jueves, 3 de octubre de 2013

Muéstranos tu bondad...


Sabes, cuando Dios perdona al ser humano del pecado, Dios lo borra y lo olvida, por eso hay que dar gracias y alabarle porque El cambia su triste situación y lo libera.

Dios nuestro, naciones enemigas nos han invadido, han entrado en tu santo templo y han dejado en ruinas a Jerusalén. Mataron a tus fieles servidores, y echaron sus cadáveres al campo para que los devoren los buitres y las bestias salvajes. Por toda Jerusalén derramaron la sangre de los muertos, y a los muertos nadie los entierra. Los pueblos vecinos se burlan de nosotros; ¡somos el blanco de sus burlas! Dios nuestro, ¿cuánto más tendremos que esperar? ¿Vas a estar siempre enojado y ardiendo de enojo, como el fuego? ¡Enójate entonces con las naciones que no quieren reconocerte! ¡Enójate con los reinos que no te reconocen como Dios! A Israel lo han destruido; al país lo han dejado en ruinas. No nos tomes en cuenta los pecados del pasado; ¡muéstranos tu amor y ven pronto a nuestro encuentro, pues grande es nuestra miseria!

Dios y Salvador nuestro, ¡ayúdanos! Por lo grandioso que eres, ¡líbranos y perdona nuestros pecados! ¿Por qué tienen que decirnos  las naciones enemigas: Dios ya los ha abandonado? ¿No ves que han matado a tu pueblo y han derramado su sangre? ¡Cóbrales su muerte! ¡Haz que esas malvadas  naciones sufran la muerte en carne propia, y a nosotros, déjanos ser testigos! Escucha, por favor, las quejas de los prisioneros, y salva con tu gran poder a los condenados a muerte. Dios nuestro, haz que nuestros vecinos sufran en carne propia las ofensas que te han hecho. Nosotros somos tu pueblo, y siempre te alabaremos; ¡siempre te cantaremos alabanzas!

Dios y Pastor nuestro, tú guiaste como a un rebaño a tu pueblo Israel, tú reinas entre los querubines, ¡ahora escúchanos! ¡Hazte presente y muestra tu poder a las tribus de Efraín, de Manasés y de Benjamín! ¡Ven a salvarnos! Dios nuestro, ¡cambia nuestra triste situación! ¡Muéstranos tu bondad y sálvanos! Dios nuestro, Señor del Universo, ¿hasta cuándo, por tu enojo, no atenderás la oración de tu pueblo? En vez de comida, nos ha dado el pan amargo que nuestras lágrimas amasaron; en vez de bebida, has hecho que nos bebamos nuestras propias lágrimas. Has hecho que nuestros vecinos se burlen de nosotros; ¡nos ven, y se ríen de nosotros!

Dios del universo, ¡cambia nuestra triste situación! ¡Muéstranos tu bondad y sálvanos! Nosotros somos como una vid que trajiste de Egipto, y para plantarnos en este tierra echaste fuera a las naciones; una vez limpio el terreno, nosotros echamos raíces y nos extendimos por todo el país. De tal manera crecimos que llegamos a poblar las montañas; ¡extendimos nuestro dominio hasta las  montañas del Líbano! Nuestra frontera oriental llegó hasta el río Eufrates; nuestra frontera occidental llegó hasta el mar Mediterráneo.
Dios del Universo, ¿por qué dejaste a tu vid sin tu protección? Todos nuestros enemigos pasan y nos hacen daño; ¡nos devoran como fieras! ¡Deja ya de castigarnos! ¡Asómate desde el cielo y muéstranos tu cariño! ¡Tú mismo nos cuidaste! El enemigo nos ha derrotado; le ha prendido fuego a nuestras ciudades. ¡Repréndelos , destrúyelos! Pero no dejes de apoyar al pueblo en quien confías, al pueblo que has fortalecido; así, no nos apartaremos de ti. ¡Danos vida, y te alabaremos! Dios nuestro, Señor del universo, ¡cambia nuestra triste situación!¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

No obstante, para que Dios restaure al ser humano debe arrepentirse y Dios lo libera, y ya limpio puede dar muchos frutos como la vid, pues El da vida . Sólo en El, el hombre encuentra fortaleza a través de su Palabra para que no se aparte de El.


Con Alta Estima 

No hay comentarios:

Publicar un comentario