Como sabes el pecado produce muerte y genera un desorden, un
caos en su vida, por lo que el ser humano
debe ser obediente y apegarse a
los mandatos de Dios pues Dios ha restablecido esas condiciones, las ha
renovado haciendo que todo aquel que lo acepte y tenga una relación con él
tendrá paz en su reino.
¡Vamos, habitantes de
este mundo! ¡Cantemos a Dios un nuevo himno! ¡Cantemos alabanzas a nuestro Dios! ¡Celebremos día
tras día sus victorias! ¡Anunciemos su grandeza y maravillas entre todas las
naciones! ¡Grande y digno de alabanza es nuestro Dios, y más temible que todos
los dioses! Los dioses de otras naciones son dioses falsos, pero Dios hizo los
cielos. Lleno está su santuario de majestad y esplendor, de poder y belleza. Pueblos
todos, ¡reconozcan el poder de nuestro Dios y ríndanle homenaje; ¡Vengan a los
patios de su templo y traigan sus ofrendas!¡Adórenlo como él se merece! ¡ïnclinense
ante él en su santuario majestuoso!¡Que toda la tierra le rinda homenaje! Que
digan las naciones:¡Dios es nuestro rey!
El estableció el mundo con firmeza, y el mundo jamás se
moverá ¡El gobierna las naciones con justicia! ¡Que se alegren los cielos! ¡Que
grite la tierra de alegría! ¿Qué ruja el mar, con todo lo que contiene! ¡Que
canten alegres los campos, con todo lo que hay en ellos! ¡Que griten de alegría
todos los árboles de bosque! Que canten en presencia de Dios, que viene ya para
gobernar al mundo! ¡Dios gobernará con verdadera justicia a todos los pueblos
de la tierra!
¡Dios es nuestro rey!
¡Que lo celebre; tú derramas luz y alegría la tierra! ¡Que lo festejen las
islas lejanas! Dios es un rey justo, que hace valer el derecho. Su trono está
rodeado de oscuros nubarrones. De su presencia sale fuego que consume a sus
enemigos. Sus relámpagos iluminan el mundo- Al verlos, la tierra se estremece.
En presencia de nuestro Dios, que domina el mundo entero, las montañas se
derriten como cera; los cielos reconocen
su justicia, los pueblos contemplan su poder, y los dioses se inclinan
ante él. Así quedan en vergüenza todos los que adoran dioses falsos.
Cuando lo sepan en Jerusalén y en las ciudades de Judá todos
se llenarán de alegría porque tú eres un Dios justo. ¡Tú eres el Dios Altísimo!
¡Eres más grande que toda la tierra! ¡Eres más grande que toda la tierra! ¡Eres
más grande que todos los dioses! Tú amas y proteges a quienes odian el mal y te
obedecen; tú los libras de los malvados; tú derramas luz y alegría sobre la
gente honrada. Usted los justos, ¡alégrense en Dios! ¡Alábenlo porque es
nuestro Dios!
¡Cantemos a Dios en
nuestro himno! ¡El hace grandes maravillas! Con su brazo santo y poderoso,
venció a sus enemigos. Todo el mundo ha presenciado el triunfo de nuestro Dios.
Nuestro Dios se acordó de Israel, su pueblo amado. ¡Los más lejanos lugares de
la tierra han visto el triunfo de nuestro Dios! Habitante de toda la tierra
griten con todas sus fuerzas: ¡Viva nuestro Dios! ¡Alábenlo con himnos y
cánticos alegres! ¡Cántenle himnos al son de instrumentos de cuerda y con
voces melodiosas! ¡Canten alegres a
nuestro Rey, al son de clarines y trompetas! ¡Que se unan en alabanza el mar y
todo lo que contiene, el mundo y todos los habitantes! ¡Que aplaudan los ríos,
y canten alegres todos los cerros! ¡Que canten delante de Dios, que viene para
gobernar el mundo! ¡El es un Dios justo,
y gobernará con justicia a todos los pueblos de la tierra!
Pueblos de toda la
tierra: ¡pónganse a temblar! ¡Dios es nuestro rey, y reina entre los
querubines! La grandeza de nuestro Dios está por encima de Jerusalén y de todos
los pueblos. ¡Dios es grande y poderoso! ¡No hay otro Dios! Dios nuestro, tú
eres un rey poderoso que ama la justicia; has establecido la igualdad; has
actuado en Israel con rectitud y justicia. ¡Alaben a nuestro Dios! ¡Inclínense
a adorarlo! ¡No hay otro Dios! Moisés y Aaron fueron sus sacerdotes; Samuel
estuvo a su servicio. Todos ellos llamaron a Dios, y él los escuchó; les habló
desde una nube, y ellos cumplieron fielmente las órdenes que les dio. Dios
nuestro, tú atendiste a su llamado, y
aunque castigaste su maldad también los perdonaste. ¡Alaben a nuestro Dios!
¡Adórenlo en su propio templo!¡No hay otro Dios!
Habitantes de toda la
tierra, griten con todas sus fuerzas: ¡Viva Dios! ¡Adórenlo con alegría!
¡Vengan a su templo lanzando gritos de felicidad! Reconozcan que él es Dios; él
nos hizo, y somos suyos. Nosotros somos su pueblo: ¡él es nuestro pastor, y
nosotros somos su rebaño! Vengan a las puertas de su templo;¡ dénle gracias y
alábenlo! El es un Dios bueno; su amor es siempre el mismo, y su fidelidad
jamás cambia.
Así pues, el hombre que ama a Dios se aparta del mal y Dios
es un Dios de infinita misericordia y así puede darse cuenta que Dios está
gobernando su vida por su obediencia.
Con Alta Estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario