jueves, 15 de agosto de 2013

El incendio...

Sabes, el templo que construyó el rey Salomón fue de gran esplendor, era la casa de oración en la que se sentía la presencia de Dios, pero  el pueblo israelita y la mayoría de sus reyes fueron desobedientes se alejaban de Dios y Dios se enojaba mucho y como consecuencia no los ayudaba . Durante el reinado de Nabucodonosor el templo de Jerusalén fue incendiado y saqueado, robaron todo el material de oro y bronce del que era cubierta parte de su construcción y por ende, se llevaron a los judíos a Babilonia. Por lo que es necesario estar apegado a las enseñanzas de Jesucristo y obedecerlas para vivir de acuerdo al orden de Dios y así tener la seguridad que El te protege, que estás bajo su cobertura.

Así pues, Manasés comenzó a reinar a los doce años. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró cincuenta y cinco años. Manasés no obedeció a Dios, pues practicó las costumbres vergonzosas de las naciones que Dios había expulsado del territorio de los israelitas, reconstruyó los pequeños templos que su padre Ezequías había destruido, puso la imagen de la diosa Astarté en el templo de Dios y se hizo amigo de los espiritistas y de los brujos. También hizo quemar a su hijo, como su comportamiento fue tan malo, que Dios se enojó mucho. Por eso Dios dijo por medio de los profetas, Manasés ha cometido pecados vergonzosos, por eso yo, el Dios de Israel, causaré terribles daños en Jerusalén y en Judá, bastará que oigan lo que allí haré para que les duelan los oídos. De Jerusalén no va a quedar nada, quedará vacía, como un plato que se limpia y se vuelca para dejarlo secar, aun a los que queden con vida los destruiré, voy a dejar que sus enemigos los derroten y les quiten todo. Cuando murió, lo enterraron en el jardín de su palacio, el jardín de Uzá. Su hijo Amón reinó en su lugar.

Amón comenzó a reinar a los veintidós años, la capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró dos años, también desobedeció al Dios de Israel, pues adoró a los dioses falsos al igual que su padre Manasés, y cometió los mismos pecados. Un día, sus oficiales se rebelaron contra él y lo asesinaron en su palacio, pero la gente del pueblo mató a esos oficiales y nombró como rey a Josías, el hijo de Amón.

Josías comenzó a reinar a los ocho años, su reinado duró treinta y un años, su madre era de Boscat, y se llamaba Jedidá hija de Adaías, Josías obedeció a Dios en todo, pues siguió fielmente el ejemplo de su antepasado David. Un día Hilquías, jefe de los sacerdotes, le dijo al Secretario de Safán que había encontrado el libro de la ley en el templo y se lo entregó, después de leerlo Safán fue a ver al rey y le dijo el sacerdote Hilquías encontró este libro y me lo entregó, aquí lo tienes. Entonces Safán se lo leyó al rey, y cuando el rey escuchó lo que decía el libro, fue tanta su tristeza y angustia, que rompió su ropa, enseguida le ordenó a Hilquías, vayan a consultar a Dios para que sepamos qué debemos hacer en cuanto a lo que dice este libro, Dios debe estar furioso con nosotros, pues nuestros antepasados no obedecieron lo que está escrito aquí. Entonces ellos fueron a ver a la profetisa Huldá, era la esposa de Salum encargado de cuidar la ropa del rey, cuando la consultaron, Huldá les contestó, como el rey ha prestado atención a todo eso, Dios no enviará este castigo por ahora, dejará que el rey muera en paz y sea enterrado en la tumba de sus antepasados, luego el pueblo recibirá el castigo que se merece. Entonces los mensajeros fueron a contarle al rey lo que había dicho Dios, luego el rey mandó a llamar a los líderes de Judá y de Jerusalén, para que se reunieran en el templo con él, acudió toda la nación, desde el más joven hasta el más viejo, allí, el rey les leyó lo que decía el libro del pacto que habían encontrado, después se puso de pie, junto a una columna, y se comprometió a obedecer siempre todos los mandamientos de Dios, y a cumplir fielmente el pacto que estaba escrito en el libro, y el pueblo se comprometió a hacer lo mismo.

Josías quitó todos los pequeños templos que había en Samaria, como lo había hecho también en Betel, los reyes de Israel los habían construido, provocando el enojo de Dios, después mató sobre los altares a todos los sacerdotes de esos templos, y sobre estos altares quemó huesos humanos. Cuando regresó a Jerusalén, el rey Josías le ordenó a todo el pueblo: Celebren la Pascua en honor al Dios de Israel, tal como está escrito en este libro del Pacto. Además Josías eliminó a todos los brujos y adivinos, y destruyó todos los ídolos, incluso los ídolos familiares, todos los objetos repugnantes que había en Jerusalén y en Judá para adorar a los dioses falsos, fueron destruidos, así cumplió Josías los mandamientos del libro. Ni antes ni después hubo otro rey como Josías, que se apartara de su maldad y obedeciera a Dios con todo su corazón y con todas sus fuerzas. Un día, Necao, rey de Egipto, se dirigía hacia el río Eufrates para ayudar al rey de Asiria, entonces el rey Josías decidió atacar a Necao en Meguido, pero Necao lo mató en cuanto lo vio. Los oficiales de Josías llevaron el cuerpo del rey en una carreta desde Meguido hasta Jerusalén, y lo enterraron en su tumba. El pueblo eligió a su hijo Joacaz para que fuera el siguiente rey de Judá.

Joacaz comenzó a gobernar a los veintitrés años, y su reinado duró sólo tres meses: Joacaz desobedeció a Dios, al igual que sus antepasados. El rey Necao capturó a Joacaz y lo dejó preso en Riblá, en la región de Hamat, para que no pudiera reinar en Jerusalén. Después nombró rey a Eliaquim hijo de Josías, para que reinara en lugar de su padre, pero antes le cambió el nombre y lo llamó Joacín, luego llevó a Joacaz a Egipto, donde murió.

Joacín le dio al rey Necao el oro y la plata que este le pidió, y para hacerlo les cobró un impuesto a todos los habitantes del pueblo: cada uno tuvo que entregar la cantidad que le correspondía. Comenzó a reinar a los veinticinco años, su reinado duró once años, pero este rey desobedeció a Dios. El rey Nabucodonosor de Babilonia fue a luchar contra Judá, y venció al rey Joacín, y Judá permaneció bajo su dominio. Luego Dios envió pequeños grupos de soldados caldeos, sirios, moabitas y amonitas, para que atacarán y destruyerán a Judá, así se cumplió lo que Dios había anunciado por medio de sus profetas. Cuando Joacín murió , su hijo Joaquín reinó en su lugar, para entonces el rey de Babilonia había conquistado todo el territorio que va desde el arroyo de Egipto hasta el río Eufrates, y por eso el rey de Egipto no volvió a salir de su país.

Joaquín comenzó a reinar a los dieciocho años, y su reinado duró tres meses, Joaquín desobedeció a Dios igual que su padre. Durante su reinado el ejército de Babilonia fue y rodeó la ciudad de Jerusalén para atacarla, cuando los soldados ya la tenían rodeada, llegó el rey Nabucodonosor, y se llevó prisioneros al rey Joaquín, a su madre, a sus esposas, a su guardia personal, y a los más importantes líderes del país, sólo dejó en Jerusalén a los más pobres. Después Nabucodonosor nombró rey a Matanías, tío de Joaquín, pero antes le llamó Sedequías.

Sedequías comenzó a reinar a los veintiún años y su reinado duró once años y también desobedeció a Dios, por eso Dios se enojó muchísimo con Jerusalén y Judá, y los rechazó. Después de un tiempo, Sedequías también se puso en contra del rey de Babilonia y el rey Nabucodonosor fue con todo su ejército para atacar a Jerusalén, rodeó la ciudad y construyó rampas para atacarla mejor, y cuando ya no había en Jerusalén nada que comer, el rey Sedequías  y sus soldados hicieron una abertura en la muralla que rodeaba la ciudad y esa noche escaparon por el camino del valle del Jordán, pero luego los soldados de Babilonia lo alcanzaron en la llanura de Jericó, todo su ejército lo abandonó y huyó, los babilonios lo llevaron ante el rey y como castigo, el rey hizo que mataran a los hijos de Sedequías en su presencia, y luego ordenó que le sacarán los ojos y lo sujetaran con cadenas para llevarlo a Babilonia.

Nebuzaradán, comandante de la guardia personal del rey y general del ejército de Babilonia, llegó a Jerusalén en el día siete del mes de Ab del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor incendió el templo de Jerusalén, el palacio del rey y las casas de la ciudad, en especial las de los líderes más importantes, luego los soldados babilonios derribaron las murallas que rodeaban a Jerusalén, se llevó a Babilonia a los judíos que habían quedado en Jerusalén, incluyendo los que se habían unido al rey de Babilonia, sin embargo, dejó a los judíos más pobres para que cultivaran los viñedos y los campos. Los babilonios se llevaron todo el bronce que encontraron y demás utensilios que se usaban en el templo y Nebuzaradán se llevó además objetos de oro y plata, como hornillos y tazones. Además, apresó a Seraías, jefe de los sacerdotes, a Sofonías, sacerdote que le seguía en importancia y los tres encargados de la vigilancia del templo, todos ellos estaban en Jerusalén pero Nebuzaradán se los llevó a Riblá en el territorio de Jamat, donde Nabucodonosor, rey de Babilonia, ordenó que los mataran, de esta manera casi todo el pueblo de Judá fue sacado de su país. Nabucodonosor eligió a Guedalías, que fuera el gobernador de la gente que había dejado en Judá, cuando los jefes del ejército de Judá se enteraron de esto fueron a ver a Guedalías y éste les juró que sí se quedaban en el país y servían al rey de Babilonia les iría bien, pero cuando Guedalías cumplió siete meses como gobernador, Ismael descendiente de los reyes de Judá llegó a Mispá con diez hombres y lo mató, y toda la gente, desde el más joven hasta el más viejo y los oficiales del ejército, huyeron a Egipto, pues tenían miedo de los babilonios.

El rey Joaquín ya tenía treinta y siete años viviendo en Babilonia, cuando Evil-merodac comenzó a reinar sobre ese país y  lo sacó de la cárcel, lo trató bien y le dio un lugar de importancia entre los otros reyes que estaban con él en Babilonia, dejó de usar su ropa de prisionero y el resto de su vida comió con el rey y recibía todos los días dinero para sus gastos personales.

Así puedes ver que Dios debe ocupar el primer lugar en tu corazón, obedecer sus mandamientos y te irá bien; también es importante respetarte a ti mismo pues eres templo de Dios y  a cada persona la debes respetar  y demostrar tu amor pues cuando amas a los demás es esencial, no maltratar, no humillar, no calumniar a otro, no atentar contra otro pues todos son templo vivo del Espíritu Santo.


Con Alta Estima

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