jueves, 25 de julio de 2013

El segundo rey hebreo...

Sabes, Dios escoge a la personas que tiene para un propósito,  y El la elige porque así lo quiere, la decisión sólo El la define, lo importante, es aprender a oir su voz y obedecerle, estar apegado a su Palabra para que la fe en Dios crezca, que te motive a profundizar en sus enseñanzas pues a Dios le agrada que lo busques y que hagas su voluntad, pues es necesario vencer la voluntad propia para que Dios te bendiga grandemente, que en todo lugar lo honres, pues su nombre es sobretodo nombre.

Entonces, Dios le dijo a Samuel, ¿hasta cuándo vas a estar triste por Saúl? Yo lo he rechazado, así que ya no será rey, mejor ve a Belén, donde vive Jesé, ya he elegido a uno de sus hijos para que sea rey de Israel, lleva aceite contigo y derrámaselo en la cabeza como símbolo de mi elección.

Pero Samuel le dijo, Dios mío, si Saúl llega a saberlo, me va a matar, ¿cómo se lo voy a ocultar? Dios le dijo, llévate una vaquita y dile que vas a presentarme una ofrenda, pídele a Jesé que te acompañe, cuando yo te diga a cual de sus hijos he elegido como rey, tú le pondrás aceite en la cabeza, y Samuel obedeció a Dios. Cuando llegó a Belén, los líderes del pueblo se preocuparon mucho y le dijeron, ¿a qué has venido? ¿hay algún problema?, Samuel le contestó, todo está bien, no pasa nada, sólo vine a presentarle a Dios esta ofrenda, prepárense y vengan conmigo al culto.

Cuando llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó, estoy seguro de que Dios ha elegido a este joven, pero Dios le dijo, Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura, ese no es mi elegido, yo me fijo en el corazón. Jesé llamó entonces a Abinadab, pero Samuel le dijo, tampoco a este lo ha elegido Dios, luego Jesé llamó a Samá, pero Samuel le dijo, tampoco a este lo ha elegido Dios. Jesé le presentó a Samuel siete hijos suyos, pero Samuel le dijo que ninguno de ellos era el elegido de Dios, finalmente, le preguntó a Jesé, ¿ya no tienes más hijos? Y Jesé le contestó, tengo otro, que es el más joven, está cuidando las ovejas, y le dijo Samuel, mándalo a llamar pues no podemos continuar hasta que él venga.

Por lo que Jesé hizo llamar a David, que era un joven de piel morena, ojos brillantes y muy bien parecido, entonces Dios le dijo a Samuel, levántate y échale aceite en la cabeza, porque él es mi elegido, así lo hizo Samuel en presencia de sus hermanos, después de eso regresó a Rama, en cuanto a David, desde ese día el espíritu de Dios lo llenó de poder y al mismo tiempo, el espíritu de Dios abandonó a Saúl y un mal espíritu que Dios le envió comenzó a atormentarlo, un día uno de los sirvientes de Saúl le dijo, mande usted a buscar a alguien que sepa tocar el arpa, así cuando venga ese mal espíritu, el músico tocará y usted se sentirá mejor, Saúl le ordenó a sus sirvientes, busquen a alguien que toque bien el arpa, y tráiganmelo, uno de ellos le dijo, yo conozco a uno, se llama David  es hijo de Jesé, el que vive en Belén, David toca muy bien el arpa, y es también un guerrero muy valiente, además, sabe hablar bien y es muy bien parecido, ¡y Dios siempre lo ayuda!

Entonces, Saúl le envió a Jesé este mensaje, envíame a tu hijo David, el que cuida las ovejas, Jesé envió a su hijo David y aprovechó la ocasión para enviarle a Saúl como regalo, un burro cargado con pan, un recipiente de cuero lleno de vino, y un cabrito. David llegó al palacio y se puso al servicio de Saúl, y tanto le agradó David a Saúl que lo tomó como uno de sus ayudante, siempre que el espíritu malo atacaba a Saúl, David tocaba el arpa, entonces el espíritu malo se alejaba y Saúl se sentía aliviado, por eso Saúl le mandó a decir a Jesé, estoy muy contento con tu hijo, déjalo que se quede conmigo, para que sea mi ayudante.
Así los filisteos reunieron su ejército en Socó de Judá y se prepararon para pelear contra los israelitas, en una colina estaban los filisteos, y en la colina de enfrente estaban, los israelitas, en medio de los dos ejércitos estaba el valle, en el ejército filisteo había un hombre llamado Goliat, que era de Gat y medía casi tres metros de altura, llevaba puesto un casco, y también una armadura de bronce que pesaba como cincuenta y siete kilos, sus piernas estaban protegidas con placas de bronce, y en los hombros llevaba una jabalina, la base de su lanza era enorme, y su punta era de hierro y pesaba como siete kilos, delante de él iba su ayudante, Goliat se paró frente al ejército israelita y gritó desafiante, yo soy filisteo y ustedes están al servicio de Saúl, no hace falta que todos ustedes salgan a pelear, elijan a uno de ustedes, y mándenlo a pelear conmigo, si es buen guerrero y me mata nosotros seremos esclavos de ustedes, pero si yo lo mato, ustedes serán nuestros esclavos, el filisteo siguió provocando a los israelitas mañana y tarde, durante cuarenta días.

Cabe  mencionar, que David pasaba el tiempo cuidando las ovejas de su padre y llevando mensajes y provisiones a sus hermanos, que estaban con Saúl, así fue como un día Jesé le dijo a David, tus hermanos están peleando contra los filisteos, llévales ahora mismo unos veinte kilos de trigo tostado y diez panes, toma también estos diez quesos y dáselos al jefe del ejército, fíjate cómo están tus hermanos y tráeme alguna de sus pertenencias como señal de que están bien, en cuanto amaneció, David se levantó y tomó la comida que su padre le había indicado y se puso en camino, cuando llegó al campamento, los israelitas y los filisteos se pusieron frente a frente, David se fue corriendo para saludar a sus hermanos, mientras hablaba con ellos, escuchó cuando Goliat salió de entre los filisteos y empezó a gritar y a desafiar a los israelitas, y David preguntó, a los que estaban cerca de allí, ¿qué le darán a quien lo mate y le devuelva la honra a Israel? Y le contestaron a David, quien mate a ese atrevido, se casará con la hija del rey Saúl, también recibirá muchas riqueza y su familia no volverá a pagar impuestos. Algunos soldados oyeron que David andaba preguntando, y fueron a decírselo a Saúl, entonces el rey hizo llamar a David y David le dijo, no se preocupe su Majestad, yo mataré a ese filisteo, pero Saúl le dijo, no vas a poder matarlo, tú eres todavía muy jovencito, y él ha sido guerrero toda su vida, y David le contestó, yo soy pastor de las ovejas de mi padre, pero si un león o un oso vienen a llevarse alguna oveja, yo los persigo, los hiero y les quito del hocico la oveja, y si el león o el oso se me echan encima, yo los golpeo y los mato, y eso mismo voy a hacer con este filisteo, pues ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo, si Dios me ha librado de las garras de leones y de osos, me librará de este filisteo. Entonces Saúl le dijo a David, anda pues y que Dios te acompañe. Enseguida Saúl dio órdenes de que le pusieran a David su propia ropa militar, su armadura de bronce y su casco, pero David no podía ni caminar, así que le dijo a Saúl, yo no estoy acostumbrado a usar esto y se quitó la armadura, pero tomó su vara y su honda y puso en su bolsa cinco piedras del río, luego fue y se le acercó al filisteo, también Goliat se acercó a David, cuando vio que David no era más que un muchachito  de piel morena, lo consideró muy poca cosa y lo maldijo en nombre de sus dioses, le dijo, ¡Vaya con el niño bonito! Viene a pelear conmigo con un palo, como si fuera yo un perro, pero David le contestó, ¡y tú vienes a pelear conmigo con espada, y flechas y lanza! Pues yo vengo en el nombre del Dios todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien te has atrevido a desafiar, hoy mismo Dios me ayudará a vencerte y te mataré y te cortaré la cabeza, ¡Y todo el mundo sabrá lo grande que es el Dios de Israel! Dios nos dará la victoria sobre ustedes, y así sabrán que para triunfar, Dios no necesita de espadas ni de flechas. Cuando el filisteo se acercó para atacarlo, David también corrió hacia él y, sacando una piedra de su bolsa, disparó su honda y le pegó al filisteo en plena cara, la piedra se le clavó en la frente, y el filisteo cayó de cara al suelo, enseguida corrió David se paró sobre Goliat, le quitó su espada y, de un solo golpe le cortó la cabeza, cuando los filisteos vieron muerto a su poderoso guerrero, salieron corriendo, luego de perseguir a los filisteos, los israelitas regresaron al campamento filisteo y se apoderaron de todas sus pertenencias.

Luego de que David mató al filisteo, Abner lo llevó a la presencia de Saúl y ya no dejó que David volviera a su casa, sino que lo mantuvo cerca de él, de modo que Jonatán se hizo muy amigo de David, y Jonatán le juró que serían amigos para siempre. Sin embargo, desde el día en que David mató a Goliat, Saúl comenzó a tener mucha envidia de David. Saúl le tenía miedo a David, pues se daba cuenta de que Dios lo cuidaba y le ayudaba a ganar las batallas, mientras que a él lo había abandonado y David ganó todas las batallas que sostuvo y en todo Israel y Judá lo querían mucho, porque él era su líder. Entonces, Saúl le dijo a David, hoy mismo te casarás con mi hija,  y le dio por esposa a su hija Milcal y así David llegó a ser parte de la familia del rey, pero en realidad Saúl quería que los filisteos mataran a David, cuando Saúl comprobó que Dios protegía a David y que su hija Milcal en verdad lo amaba, le dio mucho miedo, por eso llegó a odiar a David y se convirtió en su enemigo de toda la vida.

Entonces, Saúl le ordenó a su hijo Jonatán y a sus ayudantes que mataran a David, pero como Jonatán lo quería mucho, le aviso del peligro que corría. Al día siguiente Jonatán habló con su padre a favor de David y Saúl le juró que no le haría ningún daño, pero un día Saúl estaba sentado en su casa, escuchando a David tocar el arpa, Saúl tenía una lanza en la mano, se la arrojó a David con ganas de clavarlo en la pared, sin embargo, David logró quitarse a tiempo. Esa misma noche Saúl intentó de nuevo matar a David, pero David se le volvió a escapar y entonces Saúl ordenó a sus hombres que rodearan la casa de David, pero Milcal, su esposa, le dijo, David huye ahora mismo, de lo contrario mañana estarás muerto. Mientras tanto, David logró escapar y cuando llegó a la ciudad de Ramá, le contó a Samuel todo lo que Saúl le había hecho y los dos se fueron a un pueblo llamado Naiot, que estaba cerca de la ciudad de Ramá y allí se quedaron a vivir y Samuel y un grupo de profetas daban mensajes de Dios, pero tan pronto como Saúl lo supo, envió a tres grupos de sus hombres para apresar a David, y el espíritu de Dios tomó control de los enviados de Saúl y también ellos empezaron a profetizar. Finalmente, Saúl mismo fue a Ramá, preguntó dónde estaban Samuel y David, le dijeron que en Naiot, cerca de Ramá y se puso en camino  y el espíritu de Dios vino sobre él y en todo el camino a Naiot iba profetizando.

Mientras tanto, David le dijo a Jonatán, mañana se celebra la fiesta de la luna nueva, se supone que yo debo comer con tu padre, pues es el rey, tú y yo hemos hecho un pacto de amistad delante de Dios, por eso te ruego que me hagas un favor, si hice algo mal, mátame tu mismo, prefiero que lo hagas tú, y no tu padre, pero Jonatán le dijo, ¡Jamás haría yo tal cosa! Por el contrario, si llego a saber que mi padre quiere matarte, te lo diré de inmediato. De este modo Jonatán renovó su pacto con David y su familia. David siguió huyendo de Saúl y de allí se fue a Gat, que era una ciudad filistea, de Gat, David se fue a la cueva que está en Adulam. De allí David se fue a una ciudad de Moab llamada Mispá y le pidió al rey de ese país, por favor, te ruego que dejes que mi padre y mi madre vivan aquí, en tu país, hasta que yo sepa lo que Dios va a hacer conmigo. Los filisteos atacaron la ciudad de Queilá y se llevaron el trigo recién cosechado, cuando David lo supo le preguntó a Dios, ¿debo ir a atacar a los filisteos? Y Dios le contestó, ve y atácalos, David fue con sus hombres y peleó contra los filisteos, los venció y les quitó sus rebaños. Así salvó a la gente de Queilá, cuando David supo que otra vez Saúl quería matarlo le consultó a Dios de Israel, que por su culpa va a matar a toda la gente, es verdad contestó Dios, Saúl vendrá, y le preguntó, ¿ la gente de Queilá nos traicionará?, así es contestó Dios, entonces David y sus hombres se fueron de Queilá, cuando le informaron a Saúl que David se había ido  de Queilá, ya no atacó la ciudad. Y, aunque Saúl lo buscaba todo el tiempo, Dios no dejaba que lo encontrara, pero Jonatán fue a Hores para ver a David, y lo animó a tener confianza en Dios, le dijo, no tengas miedo, mi padre no va a poder encontrarte, además hasta él sabe que tú vas a ser rey de Israel, y que yo seré menos importante que tú, ese día renovaron su pacto de amistad delante de Dios.

De pronto, Saúl entró en la cueva para hacer sus necesidades, entonces los hombres de David le dijeron, te acuerdas que Dios te prometió que te vengarías de tu enemigo, y que le harías lo que quisieras?, pero David les respondió, ¡nunca le haré daño, pues Dios mismo lo eligió como rey, sobre su cabeza se derramó aceite, como señal de la elección de Dios. ¡Vea su majestad lo que tengo en la mano, es un pedazo de su manto, que yo mismo corté, con esto podrá ver su Majestad que no quiero matarlo, sin embargo, su Majestad me anda persiguiendo y quiere matarme, cuando David terminó de hablar, Saúl dijo, pero si es David en persona, luego empezó llorar a gritos y le dijo a David, Tú, eres más bueno que yo, aunque te he hecho mucho mal, tú siempre me has hecho el bien, me has tratado con bondad, aun cuando Dios te dio la oportunidad de matarme y me has perdonado la vida, y David le respondió, a cada uno de nosotros Dios lo premiará de acuerdo con su justicia y su verdad, yo espero que, así como respeté hoy la vida de su Majestad, también Dios respete la mía y me libre de todo peligro…Yo sé muy bien que llegarás a ser rey, y que al pueblo de Israel le irá muy bien contigo, por eso júrame por Dios que no acabará con mis hijos ni con mis nietos y que no harás que mi familia se olvide de mí. David siguió su camino y Saúl regresó a su casa.

Pero David se quedó pensando, uno de estos días Saúl me va a matar, es mejor que me vaya a vivir a la tierra de los filisteos, así Saúl dejará de perseguirme por todo Israel, y podré vivir tranquilo y vivió entre los filisteos un año y cuatro meses, fue en ese tiempo cuando los filisteos reunieron a su ejército para pelear contra Israel, entonces Saúl ordenó a sus ayudantes, busquen una espiritista, Saúl se disfrazó y acompañado por dos de sus hombres, se fue a ver a esa mujer, para consultar el espíritu de un muerto, que llamara a Samuel y Samuel le dijo, Dios está haciendo contigo lo que ya te había dicho, por haberlo desobedecido, Dios te ha quitado el reino y se lo ha dado a David, además los filisteos vencerán mañana a los israelitas y tú y tus hijos morirán y vendrán a hacerme compañía. Al oír estas palabras de Samuel, Saúl sintió mucho miedo y se desmayó.

Después, los filisteos reunieron todo su ejército en Afec y sus jefes marchaban al frente de grupos de cien y de mil soldados y el rey Aquis llamó a David y le dijo, te juro por Dios que yo no tengo nada contra ti, desde el día que llegaste hasta hoy, tú has sido fiel conmigo, pero los jefes de los filisteos no confían en ti, así que regresa en paz y no hagas enojar a los jefes del ejército. De modo que, al amanecer, David y sus hombres regresaron a la tierra de los filisteos.

Al tercer día, David y sus hombres llegaron a Siclag y descubrieron que los amalecitas habían atacado el desierto del sur y habían prendido fuego a Siclag, se habían llevado a mujeres, ancianos y niños, entre las mujeres a las esposas de David. David los atacó y recobró todo lo que los amalecitas se habían llevado y les tocó lo mismo al que va a la batalla que al que se queda a cuidar el equipaje, David estableció esta ley en Israel y desde entonces hasta ahora se ha cumplido.

Los filisteos lucharon contra los israelitas y los hicieron huir, a muchos de ellos los mataron en el cerro de Guilboa y a Saúl y a sus hijos los persiguieron hasta matarlos, así murieron Jonatán, Abinadab y Malquisúa, los arqueros filisteos hirieron de muerte a Saúl y éste le dijo a su escudero, saca tu espada y mátame, pero el escudero tenía tanto miedo que se no atrevió a matarlo, entonces Saúl tomó su espada y se echó sobre ella. Al otro día, mientras los filisteos les quitaban a los israelitas muertos sus objetos de valor, encontraron a Saúl y sus tres hijos muertos y a Saúl le cortaron la cabeza y los colgaron de la muralla de Bet-sán, cuando los israelitas que vivían en Jabes de Galaad supieron esto viajaron y quitaron los cádaveres de la muralla y los llevaron a Jabes, allí los quemaron, después de levantar sus huesos y enterrarlos bajo un árbol ayunaron siete días en señal de luto.

Como puedes ver, es importante confiar en Dios, honrarlo y estar apegado a sus enseñanzas, confiar en El y obedecerle, pues Dios sólo quiere cosas buenas para sus hijos. Sería bueno practicar en tu diario vivir la sencillez, tener una actitud humilde para reconocer cuando te equivocas pues el aprendizaje hacia el conocimiento de Dios se logra con amor y perseverancia para lograr una vida fructífera y agradable a Dios.


Con Alta Estima,

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