miércoles, 23 de octubre de 2013

¿De dónde vendrá mi ayuda?...


Sabes es importante que el ser humano confié en el Creador y descanse en él, que haga oración para que su alma sea sincero, se llene de gozo y viva en paz, pues la soberbia no debe poseerla  ya que no debe engrandecerse, por el contrario fortalecer la humildad para cumplir la voluntad de Dios  que sólo  él te da la ayuda  y la sabiduría y la fuerza necesaria para obedecerle.

Dios mío, cuando me siento angustiado, te llamo y tú me respondes. Dios mío, sálvame de la gente mentirosa; sálvame de la gente embustera. ¡Muy mal les va a ir a ustedes, mentirosos! ¡Dios los va a castigar! ¡Les disparará flechas puntiagudas y encendidas, como las que lanzan los guerreros! ¡Pobre de mí! ¡Soy un hombre sin patria que vive entre gente salvaje! ¡Ya he vivido mucho tiempo entre los que aborrecen la paz! Yo soy un hombre tranquilo ¡pero ellos hablan de guerra mientras yo hablo de paz!

Dirijo la mirada a las montañas; ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene de Dios, creador del cielo y de la tierra. Dios jamás permitirá que sufras daño alguno. Dios te cuida y nunca duerme! Dios te cuida y te protege; Dios está siempre a tu lado. Durante el día, el sol no te quemará; durante la noche, no te dañará la luna. Dios te protegerá y te pondrá a salvo de todos los peligros. Dios te cuidará ahora y siempre por dondequiera que vayas.

Me da gusto que me digan: ¡Vamos al templo de Dios! Ciudad de Jerusalén, ¡aquí  nos tienes!¡Ya llegamos a tus portones! ¡Ciudad de Jerusalén, ¡construida como punto de reunión de la comunidad de Israel! ¡Hasta ti llegan las tribus, todas las tribus de Israel! ¡Hasta ti llega el pueblo para adorar a Dios, tal como él lo ordenó! En ti se encuentran los tribunales de justicia; en ti se encuentra el palacio de David. Por ti le pedimos a Dios: ¡Que tengas paz, Jerusalén! ¡Que vivan en paz los que te aman! ¡Que dentro de tus murallas y dentro de tus palacios haya paz y seguridad! A mis hermanos y amigos les deseo que tengan paz. Y a ti, Jerusalén, te deseo mucho bienestar porque en ti se encuentra el templo de nuestro Dios.

Dios, rey de los cielos, de ti dependemos, como dependen los esclavos de la compasión de sus amos. Dios nuestro, de ti dependemos y esperamos que nos tengas compasión. ¡Compadécete de nosotros! ¡Ya estamos cansados de que esos ricos orgullosos nos ofendan y nos desprecien!

Dios no nos hubiera ayudado, ¿Qué habría sido de nosotros? ¡Todos en Israel lo sabemos! Si Dios no nos hubiera ayudado cuando nos atacaba todo el mundo, nos habrían matado a todos, pues nuestros enemigos estaban  muy enojados con nosotros. Habrían acabado con nosotros como aguas desbordadas que arrasan con todo a su paso, como aguas turbulentas que todo lo destruyen. ¡Alabemos a Dios que no dejó que esos malvados nos despedazaran con sus dientes!¡La trampa está hecha pedazos! ¡Hemos logrado escapar, como los pájaros! ¡El creador de cielo y tierra nos ayudó a escapar!

Los que confían en Dios son como el monte Sión, que nadie puede moverlo. ¡Permanecerán para siempre! Las montañas protegen a Jerusalén, y Dios protege a Israel ahora y siempre. No siempre los malvados reinarán sobre el pueblo de Dios, para que la gente buena no practique la maldad. Dios mío, trata bien a la gente de buen corazón pero deja que sean destruidos, junto con los malhechores, los que prefieren hacer lo malo. ¡Que haya paz en Israel!

Así pues, es conveniente que el ser humano esté apegado a la palabra de Dios para que las enseñanzas de Dios transforme la vida de cada persona y Que Dios les de un nuevo corazón que ame a Dios, pues sólo Dios protege pero es necesario que le busque y pida su ayuda .


Con Alta Estima,

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