sábado, 17 de agosto de 2013

El sacerdote...

Sabes, el término sacerdote  significa aquel que es santo o apartado de Dios. Jesús es el más grande que cualquier otro sacerdote. Así también, Jesús es llamado Sumo Sacerdote, El se hizo hombre a fin de sufrir la muerte, ofreció un sacrificio, se ofrece a sí mismo por nuestros pecados y así cumplir en obediencia a su Padre y a la ley de Dios, y servir como nuestro Sumo Sacerdote y eso te da la confianza para acercarte y puedas entender un poco mejor el corazón de Dios y  entender que el propósito de Dios era que cada persona tenga una relación íntima con él y el sacerdocio respondía a esa necesidad interna del ser humano.

Tiempo después, durante el reinado de Artajerjes, llegó a Jerusalén un hombre llamado Esdras, que era descendiente de Aaron, el primer sacerdote de Israel. Sus antepasados fueron, Seraías, Azarías, Hilquías, Salum, Sadoc, Ahitub, Amarías, Azarías, Meralot, Zeraías, Uzí, Buquí, Abisúa, Finees, Eleazar. Esdras era un sacerdote y un maestro que conocía muy bien la ley que Dios había dado por medio de Moisés, la estudiaba constantemente, la obedecía y la enseñaba a los judíos. Dios había hecho que el rey Artajerjes le diera a Esdras todo lo que él pidiera, así Esdras logró salir de Babilonia , llegó a Jerusalén el día primero del mes de Ab del séptimo año del reinado Artajerjes. Lo acompañaba un grupo de judíos, entre los que había sacerdotes, sus ayudantes, cantores, guardianes y servidores del templo de Dios.

Esdras llevaba una carta del rey Artajerjes que decía así,  El gran rey Artajerjes, saluda al sacerdote Esdras, maestro de la ley del Dios Todopoderoso, cualquier judío que esté en mi país y quiera acompañarte a Jerusalén, puede hacerlo, incluyendo a los sacerdotes y sus ayudantes. Yo junto con mis siete consejeros, te envío a Jerusalén para averiguar si se está obedeciendo la ley de Dios que tú conoces, lleva también todo el oro y la plata que puedas conseguir en toda la provincia de Babilonia, más las ofrendas que la gente y los sacerdotes den voluntariamente para el templo.

Esdras, tu Dios te ha dado muchos conocimientos, úsalos para nombrar gobernantes y jueces que conozcan la ley de tu Dios y gobiernen  con justicia a los habitantes de la provincia al oeste del río Eufrates, el castigo inmediato para cualquiera que no obedezca la ley de tu Dios y las órdenes del rey podrá ser una multa, la cárcel, la expulsión de su país e incluso la muerte.

Al leer la carta, Esdras dijo, doy gracias a Dios de nuestros antepasados, que puso en el rey el deseo de devolverle al templo de Dios su belleza, Dios hizo que el rey y sus consejeros me trataran bien, y me dio ánimo para convencer a muchos jefes judíos de que regresaran conmigo a Jerusalén, al pasar lista encontré que no había entre ellos ningún ayudante de la tribu de Leví, les ordené que fueran a ver a Idó, jefe del lugar llamado Casifiá, y les pidieran a él y a sus compañeros que nos enviaran servidores para el templo de nuestro Dios, ya que ellos tenían experiencia en ese trabajo. Gracias a Dios, nos mandaron a Sebebías, y a sus hijos y hermanos, en total nos mandaron a dieciocho personas. Sebebías era un hombre muy capaz, un hombre de la tribu de Leví, también nos enviaron a Isaías y a Hasabías , y a sus hijos y hermanos, que descendían de Merarí.

Despuésde esto nos reunimos junto al río de Ahavá, y allí mismo ordené que hiciéramos un ayuno para humillarnos ante nuestro Dios, y así pedirle que protegiera a nuestras familias y pertenencias durante el regreso a Jerusalén. Me daba vergüenza pedirle al rey que mandara soldados de caballería para protegernos contra el enemigo en el camino, pues le habíamos dicho al rey que Dios cuida a todos los que le adoran, pero los que se apartan de él tendrían que soportar todo su enojo. Así que ayunamos y oramos a Dios pidiéndole que nos cuidara y él nos escuchó. Nuestro Dios nos cuidó en el camino, pues nos libró de enemigos y de bandidos. Al cuarto día fuimos al templo de nuestro Dios, pesamos la plata, el oro y los utensilios, y entregamos todo al sacerdote Meremot hijo de Urías, luego entregaron la orden del rey a los gobernadores y asistentes de la provincia al oeste del río Eufrates, quienes entonces apoyaron al pueblo y al templo de Dios.

Sería importante que en cada familia, el padre realice el sacerdocio y responsable espiritual de los suyos, que los proteja y sepa marca límites que eviten sufrimientos innecesarios en el futuro, solo el hombre no lo puede hacer, debe estar apegado a la Palabra y en obediencia a las enseñanzas de Jesucristo y depender de El para que cada integrante esté bajo la cobertura de Dios.


Con Alta Estima,

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