Sabes, bendecir a otra persona es cuando reconoces sus
virtudes, proclamas paz, prosperidad, por lo que es importante cuidar la
lengua, por lo que dices puedes decir vida o muerte o serás justificado o serás
condenado, pero algo importante, sería bueno bendecir a los que te maldicen.
Ahora bien, para que Dios te bendiga siempre, es necesario
que te arrepientas de tus pecados y obedezcas a Dios con toda tu mente y con
todo tu ser y obedezcas sus mandamientos pues son fáciles de obedecer, y
cualquiera puede cumplirlos, no son difíciles de entender, ni hace falta que
alguien se los explique para que puedan obedecerlos, al contrario, son tan
fáciles que cualquiera puede entenderlos, y ya los tienen en la mente y en los
labios. Todos pueden meditar en ellos, y hablar de ellos y obedecerlos. Hoy
deben elegir qué prefieren ¿Quieren que les vaya bien, o quieren que les vaya
mal?¿Quieren tener vida, o prefieren la muerte? Si aman a Dios y obedecen todos
sus mandamientos, Dios los bendecirá, pero si son desobedientes y se van a
adorar a otros dioses de seguro morirán.
Después Moisés volvió a presentarse ante el pueblo y les
dijo:
¡Silencio, por favor! ¡Quiero que me presten atención! Hoy
ustedes se han convertido en el pueblo de Dios, por lo tanto, deben obedecerlo
en todo y cumplir los mandamientos que hoy les he dado y serán su pueblo
favorito en toda la tierra y recibirán siempre estas bendiciones:
Dios los bendecirá dondequiera que vivan, sea en el campo o
en la ciudad.
Dios bendecirá a sus hijos, y a sus cosechas y ganados.
Dios los bendecirá en sus hogares, en sus viajes y en todo
lo que hagan. Siempre serán muy felices en el país que Dios les dará. Nunca les
faltarán alimentos y siempre tendrán pan en la mesa.
Todo lo que siembren producirá abundantes cosechas, pues
Dios abrirá los cielos, donde guarda la lluvia, y regará lo sembrados de
ustedes y en todo lo que ustedes hagan, siempre les irá bien. Nunca tendrán que
pedir prestado nada; al contrario, ustedes tendrán de sobra para prestarles a
otros países.
Si ustedes obedecen los mandamientos de Dios y nunca lo
desobedecen ni adoran a dioses falsos, siempre serán el país más importante del
mundo.
Pero si no obedecen los mandamientos de Dios, que hoy les he
dado, serán castigados y caerán sobre ustedes las siguientes maldiciones:
Maldito sea el que no respete los límites de una propiedad y
le robe terreno a su dueño.
Maldito sea el que cobre dinero por matar a un inocente.
Dios los castigará con muchas enfermedades incurables, y se
llenarán de tumores, sarna y comezón. Además, le saldrán llagas en la piel,
como las que les salieron a los egipcios, muchos de ustedes se volverán locos,
y otros quedarán ciegos. Todos en Israel están tan confundidos que no sabrán
qué hacer ni a donde ir. Nada les saldrá bien, y otros países los maltratarán y
les robarán, pero nadie vendrá en ayuda de ustedes.
Si alguno se compromete en matrimonio, no llegará a casarse,
pues otro se quedará con su novia. Si alguno construye una casa, no llegará a
habitarla. Y si alguno siembra un viñedo, no llegará a disfrutar de las uvas.
Les arrebatarán a sus hijos y a sus hijas, sin que ustedes
puedan evitarlo, se los llevarán a otro país, y ustedes nunca más volverán a
verlos.
En todo momento gente desconocida les robará, los maltratará
y cosechará lo que ustedes sembraron, serán gente extraña que disfruta de lo
que ustedes con tanto esfuerzo produjeron.
Todos los árboles y las frutas que haya en sus terrenos,
serán devorados por los saltamontes, los extranjeros que vivan en su país se
harán cada vez más ricos, mientras que ustedes se harán cada vez más pobres,
tan ricos serán ellos que hasta podrán prestarles dinero; en cambio, ustedes no
tendrán nada que prestar, ellos serían los más importantes de la tierra,
mientras que ustedes llegarán a ser los más insignificantes.
Todo el mundo se dará cuenta de que ustedes y sus
descendientes se han ganado este castigo para siempre, porque Dios los trató
bien, pero ustedes no le obedecieron ni lo adoraron con alegría y sinceridad.
Dios enviará contra ustedes muchos enemigos, y esa gente sabe atacar con
rapidez, como el águila en vuelo ellos harán de ustedes sus esclavos. Dios les
quitará todo y vivirán en pobreza, no tendrán comida ni agua, ni ropa, serán
esclavos y acabarán por ser destruidos. Será la ruina, el hambre acabará con
todos, ni a los niños ni a los ancianos le perdonarán la vida.
Si no respetan a Dios todopoderoso, ni obedecen sus
mandamientos, Dios les castigará a ustedes y a sus descendientes, pero ahora
Dios está contento con ustedes, y los trata bien y hace que crezcan más y más
en número, pero si no obedecen, Dios estará feliz de destruirlos, y por la
fuerza los expulsará del territorio que ahora les da, tendrán que vivir en
otros países, y allí adorarán a dioses falsos, hechos de madera y de piedra,
que ni sus antepasados conocieron.
En esos países nunca tendrán paz ni seguridad, tendrán sólo
tristeza porque Dios hará que vivan asustados y sin ninguna esperanza. Noche y
día vivirán llenos de miedo, y verán cosas tan terribles que al llegar la
mañana desearán que ya fuera de noche, y al llegar la noche querrán que ya
fuera de día. Aunque Dios prometió que ustedes nunca volverían a Egipto, él los
pondrá en barcos y los hará volver, allí serán puestos a la venta, como
esclavos, pero nadie querrá comprarlos.
Entonces Moisés les dijo que Dios le había dicho que hiciera un nuevo
pacto con el pueblo israelita en el país de Moab, que cumplan con todas las
instrucciones de este pacto, y les irá bien en todo lo que hagan.
Dios se
compromete hoy a ser nuestro Dios, y nosotros nos comprometemos a ser su
pueblo, pero este pacto no es sólo para nosotros, Dios se compromete también
con todos nuestros descendientes. Por eso les ruego que ninguno de ustedes, sea
hombre o mujer, familia o tribu, deje a nuestro Dios para adorar a dioses falsos,
quienes lo hagan serán como plantas venenosas, que sólo producen muerte.
Se equivoca quien escuche las instrucciones de este pacto y
crea que nada le sucederá si desobedece. Hay cosas que Dios mantiene en
secreto, y que sólo él conoce, pero a nosotros nos ha dado todos estos
mandamientos, para que nosotros y nuestros descendientes los obedezcamos
siempre.
Ahora saben las bendiciones que recibirán si obedecen a
Dios, y las maldiciones que recibirán si no lo obedecen. Si ustedes y sus hijos
se arrepienten, y de nuevo deciden obedecer a Dios con toda su mente y todo su
ser, y cumplen las leyes que les ha dado, Dios les tendrá compasión y los
volverá a bendecir. Dios hará que se olviden de hacer el mal. Entonces ustedes
y sus descendientes lo amarán y lo obedecerán con toda su mente y con todo su
ser, y no por obligación. Así podrán vivir muchos años.
Sería lo mejor que tú
y tus descendientes eligieran la vida y que amen a Dios y lo obedezcan
siempre.
Con Alta Estima.
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