonces, Noemí le dijo a Rut, tu cuñada ya regresó a su
pueblo y a su dios, vete con ella, pero Rut le contestó: no me pidas que te
deje, ni me ruegues que te abandone, adonde tú vayas iré y donde tú vivas
viviré, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios, donde tú mueras moriré
y allí mismo seré enterrada, que Dios me castigue si te abandono, pues nada
podrá separarnos; nada, ni siquiera la muerte. Noemí no insistió más, pues
comprendió que Rut había decidido irse con ella. Caminaron y caminaron hasta
llegar a Belén, cuando estaba empezando la cosecha de cebada, tan pronto
entraron al pueblo la gente se sorprendió al verlas, las mujeres decían, miren
si es la dulce Noemí, y ella les dijo, por favor, ya no me digan dulce,
llámenme mara, amarga, ¿por qué me van a llamar dulce, si Dios todopoderoso
está contra mí y me ha hecho sufrir?
Pocos días después, Rut le dijo a Noemí, déjame ir a recoger
espigas, seguramente los que cosechan en los campos me dejarán seguirlos para
recoger las espigas que vayan quedando, y Noemí le dijo, Anda, hija mía.
Entonces Rut se fue a un campo de cebada y tuvo la buena suerte de ir a
trabajar al campo de un familiar de Elimélec, ese familiar se llamaba Booz, y
que además era muy rico y muy importante en Belén.
Ocurrió que ese día Booz salió de Belén para vigilar el
trabajo en sus campos, cuando llegó al
campo, saludó a los trabajadores, luego Booz le preguntó al jefe de los trabajadores,
¿Quién es esa muchacha?, el jefe le contestó, es la muchacha de Moab que vino
con Noemí, me suplicó que la dejara recoger las espigas que se les caen a los
trabajadores y desde que llegó en la mañana, ha estado trabajando duramente, y
apenas ahora está tomando un corto descanso en la choza. Booz llamó a Rut y le
dijo, oye bien, lo que te voy a decir, no vayas a recoger espigas en otros
campos, quédate aquí y acompaña a mis trabajadores, les he ordenado que no te
molesten, cuando tengas sed, ve y toma agua de las jarras que ellos han
llenado.
Entonces Rut en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el
suelo con la frente, y le preguntó a Booz, ¿Por qué es usted tan amable
conmigo? ¿Por qué se preocupa tanto por mí, si soy una simple extranjera? Booz
le contestó, ya me han contado todo lo que has hecho por tu suegra, después de
que murió tu esposo, sé que dejaste a tu familia a tu país para venir a vivir
con nosotros, que somos gente desconocida para ti. ¡Que Dios te premie por todo
lo que has hecho!, entonces Rut le dijo a Booz, ¡Muchas gracias Señor!
A la hora de comer, Booz invitó a Rut y le dijo, ven
acércate aquí hay pan, salsa y granos tostados, Rut fue y se sentó a comer
junto con todos los demás trabajadores, comió hasta quedar satisfecha, y hasta
le sobró comida para llevarle a su suegra. Cuando Rut regresó a recoger
espigas, Booz ordenó a los trabajadores, dejen que Rut también recoja espigas
donde están los manojos de cebada, Rut estuvo recogiendo espigas hasta que
empezó a oscurecer, cuando separó el grano de las espigas, se dio cuenta que
había recogido más de veinte kilos de cebada, tomó la cebada y regresó a Belén
para mostrarle a su suegra todo lo que había recogido ese día y también le dio
la comida que le había quedado.
Rut le contó a su suegra que había estado trabajando en el
campo de un señor llamado Booz, por eso Noemí le dijo, ¡Qué Dios lo bendiga!,
déjame decirte que ese hombre es familiar de mi esposo, y de acuerdo con
nuestras leyes tiene el deber de protegernos, Rut añadió, pues él me dijo que
podía quedarme a trabajar con las demás trabajadoras hasta que termine la
cosecha de cebada, entonces Noemí le dijo a Rut, que bueno hija mía, quédate a
trabajar en el campo de Booz.
Un día, Noemí habló con Rut, su nuera, hija mía me siento
obligada a buscarte esposo, quiero que tengas un propio hogar y vivas feliz,
escucha bien lo que te voy a decir, esta noche él va a estar en su campo,
separando el grano de la paja, báñate, pérfumate y ponte tu mejor vestido, ve
al campo donde está Booz trabajando, pero no lo dejes que te vea, fíjate bien
dónde va acostarse, cuando esté dormido ve y acuéstate a su lado, así él sabrá
que le estás pidiendo protección, y él mismo te dirá lo que debes hacer. Rut se
fue al campo e hizo exactamente lo que Noemí le había mandado, a medianoche,
Booz se despertó de pronto, y al moverse sintió que alguien estaba acostado
junto a él. ¿quién eres?, preguntó Booz, soy Rut su humilde servidora, usted es
familiar mío y de mi suegra, y las dos necesitamos que usted nos proteja,
quiero pedirle que se case conmigo. ¡Que Dios te bendiga! Dijo Booz, veo que
eres muy fiel con tu suegra, y que no piensas sólo en ti, me pides que sea yo
tu esposo, aunque bien podrías casarte con un hombre más joven que yo, no
tengas miedo Rut, toda la gente de Belén sabe que eres una buena mujer, por eso
haré lo que me pides, sin embargo, tienen un familiar todavía más cercano que
yo, si acepta no hay problema conmigo, si no acepta, te prometo, en el nombre
de Dios que yo te protegeré. Cuando todavía estaba oscuro Rut se levantó porque
Booz no quería que nadie supiera que una mujer había estado en su campo, en su
capa le puso más de cuarenta kilos de cebada, le ayudó a ponerse la carga en el
hombro y regresó a Belén. Rut le contó a su suegra todo lo que Booz había hecho
por ella y agregó Booz me dio esta cebada y me dijo, no debes regresar a la casa
de tu suegra con las manos vacías, entonces Noemí le dijo a Rut, ahora sólo
tenemos que esperar con paciencia.
Entonces, Booz fue a la entrada del pueblo, donde la gente se reunía
para tratar asuntos importantes, poco tiempo después pasó por allí el otro familiar
de Elimélec y Booz le gritó y le dijo que tenían algo de qué hablar, y de
inmediato llamó a diez de los hombres más importantes de Belén, y los invitó a
sentarse, y les dijo, que Noemí quiere vender el terreno de nuestro familiar
Elimélec, y delante de estos testigo dime si quieres comprarlo o no, enseguida
el otro familiar respondió, si lo voy a comprar, entonces Booz le dijo, si
compras el campo, también podrás casarte con Rut, la viuda que vino con Noemí
desde Moab, así cuando nazca el primer niño, él llevará el apellido del difunto
esposo de Rut y el terreno será para él, dijo el otro familiar, si lo compro,
voy a perder todo ese dinero, y si nacen otros hijos, mis propios hijos
recibirán menos herencia y no aceptó comprarlo, sería mejor que lo compres tú,
se quitó su sandalia, como era la costumbre de esa época y se la dio a Booz
como señal que sólo Booz podría comprar el terreno, y Booz se dirigió a las
personas que estaban allí y les dijo, ustedes son testigos de que hoy le compro
a Noemí y además me casaré con Rut, así el primer niño que nazca heredará el
terreno y se mantendrá el nombre de la familia y sus descendientes seguirán
viviendo en Belén. Si somos testigos, respondieron los que estaban presentes,
deseamos que al casarte con esta joven mujer, tu familia llegue a ser tan
grande como la familia de Fares, hijo de Judá y Tamar y que tú llegues a ser
muy rico en todo Efrata y muy importante en Belén.
Cabe mencionar, la lista de los descendientes de Fares,
Hesrón, Ram, Aminadab, Nahasón, Salmón, Booz, Obed, Jesé y David.
Al poco tiempo Booz se casó con Rut y Dios permitió que ella
quedara embarazada, cuando nació el niño, las mujeres de Belén le decían a
Noemí, Bendito sea Dios que hoy te ha dado un nieto para que cuide de ti, que
el niño llegue a ser muy famoso en todo Israel, él te hará muy feliz y te
cuidará en tu vejez, porque es hijo de tu nuera Rut, ella vale más que siete
hijos, porque te ama mucho y ha sido muy buena contigo, Noemí abrazó al bebé
con mucho cariño y desde ese día se dedicó a cuidarlo, las vecinas buscaron un
nombre y le llamaron Obed. Obed creció y fue el padre de Jesé y el abuelo de
David.
Como puedes ver, es importante que si tú amas a Dios demuestres
con tu actitud tu verdadero amor a El y a los demás, como te gustaría que Dios
te tratara, pues tu ejemplo ayuda a que otra persona te imite y quiera conocer
al único Dios verdadero; y, al poner tu vida en las manos de Dios, El dirigirá tus
pasos pues él ya tiene grandes planes para tu vida, pero es importante obedecer
sus enseñanzas, creerle y esperar sus promesas, él tiene un propósito para cada
quién, que aprendas a ser humilde, para que venzas la adversidad con un corazón
enseñable, dispuesto a corregir las acciones pasadas y puedas recibir plenitud
en tu vida.
Con Alta estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario