Sabes, Dios escoge a la personas que tiene para un propósito,
y El la elige porque así lo quiere, la
decisión sólo El la define, lo importante, es aprender a oir su voz y obedecerle,
estar apegado a su Palabra para que la fe en Dios crezca, que te motive a
profundizar en sus enseñanzas pues a Dios le agrada que lo busques y que hagas
su voluntad, pues es necesario vencer la voluntad propia para que Dios te
bendiga grandemente, que en todo lugar lo honres, pues su nombre es sobretodo
nombre.
Entonces, Dios le dijo a Samuel, ¿hasta cuándo vas a estar
triste por Saúl? Yo lo he rechazado, así que ya no será rey, mejor ve a Belén,
donde vive Jesé, ya he elegido a uno de sus hijos para que sea rey de Israel,
lleva aceite contigo y derrámaselo en la cabeza como símbolo de mi elección.
Pero Samuel le dijo, Dios mío, si Saúl llega a saberlo, me
va a matar, ¿cómo se lo voy a ocultar? Dios le dijo, llévate una vaquita y dile
que vas a presentarme una ofrenda, pídele a Jesé que te acompañe, cuando yo te
diga a cual de sus hijos he elegido como rey, tú le pondrás aceite en la
cabeza, y Samuel obedeció a Dios. Cuando llegó a Belén, los líderes del pueblo
se preocuparon mucho y le dijeron, ¿a qué has venido? ¿hay algún problema?,
Samuel le contestó, todo está bien, no pasa nada, sólo vine a presentarle a
Dios esta ofrenda, prepárense y vengan conmigo al culto.
Cuando llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó, estoy seguro de
que Dios ha elegido a este joven, pero Dios le dijo, Samuel, no te fijes en su
apariencia ni en su gran estatura, ese no es mi elegido, yo me fijo en el
corazón. Jesé llamó entonces a Abinadab, pero Samuel le dijo, tampoco a este lo
ha elegido Dios, luego Jesé llamó a Samá, pero Samuel le dijo, tampoco a este
lo ha elegido Dios. Jesé le presentó a Samuel siete hijos suyos, pero Samuel le
dijo que ninguno de ellos era el elegido de Dios, finalmente, le preguntó a
Jesé, ¿ya no tienes más hijos? Y Jesé le contestó, tengo otro, que es el más
joven, está cuidando las ovejas, y le dijo Samuel, mándalo a llamar pues no
podemos continuar hasta que él venga.
Por lo que Jesé hizo llamar a David, que era un joven de
piel morena, ojos brillantes y muy bien parecido, entonces Dios le dijo a
Samuel, levántate y échale aceite en la cabeza, porque él es mi elegido, así lo
hizo Samuel en presencia de sus hermanos, después de eso regresó a Rama, en
cuanto a David, desde ese día el espíritu de Dios lo llenó de poder y al mismo
tiempo, el espíritu de Dios abandonó a Saúl y un mal espíritu que Dios le envió
comenzó a atormentarlo, un día uno de los sirvientes de Saúl le dijo, mande
usted a buscar a alguien que sepa tocar el arpa, así cuando venga ese mal
espíritu, el músico tocará y usted se sentirá mejor, Saúl le ordenó a sus
sirvientes, busquen a alguien que toque bien el arpa, y tráiganmelo, uno de
ellos le dijo, yo conozco a uno, se llama David es hijo de Jesé, el que vive en Belén, David
toca muy bien el arpa, y es también un guerrero muy valiente, además, sabe
hablar bien y es muy bien parecido, ¡y Dios siempre lo ayuda!
Entonces, Saúl le envió a Jesé este mensaje, envíame a tu
hijo David, el que cuida las ovejas, Jesé envió a su hijo David y aprovechó la
ocasión para enviarle a Saúl como regalo, un burro cargado con pan, un
recipiente de cuero lleno de vino, y un cabrito. David llegó al palacio y se
puso al servicio de Saúl, y tanto le agradó David a Saúl que lo tomó como uno
de sus ayudante, siempre que el espíritu malo atacaba a Saúl, David tocaba el
arpa, entonces el espíritu malo se alejaba y Saúl se sentía aliviado, por eso
Saúl le mandó a decir a Jesé, estoy muy contento con tu hijo, déjalo que se
quede conmigo, para que sea mi ayudante.
Así los filisteos reunieron su ejército en Socó de Judá y se
prepararon para pelear contra los israelitas, en una colina estaban los
filisteos, y en la colina de enfrente estaban, los israelitas, en medio de los
dos ejércitos estaba el valle, en el ejército filisteo había un hombre llamado
Goliat, que era de Gat y medía casi tres metros de altura, llevaba puesto un
casco, y también una armadura de bronce que pesaba como cincuenta y siete
kilos, sus piernas estaban protegidas con placas de bronce, y en los hombros
llevaba una jabalina, la base de su lanza era enorme, y su punta era de hierro
y pesaba como siete kilos, delante de él iba su ayudante, Goliat se paró frente
al ejército israelita y gritó desafiante, yo soy filisteo y ustedes están al
servicio de Saúl, no hace falta que todos ustedes salgan a pelear, elijan a uno
de ustedes, y mándenlo a pelear conmigo, si es buen guerrero y me mata nosotros
seremos esclavos de ustedes, pero si yo lo mato, ustedes serán nuestros
esclavos, el filisteo siguió provocando a los israelitas mañana y tarde,
durante cuarenta días.
Cabe mencionar, que David pasaba el tiempo cuidando las
ovejas de su padre y llevando mensajes y provisiones a sus hermanos, que
estaban con Saúl, así fue como un día Jesé le dijo a David, tus hermanos están
peleando contra los filisteos, llévales ahora mismo unos veinte kilos de trigo
tostado y diez panes, toma también estos diez quesos y dáselos al jefe del
ejército, fíjate cómo están tus hermanos y tráeme alguna de sus pertenencias
como señal de que están bien, en cuanto amaneció, David se levantó y tomó la
comida que su padre le había indicado y se puso en camino, cuando llegó al
campamento, los israelitas y los filisteos se pusieron frente a frente, David se
fue corriendo para saludar a sus hermanos, mientras hablaba con ellos, escuchó
cuando Goliat salió de entre los filisteos y empezó a gritar y a desafiar a los
israelitas, y David preguntó, a los que estaban cerca de allí, ¿qué le darán a
quien lo mate y le devuelva la honra a Israel? Y le contestaron a David, quien
mate a ese atrevido, se casará con la hija del rey Saúl, también recibirá
muchas riqueza y su familia no volverá a pagar impuestos. Algunos soldados
oyeron que David andaba preguntando, y fueron a decírselo a Saúl, entonces el
rey hizo llamar a David y David le dijo, no se preocupe su Majestad, yo mataré
a ese filisteo, pero Saúl le dijo, no vas a poder matarlo, tú eres todavía muy
jovencito, y él ha sido guerrero toda su vida, y David le contestó, yo soy
pastor de las ovejas de mi padre, pero si un león o un oso vienen a llevarse
alguna oveja, yo los persigo, los hiero y les quito del hocico la oveja, y si
el león o el oso se me echan encima, yo los golpeo y los mato, y eso mismo voy
a hacer con este filisteo, pues ha desafiado a los ejércitos del Dios vivo, si
Dios me ha librado de las garras de leones y de osos, me librará de este
filisteo. Entonces Saúl le dijo a David, anda pues y que Dios te acompañe.
Enseguida Saúl dio órdenes de que le pusieran a David su propia ropa militar,
su armadura de bronce y su casco, pero David no podía ni caminar, así que le
dijo a Saúl, yo no estoy acostumbrado a usar esto y se quitó la armadura, pero
tomó su vara y su honda y puso en su bolsa cinco piedras del río, luego fue y
se le acercó al filisteo, también Goliat se acercó a David, cuando vio que
David no era más que un muchachito de
piel morena, lo consideró muy poca cosa y lo maldijo en nombre de sus dioses,
le dijo, ¡Vaya con el niño bonito! Viene a pelear conmigo con un palo, como si
fuera yo un perro, pero David le contestó, ¡y tú vienes a pelear conmigo con
espada, y flechas y lanza! Pues yo vengo en el nombre del Dios todopoderoso, el
Dios de los ejércitos de Israel, a quien te has atrevido a desafiar, hoy mismo
Dios me ayudará a vencerte y te mataré y te cortaré la cabeza, ¡Y todo el mundo
sabrá lo grande que es el Dios de Israel! Dios nos dará la victoria sobre
ustedes, y así sabrán que para triunfar, Dios no necesita de espadas ni de
flechas. Cuando el filisteo se acercó para atacarlo, David también corrió hacia
él y, sacando una piedra de su bolsa, disparó su honda y le pegó al filisteo en
plena cara, la piedra se le clavó en la frente, y el filisteo cayó de cara al
suelo, enseguida corrió David se paró sobre Goliat, le quitó su espada y, de un
solo golpe le cortó la cabeza, cuando los filisteos vieron muerto a su poderoso
guerrero, salieron corriendo, luego de perseguir a los filisteos, los
israelitas regresaron al campamento filisteo y se apoderaron de todas sus
pertenencias.
Luego de que David mató al filisteo, Abner lo llevó a la
presencia de Saúl y ya no dejó que David volviera a su casa, sino que lo
mantuvo cerca de él, de modo que Jonatán se hizo muy amigo de David, y Jonatán
le juró que serían amigos para siempre. Sin embargo, desde el día en que David
mató a Goliat, Saúl comenzó a tener mucha envidia de David. Saúl le tenía miedo
a David, pues se daba cuenta de que Dios lo cuidaba y le ayudaba a ganar las
batallas, mientras que a él lo había abandonado y David ganó todas las batallas
que sostuvo y en todo Israel y Judá lo querían mucho, porque él era su líder.
Entonces, Saúl le dijo a David, hoy mismo te casarás con mi hija, y le dio por esposa a su hija Milcal y así
David llegó a ser parte de la familia del rey, pero en realidad Saúl quería que
los filisteos mataran a David, cuando Saúl comprobó que Dios protegía a David y
que su hija Milcal en verdad lo amaba, le dio mucho miedo, por eso llegó a
odiar a David y se convirtió en su enemigo de toda la vida.
Entonces, Saúl le ordenó a su hijo Jonatán y a sus ayudantes
que mataran a David, pero como Jonatán lo quería mucho, le aviso del peligro
que corría. Al día siguiente Jonatán habló con su padre a favor de David y Saúl
le juró que no le haría ningún daño, pero un día Saúl estaba sentado en su
casa, escuchando a David tocar el arpa, Saúl tenía una lanza en la mano, se la
arrojó a David con ganas de clavarlo en la pared, sin embargo, David logró
quitarse a tiempo. Esa misma noche Saúl intentó de nuevo matar a David, pero
David se le volvió a escapar y entonces Saúl ordenó a sus hombres que rodearan
la casa de David, pero Milcal, su esposa, le dijo, David huye ahora mismo, de
lo contrario mañana estarás muerto. Mientras tanto, David logró escapar y
cuando llegó a la ciudad de Ramá, le contó a Samuel todo lo que Saúl le había
hecho y los dos se fueron a un pueblo llamado Naiot, que estaba cerca de la
ciudad de Ramá y allí se quedaron a vivir y Samuel y un grupo de profetas daban
mensajes de Dios, pero tan pronto como Saúl lo supo, envió a tres grupos de sus
hombres para apresar a David, y el espíritu de Dios tomó control de los enviados
de Saúl y también ellos empezaron a profetizar. Finalmente, Saúl mismo fue a Ramá,
preguntó dónde estaban Samuel y David, le dijeron que en Naiot, cerca de Ramá y
se puso en camino y el espíritu de Dios
vino sobre él y en todo el camino a Naiot iba profetizando.
Mientras tanto, David le dijo a Jonatán, mañana se celebra
la fiesta de la luna nueva, se supone que yo debo comer con tu padre, pues es
el rey, tú y yo hemos hecho un pacto de amistad delante de Dios, por eso te
ruego que me hagas un favor, si hice algo mal, mátame tu mismo, prefiero que lo
hagas tú, y no tu padre, pero Jonatán le dijo, ¡Jamás haría yo tal cosa! Por el
contrario, si llego a saber que mi padre quiere matarte, te lo diré de
inmediato. De este modo Jonatán renovó su pacto con David y su familia. David
siguió huyendo de Saúl y de allí se fue a Gat, que era una ciudad filistea, de
Gat, David se fue a la cueva que está en Adulam. De allí David se fue a una
ciudad de Moab llamada Mispá y le pidió al rey de ese país, por favor, te ruego
que dejes que mi padre y mi madre vivan aquí, en tu país, hasta que yo sepa lo
que Dios va a hacer conmigo. Los filisteos atacaron la ciudad de Queilá y se
llevaron el trigo recién cosechado, cuando David lo supo le preguntó a Dios,
¿debo ir a atacar a los filisteos? Y Dios le contestó, ve y atácalos, David fue
con sus hombres y peleó contra los filisteos, los venció y les quitó sus
rebaños. Así salvó a la gente de Queilá, cuando David supo que otra vez Saúl
quería matarlo le consultó a Dios de Israel, que por su culpa va a matar a toda
la gente, es verdad contestó Dios, Saúl vendrá, y le preguntó, ¿ la gente de
Queilá nos traicionará?, así es contestó Dios, entonces David y sus hombres se
fueron de Queilá, cuando le informaron a Saúl que David se había ido de Queilá, ya no atacó la ciudad. Y, aunque
Saúl lo buscaba todo el tiempo, Dios no dejaba que lo encontrara, pero Jonatán
fue a Hores para ver a David, y lo animó a tener confianza en Dios, le dijo, no
tengas miedo, mi padre no va a poder encontrarte, además hasta él sabe que tú
vas a ser rey de Israel, y que yo seré menos importante que tú, ese día
renovaron su pacto de amistad delante de Dios.
De pronto, Saúl entró en la cueva para hacer sus
necesidades, entonces los hombres de David le dijeron, te acuerdas que Dios te
prometió que te vengarías de tu enemigo, y que le harías lo que quisieras?,
pero David les respondió, ¡nunca le haré daño, pues Dios mismo lo eligió como
rey, sobre su cabeza se derramó aceite, como señal de la elección de Dios. ¡Vea
su majestad lo que tengo en la mano, es un pedazo de su manto, que yo mismo
corté, con esto podrá ver su Majestad que no quiero matarlo, sin embargo, su
Majestad me anda persiguiendo y quiere matarme, cuando David terminó de hablar,
Saúl dijo, pero si es David en persona, luego empezó llorar a gritos y le dijo
a David, Tú, eres más bueno que yo, aunque te he hecho mucho mal, tú siempre me
has hecho el bien, me has tratado con bondad, aun cuando Dios te dio la
oportunidad de matarme y me has perdonado la vida, y David le respondió, a cada
uno de nosotros Dios lo premiará de acuerdo con su justicia y su verdad, yo
espero que, así como respeté hoy la vida de su Majestad, también Dios respete
la mía y me libre de todo peligro…Yo sé muy bien que llegarás a ser rey, y que
al pueblo de Israel le irá muy bien contigo, por eso júrame por Dios que no
acabará con mis hijos ni con mis nietos y que no harás que mi familia se olvide
de mí. David siguió su camino y Saúl regresó a su casa.
Pero David se quedó pensando, uno de estos días Saúl me va a
matar, es mejor que me vaya a vivir a la tierra de los filisteos, así Saúl
dejará de perseguirme por todo Israel, y podré vivir tranquilo y vivió entre
los filisteos un año y cuatro meses, fue en ese tiempo cuando los filisteos
reunieron a su ejército para pelear contra Israel, entonces Saúl ordenó a sus
ayudantes, busquen una espiritista, Saúl se disfrazó y acompañado por dos de
sus hombres, se fue a ver a esa mujer, para consultar el espíritu de un muerto,
que llamara a Samuel y Samuel le dijo, Dios está haciendo contigo lo que ya te
había dicho, por haberlo desobedecido, Dios te ha quitado el reino y se lo ha
dado a David, además los filisteos vencerán mañana a los israelitas y tú y tus
hijos morirán y vendrán a hacerme compañía. Al oír estas palabras de Samuel,
Saúl sintió mucho miedo y se desmayó.
Después, los filisteos reunieron todo su ejército en Afec y
sus jefes marchaban al frente de grupos de cien y de mil soldados y el rey
Aquis llamó a David y le dijo, te juro por Dios que yo no tengo nada contra ti,
desde el día que llegaste hasta hoy, tú has sido fiel conmigo, pero los jefes
de los filisteos no confían en ti, así que regresa en paz y no hagas enojar a
los jefes del ejército. De modo que, al amanecer, David y sus hombres
regresaron a la tierra de los filisteos.
Al tercer día, David y sus hombres llegaron a Siclag y
descubrieron que los amalecitas habían atacado el desierto del sur y habían
prendido fuego a Siclag, se habían llevado a mujeres, ancianos y niños, entre
las mujeres a las esposas de David. David los atacó y recobró todo lo que los
amalecitas se habían llevado y les tocó lo mismo al que va a la batalla que al
que se queda a cuidar el equipaje, David estableció esta ley en Israel y desde
entonces hasta ahora se ha cumplido.
Los filisteos lucharon contra los israelitas y los hicieron
huir, a muchos de ellos los mataron en el cerro de Guilboa y a Saúl y a sus
hijos los persiguieron hasta matarlos, así murieron Jonatán, Abinadab y
Malquisúa, los arqueros filisteos hirieron de muerte a Saúl y éste le dijo a su
escudero, saca tu espada y mátame, pero el escudero tenía tanto miedo que se no
atrevió a matarlo, entonces Saúl tomó su espada y se echó sobre ella. Al otro
día, mientras los filisteos les quitaban a los israelitas muertos sus objetos
de valor, encontraron a Saúl y sus tres hijos muertos y a Saúl le cortaron la
cabeza y los colgaron de la muralla de Bet-sán, cuando los israelitas que
vivían en Jabes de Galaad supieron esto viajaron y quitaron los cádaveres de la
muralla y los llevaron a Jabes, allí los quemaron, después de levantar sus
huesos y enterrarlos bajo un árbol ayunaron siete días en señal de luto.
Como puedes ver, es importante confiar en Dios, honrarlo y
estar apegado a sus enseñanzas, confiar en El y obedecerle, pues Dios sólo
quiere cosas buenas para sus hijos. Sería bueno practicar en tu diario vivir la
sencillez, tener una actitud humilde para reconocer cuando te equivocas pues el
aprendizaje hacia el conocimiento de Dios se logra con amor y perseverancia
para lograr una vida fructífera y agradable a Dios.
Con Alta Estima,
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